lunes, 21 de marzo de 2022

DOCTORES DE LA IGLESIA



 Lunes III semana de Cuaresma

San Basilio Magno Homilía sobre la humildad 20,3

No se gloríe el sabio de su sabiduría, no se gloríe el fuerte de su fortaleza, no se gloríe el rico de su riqueza. Entonces ¿en qué puede gloriarse con verdad el hombre? ¿Dónde halla su grandeza?

REFLEXIÓN

Una pregunta asaz pertinente para nuestro mundo y siglo, toda vez que nos encontramos en la época glorificada del postmodernismo, la posverdad, el antisistema, el emotivismo, la modernidad líquida, la sociedad de consumo, la sociedad de la incertidumbre, el antihéroe, la post-centralidad humana, el cambio climático, la sociedad del caos, los sistemas tecnológicos inteligentes  y así…todo lo que contribuya a la deconstrucción, la protesta, la asonada, la rebelión, la revolución…

Quien se gloría –continúa el texto sagrado– que se gloríe de esto: de conocerme y comprender que soy el Señor.

REFLEXIÓN

Cómo así? Tan ausente de todo y todos, nos podremos gloriar? Dirán muchos y muchas.

En esto consiste la sublimidad del hombre, su gloria y su dignidad, en conocer dónde se halla la verdadera grandeza y adherirse a ella, en buscar la gloria que procede del Señor de la gloria.

REFLEXIÓN

Dicho en otra forma, ya se dijo que el hombre, su gloria y dignidad no se entiende sin la fuente de su grandeza y gloria: el Señor de la Gloria.

Dice, en efecto, el Apóstol: El que se gloríe, que se gloríe en el Señor, afirmación que se halla en aquel texto: Cristo, que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención; y así –como dice la Escritura–: «El que se gloríe, que se gloríe en el Señor».

REFLEXIÓN

Qué bueno que ya lo dijo Pablo de Tarso, quien es testimonio de un convertido de la propia glorificación, ganada por  la persecución de los creyentes de Jesús de Nazareth.

Por tanto, lo que hemos de hacer para gloriarnos de un modo perfecto e irreprochable en el Señor es no enorgullecernos de nuestra propia justicia, sino reconocer que en verdad carecemos de ella y que lo único que nos justifica es la fe en Cristo.

REFLEXIÓN

Se trata de un punto interesante, porque si algo tenemos en exceso ahora es el reconocimiento y la queja de que no tenemos justicia verdadera. Pero no damos el siguiente paso: reconocer la única verdadera justificación, la de Jesús de Nazareth

En esto precisamente se gloría San Pablo, en despreciar su propia justicia y en buscar la que se obtiene por la fe y que procede de Dios, para así tener íntima experiencia de Cristo, del poder de su resurrección y de la comunión en sus padecimientos, muriendo su misma muerte, con la esperanza de alcanzar la resurrección de entre los muertos. Así caen por tierra toda altivez y orgullo. El único motivo que te queda para gloriarte, oh hombre, y el único motivo de esperanza consiste en hacer morir todo lo tuyo y buscar la vida futura en Cristo; de esta vida poseemos ya las primicias, es algo ya incoado en nosotros, puesto que vivimos en la gracia y en el don de Dios.

REFLEXIÓN

Y por esto no lo damos: porque es preciso reconocer que es otra vida, la del crucificado-resucitado, la que nos justifica. Cómo se hace este reconocimiento?

Y es el mismo Dios quien activa en nosotros el querer y la actividad para realizar su designio de amor. Y es Dios también el que, por su Espíritu, nos revela su sabiduría, la que de antemano destinó para nuestra gloria. Dios nos da fuerzas y resistencia en nuestros trabajos. He trabajado más que todos –dice Pablo–; aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Dios saca del peligro más allá de toda esperanza humana. En nuestro interior –dice también el Apóstol– dimos por descontada la sentencia de muerte; así aprendimos a no confiar en nosotros, sino en Dios que resucita a los muertos. Él nos salvó y nos salva de esas muertes terribles; en él está nuestra esperanza, y nos seguirá salvando.

REFLEXIÓN

Pues, acercándonos al Señor de la Gloria, y abriéndonos a su activación en nosotros del amor, las fuerzas y resistencia en nuestros trabajos. Todos ellos emprendidos por el bien común. Confiando más en Él. Poniendo nuestra esperanza en Él.

domingo, 20 de marzo de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Domingo 3 de Cuaresma C

Éxodo 3, 1-8a. 13-15



REFLEXIÓN

Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián

Teorías anteriores especulan sobre esta región como el dominio de una divinidad nómada Yaho, que Moisés haría la predominante para Israel como Yaveh, y que subordinaría los antiguos relatos de la divinidad cananita El.

"Moisés, Moisés."

Un encuentro que hace vibrar la propia identidad. Un Otro que sacude nuestra intimidad, sin dejarse domesticar como la ilusión. Un Tú que nos abre horizontes infinitos de realización y expansión.

"Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob."

Una revelación posterior, que se muestra más coherente con la comprensión de los acontecimientos históricos y el sentido de vida, prevalecerá sobre otras denominaciones divinas.

cómo es que no se quema la zarza

Un símbolo misterioso, un enigma que toca nuestra curiosidad y se abre paso en nuestra ignorancia. Un evento que involucra al ser completo y lo hace detenerse maravillado. Una llamada de Dios en algún momento de nuestro transhumar que afecta el rumbo de la existencia. Una nueva responsabilidad, una misión.

Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios.

Un temor en la carne surge en las primeras etapas de la familiaridad con el Tú de Dios, como señal de indignidad y pequeñez.

Debe dar paso, en la relación a una intimidad, que transforma la visión del mundo, las cosas, los seres humanos, los acontecimientos.

Se trata de escalar, perdiendo progresivamente miedo a la altura y cediendo a la confianza y entrega en su Palabra.

"He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos

Se abre el círculo de intimidad con el Tú divino cuando se siente su designio de reino en todo lo demás, y nos identificamos con él.

Así se conforma el nosotros, porque la transformación en el Señor de lo demás y los demás, se hace acuciante en la familiaridad sostenida con el Tú.

La transformación de nuestra visión debe llegar a la apropiación de la causa del Señor que consiste en LIBERAR la OPRESIÓN de su pueblo.

La revelación mosaica en el Horeb se distingue por su ethos de justicia comunitaria, justicia de amor, justicia de agape.

a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel.

La liberación de la opresión adopta todas las formas posibles congruentes con el ágape. Porque es posible la pretensión de liberar sin ágape de fraternidad. No es esa la ética de la Palabra.

La liberación consiste en un salir y entrar, un dejar y apropiarse, un despegarse y apegarse contínuo, procesual, que se purifica para acceder a nuevos niveles.

Por eso toda la materia está a disposición de nuestro ethos, para que se llene del Señor y ser conducidos al destino final.

Este destino final se visualiza cuando la intimidad con el Tú en el nosotros de justicia y ágape ha cundido por toda nuestra conciencia.

"Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Éste es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación"."

Surge un problema feroz y complejo, según nos dicta la experiencia, en esta misión de justicia y ágape: la comunicación de la buena nueva.

El proceso de revelación de la Palabra es comunicación de habla y gestos históricos. También los silencios son parte del habla.

Sus fieles han de aprender este proceso de comunicación de su fe y ágape, por habla y gestos.

Jesús como Palabra eximia del Padre, llevará esa comunicación a niveles nunca vistos, nos lo va diciendo la historia transcurrida.

Salmo responsorial: 102



REFLEXIÓN

él rescata tu vida de la fosa

y te colma de gracia y de ternura

La fosa como unas fauces que tragan toda conciencia, se constituyen en el símbolo del fracaso existencial.

El rescate liberador e histórico de justicia y ágape, nos alivia y anima en la confianza de la Palabra, para no bajar a la fosa del todo.

El Señor hace justicia

y defiende a todos los oprimidos

Nuestro mundo actual es muy sensible y enfocado en la opresión social, como un signo de los tiempos.

Como todo bien, hay que discernirlo para que sintonice con el corazón y la intención, donde el Padre mira todo y lo juzga.

1Corintios 10, 1-6. 10-12



REFLEXIÓN

y la roca era Cristo

La Palabra en un intrumento apostólico como Pablo, quien dominaba la historia del pueblo israelita, adquiere un enorme relieve cuando consagra a Jesús de Nazareth el Cristo como clave de comprensión y sabiduría de la revelación primera.

Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo hicieron aquéllos

La infidelidad de nuestros hermanos de la primera revelación a la luz de la segunda, es como una pesadilla, un mal sueño, una mala película que una vez despiertos en el ahora, podemos transformar en seguimiento fiel del Señor.

a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades

Nos cuesta asimilar en medio de una vida plagada de conflictos que vivimos una plenitud que se despliega: la última edad, la plena etapa de Jesús de Nazareth vivo.

Es una realidad para los ojos de fe, que contemplan cómo se va esparciendo la nueva vida, penetrando hasta los últimos rincones.

Lucas 13, 1-9



REFLEXIÓN

lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían

También en tiempos de Jesús se dieron hechos cuya ambivalencia requería un discernimiento motivado por la justicia y el ágape.

Los galileos eran para los judíos gente revoltosa y mal hablada, casi sinónimo de bandoleros.

Pilato era la insignia de la dominación romana que imponía cierto orden y paz, pero a costa de suscitar erupciones de violencia, e injusta represión.

Puede haber algo más pacífico que ofrecer sacrificios y sin embargo se tiñen de sangre vertida en nombre del orden y la paz.

esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así?

Jesús se dirige al hecho para revelar su núcleo teológico, que da pie a todo lo demás. Esos hombres no eran pecadores, aunque hayan sido masacrados como bandoleros o conspiradores. Una es la etiqueta mediática y otra el fondo de la realidad.

Cómo miramos nosotros, cómo contemplamos. Vemos lo teológico pertinente o sólo lo mediático superficial?

si no os convertís, todos pereceréis lo mismo

Sólo la conversión que arranca de lo profundo y se expande en nuestra relación al mundo da visos de contemplar lo verdadero de la Palabra.

"Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas

Jesús se constituye como Palabra última en la oportunidad de oro de la conversión a la justicia y al ágape.

Él es la instancia favorable a la conversión, que nos protege del hacha que pretende cortarnos, como higuera estéril.

Y el hacha aunque existe e intimida, no es más que la oportunidad que brinda la misericordia.

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