viernes, 15 de julio de 2022

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Viernes, XV semana

San Ambrosio Tratado sobre los misterios 43.47-49

Los recién bautizados, enriquecidos con tales distintivos, se dirigen al altar de Cristo, diciendo: Me acercare al altar de Dios, al Dios que alegra mi juventud. En efecto, despojados ya de todo resto de sus antiguos errores, renovada su juventud como un águila, se apresuran a participar del convite celestial. Llegan, pues, y, al ver preparado el sagrado altar, exclaman: Preparas una mesa ante mi. A ellos se aplican aquellas palabras del salmista: El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Y más adelante: Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. Preparas una mesa ante mi, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. Es, ciertamente, admirable el hecho de que Dios hiciera llover el maná para los padres y los alimentase cada día con aquel manjar celestial, del que dice el salmo: El hombre comió pan de ángeles. Pero los que comieron aquel pan murieron todos en el desierto; en cambio, el alimento que tú recibes, este pan vivo que ha bajado del cielo, comunica el sostén de la vida eterna, y todo el que come de él no morirá para siempre, porque es el cuerpo de Cristo.

REFLEXIÓN

La figura, la sombra, el pre-anuncio también se da en la historia humana de las diferentes culturas. Lo que sucedió, a quiénes, por qué y para qué, tiene un sentido para las subsiguientes generaciones que sensatamente cultivan la memoria histórica. Para los bautizados y creyentes activos lo que se hizo cuando aún no eran conscientes, puede salir a la vida e influir en sus vidas , porque ritos y símbolos encriptan para ellos mensajes regenerativos donde quiera se encuentren y alientan una mayor entrega y servicio al amor

jueves, 14 de julio de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 15 de tiempo ordinario

Isaías 26, 7-9. 12. 16-19



REFLEXIÓN

La senda del justo es recta. Tú allanas el sendero del justo; en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos, ansiando tu nombre y tu recuerdo

Señor, tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas tú

concebimos, nos retorcimos, dimos a luz... viento; no trajimos salvación al país

despertarán jubilosos los que habitan en el polvo

Contigo Señor, por Jesús tu hijo, toda muerte se transfigura en vida.

tus juicios son luz de la tierra, y aprenden justicia los habitantes del orbe

todas nuestras empresas nos las realizas tú. Señor

despertarán jubilosos los que habitan en el polvo

No es fácil vivir la justicia del Señor para nosotros, porque hemos de aprenderla. Y en este proceso se toma en cuenta la experiencia que vamos haciendo de la presencia salvadora de la Palabra y nuestra propia limitación: no somos para tanto.

La plenitud de su justicia para nosotros se significa en la vida que Él ofrece más allá del polvo de muerte al que quedamos reducidos.

Salmo responsorial: 101



REFLEXIÓN

ya es hora y tiempo de misericordia

se vuelva a las súplicas de los indefensos, / y no desprecie sus peticiones

para escuchar los gemidos de los cautivos / y librar a los condenados a muerte.

La justicia del Señor está acompañada de misericordia. Nuestro reloj espiritual sabe dar la hora de anhelar esa intervención del Señor cuando llegamos al límite de nuestras fuerzas.

Mateo 11, 28-30



REFLEXIÓN

Jesús exclamó: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera".

Suave y dócil(praus kai tapeinos) indica una cualidad que aparenta debilidad pero implica fortaleza y firmeza.

Podríamos entenderlo como la actitud de asumir la existencia con ganas, sin rebeldía innecesaria, excepto ante la injusticia.

Porque la existencia con sus contingencias pone a prueba nuestra capacidad de gestión y no ayuda a la paz y la serenidad de la misma, una conducta impaciente y empecinada.

Se trata de una conquista que debemos hacer de nuestras pasividades de disminución según nos señala Teilhard de Chardin, San Juan de la Cruz, y también Ignacio en las reglas de discermiento, cuando se extiende sobre el sentido de la desolación.

Sólo el Espíritu puede inspirar la postura recomendable para aguantar el largo viaje.

Sólo un Espíritu así, como el que animó e impulsó a Jesús de Nazareth, puede inspirar la postura viable y óptima, para perserverar  en nuestro peregrinaje.

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