sábado, 4 de diciembre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 1 de Adviento

Isaías 30,19-21.23-26



REFLEXIÓN

no tendrás que llorar, porque se apiadará a la voz de tu gemido

El llanto bienaventurado, por la felicidad que significa ser oido en su gemir.

Don de Pascua concedido con el Espíritu que gime con nosotros en forma inenarrable desde lo más profundo.

Aunque el Señor te dé el pan medido y el agua tasada, ya no se esconderá tu Maestro, tus ojos verán a tu Maestro. Si te desvías a la derecha o a la izquierda, tus oídos oirán una palabra a la espalda: "Éste es el camino, camina por él.

El Dios compañero y custodio es una de las primeras imágenes que condensan la experiencia religiosa del Israel bíblico.

Se da en una cultura transhumante, pero no se extingue con ella.

De esa cultura queda en el fondo del espíritu la presencia positiva y fortificante de quien se mantiene a nuestro lado y promueve la autocrítica como purificación de nuestra visión imperfecta, de nuestra justicia lábil y de nuestro amor débil.

Como un fuego perpetuo que caldea el ambiente facilita la vida, la vitalidad, la identidad y la adhesión.

Nuestro caminar no es a sordas, sino en escucha de una voz que anima, precave, sorprende.

Se nos ha concedido un Espíritu activo y dinámico que se agita en nosotros y nos conduce.

Saber dejarse llevar, sin impedir, es la sabiduría apropiada.

Juan el evangelista recoge en la escena de Pascua con María Magdalena este “ver al maestro”, como una señal de los tiempos mesiánicos cumplidos en Jesús de Nazareth resucitado.

el Señor vende la herida de su pueblo y cure la llaga de su golpe

De Él se espera la sanación. La salud recobrada es su don y muestra de su compañía.

Salmo responsorial: 146



REFLEXIÓN

Él sana los corazones destrozados, / venda sus heridas

Lo externo se sana para mostrar la salud de lo interno.

Jesús se muestra como gesticulador del Padre igualmente enfocado en el perdón de los pecados, insania del corazón, así como sanador de lo externo, que muestra en la enfermedad el pecado.

El efecto sanador del Espíritu se materializa en un caminar empeñoso, no obstante que aumenta la conciencia de los desvíos y fallas,y las heridas no dejan de supurar.

Aquellos bendecidos con estigmas, son señales vivas del proceso sanador de la gracia, que anima con gozo a llevar las heridas de una humanidad itinerante.

Porque todos vivimos estigmatizados, yaciendo en humanidad herida, pero animados por un Espíritu sanador que nos sostiene.

su sabiduría no tiene medida

El Señor sostiene a los humildes, / humilla hasta el polvo a los malvados.

Cuando confrontamos y afrontamos nuestras realidades, que nos abajan más de lo aceptable y admisible, la tendencia es postrarnos.

Su Espíritu, cuando asumimos la totalidad de nuestra vida variopinta, no nos deja deshacernos, ni arruinarnos, ni destruirnos.

Es el acicate de cualquier depresión espiritual.

Mateo 9,35-10,1.6-8



REFLEXIÓN

enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias.

Con Jesús se pasea el Señor Dios entre nosotros, como imagen del Padre sanador y potenciador.

Como acostumbró desde el principio al Israel bíblico: indicando el camino, dando salud para caminar, y con ello haciendo el interior, el corazón, dócil a su designio.

Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor.

Se había escapado la vitalidad y el enfoque positivo para hacer del presente un futuro

La educación verdadera es popular siempre, porque mira la gente en su abandono, y se mueve a acompañar y sanar.

los trabajadores son pocos

servir como él no es un lecho de rosas sin espinas, sino la brega infatigable pero fatigada, que se sostiene por su hálito.

Es la experiencia de Francisco Javier: no hay tantas manos para bautizar los numerosos conversos.

Si por bautizar, además, entendemos los que anhelan una palabra de salvación como evangelio, nos sepultan las necesidades.

rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores

Por eso Él debe suscitarlos y nosotros ayudar a que se escuche su llamado.

les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia

Jesús en nombre del Padre socializa su carisma de compañía y sanación, delegando en sus seguidores ese servicio en adelante.

Debían enfocarse en la necesidad de la pobre gente.

Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis

Un anti-signo para la economía de mercado donde todo se vende y se compra.

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Isaías 30,19-21.23-26

La oración por los trabajadores, hará propicio el servicio para los humildes, y para la cosecha, que será así de buena calidad. Esa constancia del trabajador se imprime en la calidad del grano recogido.

Salmo responsorial: 146

Sostiene a los humildes, tanto los que esperan la siega como a los trabjadores que sirven con humildad y gratuitamente, sin esperar recompensa, con perseverancia, paciencia y constancia

Mateo 9,35-10,1.6-8

Jesús recomienda pedir al Padre para que envíe trabajadores a recoger la cosecha. Faltan brazos. No se trata de una siega final. Se trata de una mies que entraría en un proceso.Puede haber un malentendido. Porque se piensa que al abrirse a la cosecha abundante, el final de la masa está garantizado. Y aún falta que el grano recolectado se somenta a la molienda para producir la harina. Pero importa que los trabajadores a pesar de la abundancia sepan cosechar, porque no todo trabajador es bueno para eso. De ahí que tengamos que pedir buenos trabajadores que sepan cosechar. Se trata de un servicio gratuito donde no hay gran recompensa material al menos, y hay que trabajar en tareas humildes.

BEATO CARLO

 Del tratado de san Cipriano, obispo y mártir, Sobre el bien de la paciencia.

(núms. 13 y 15: CSEL 3, 406-408)


ESPERAMOS LO QUE NO VEMOS


Éste es el precepto de nuestro Señor y Maestro: El que persevere hasta el fin se salvará. Y también: Si permanecéis en mi palabra, seréis en verdad discípulos míos, llegaréis al conocimiento de la verdad y la verdad os librará de la esclavitud.

Es necesario, hermanos muy queridos, tener paciencia y perseverar, para que, después de haber sido admitidos a la esperanza de la verdad y de la libertad, podamos alcanzar esa misma verdad y libertad; porque el hecho de ser cristianos nos exige la fe y la esperanza; pero, para que esta fe y esta esperanza puedan obtener su fruto, nos es necesaria la paciencia.

Pues nosotros no buscamos la gloria presente, sino la futura, conforme a lo que el apóstol san Pablo nos enseña, diciendo: Sólo en esperanza poseemos nuestra salvación; porque la esperanza que ve a su alcance el objeto no es esperanza. ¿Cómo puede alguien esperar lo que tiene ya a su alcance? Pero si esperamos lo que no vemos, lo aguardamos con anhelo y constancia. La esperanza y la paciencia son necesarias para llevar a buen término lo que hemos empezado, y para alcanzar lo que esperamos y creemos apoyados en la promesa divina.

Finalmente, en otro lugar el mismo Apóstol exhorta a los justos, a los que obran el bien y acumulan tesoros en el cielo que les producirán intereses en bienes divinos, a que sean perseverantes, diciendo: Así que, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, pero especialmente a los miembros de la Iglesia. No nos cansemos de practicar el bien; que a su tiempo cosecharemos.

Recomienda aquí que nadie, por impaciencia, deje de obrar el bien, que nadie, vencido o desanimado por las tentaciones y las dificultades, se detenga en la mitad del camino de la justificación y de la gloria, para que no pierda el mérito de las buenas acciones por no haber llevado a su fin la obra comenzada.

En otro lugar el Apóstol, al hablar de la caridad, une inseparablemente con ella la constancia y la paciencia: La caridad es comprensiva, la caridad es servicial y no tiene envidia; la caridad no presume ni se engríe; no es mal educada ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. Muestra así que la caridad sólo puede subsistir si sabe soportar todas las cosas.

Y en otro lugar dice: Sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos por mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz. De esta manera demuestra que es imposible mantener la unión y la paz si los hermanos no se toleran mutuamente y si no conservan el vínculo de la unión fraterna mediante la virtud de la paciencia.