viernes, 30 de septiembre de 2022

DOCTORES DE LA IGLESIA



 Del prólogo al comentario de san Jerónimo, presbítero, sobre el libro del profeta Isaías.
(Núms. 1. 2: CCL 73, 1-3)
 
IGNORAR LAS ESCRITURAS ES IGNORAR A CRISTO

 

Cumplo con mi deber, obedeciendo los preceptos de Cristo, que dice: Ocupaos en examinar las Escrituras, y también: Buscad y hallaréis, para que no tenga que decirme, como a los judíos: Estáis en un error; no entendéis las Escrituras ni el poder de Dios. Pues si, como dice el apóstol Pablo, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios, y el que no conoce las Escrituras no conoce el poder de Dios ni su sabiduría, de ahí se sigue que ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo.

 Por esto quiero imitar al amo de casa, que de su provisión saca lo nuevo y lo antiguo, y a la esposa que dice en el Cantar de los cantares: He guardado para ti, mi amado, lo nuevo y lo antiguo; y, así, expondré el libro de Isaías, haciendo ver en él no sólo al profeta, sino también al evangelista y apóstol. Él, en efecto, refiriéndose a sí mismo y a los demás evangelistas, dice: ¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian el bien, de los que anuncian la paz! Y Dios le habla como a un apóstol, cuando dice: ¿A quién mandaré? ¿Quién irá a ese pueblo? Y él responde: Aquí estoy, mándame.

 Nadie piense que yo quiero resumir en pocas palabras el contenido de este libro, ya que él abarca todos los misterios del Señor: predice, en efecto, al Emmanuel que nacerá de la Virgen, que realizará obras y signos admirables, que morirá, será sepultado y resucitará del país de los muertos, y será el Salvador de todos los hombres.

 ¿Para qué voy a hablar de física, de ética, de lógica? Este libro es como un compendio de todas las Escrituras y encierra en sí cuanto es capaz de pronunciar la lengua humana y sentir el hombre mortal. El mismo libro contiene unas palabras que atestiguan su carácter misterioso y profundo: Cualquier visión se os volverá –dice– como el texto de un libro sellado: se lo dan a uno que sabe leer, diciéndole: «Por favor, lee esto». Y él responde: «No puedo, porque está sellado». Y se lo dan a uno que no sabe leer, diciéndole: «Por favor, lee esto». Y el responde: «No sé leer».

 Y si a alguno le parece débil esta argumentación, que oiga lo que dice el Apóstol: Cuanto a los dotados del carisma de profecía, que hablen dos o tres, y que los demás den su dictamen; y, si algún otro que está sentado recibiera una revelación, que calle el que está hablando. ¿Qué razón tienen los profetas para silenciar su boca, para callar o hablar, si el Espíritu es quien habla por boca de ellos? Por consiguiente, si recibían del Espíritu lo que decían, las cosas que comunicaban estaban llenas de sabiduría y de sentido. Lo que llegaba a oídos de los profetas no era el sonido de una voz material, sino que era Dios quien hablaba en su interior, como dice uno de ellos: El ángel que hablaba en mí, y también: Que clama en nuestros corazones: «¡Padre!», y asimismo: Voy a escuchar lo que dice el Señor.

EJERCICIOS ESPIRITUALES

 


MODOS-DE-ORAR

[238] TRES MODOS DE ORAR, Y 1º SOBRE MANDAMIENTOS.

La primera manera de orar es cerca de los diez mandamientos, y de los siete peccados mortales, de las tres potencias del ánima, y de los cinco sentidos corporales; la qual manera de orar es más dar forma, modo y exercicios, cómo el ánima se apareje y aproveche en ellos, y para que la oración sea acepta, que no dar forma ni modo alguno de orar.

REFLEXIÓN

[238] Se busca reflexionar y sacar provecho espiritual, sin sentar cátedra sobre un modo de orar como método en sí. Una actitud, tanto cuanto, aplicable a muchas realidades, de las que se desea sacar un significado espiritual.

[239] Primeramente se haga el equivalente de la 2ª addición de la 2ª semana, es a saber, ante de entrar en la oración repose un poco el spíritu asentándose o paseándose, como mejor le parescerá, considerando a dónde voy y a qué: y esta misma addición se hará al principio de todos modos de orar.

REFLEXIÓN

[239] El primer paso, siempre importante, ponerle tono y enfocarse en lo que se va a emprender, como quien reúne toda su atención dispersa y se concentra.

[240] Oración. Una oración preparatoria, así como pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que pueda conoscer en lo que he faltado acerca los diez mandamientos, y assimismo pedir gracia y ayuda para me enmendar adelante, demandando perfecta inteligencia dellos para mejor guardallos, y para mayor gloria y alabanza de su divina majestad.

REFLEXIÓN

[240] En el siglo XXI que estamos, en cierta población y regiones, éste sería un método interesante de catequesis de lo básico a otro nivel: los mandamientos orados para asumir responsabilidades, proyectar un estilo diferente de vida y penetrar más plenamente, con la experiencia de vida que se haya logrado, en su sentido más radical.

[241] Para el primer modo de orar conviene considerar y pensar en el primer mandamiento cómo le he guardado, y en qué he faltado, teniendo regla por espacio de quien dice tres veces Pater noster y tres veces Ave María, y si en este tiempo hallo faltas mías, pedir venia y perdón dellas, y decir un Pater noster; y desta misma manera se haga en cada uno de todos los diez mandamientos.

REFLEXIÓN

[241] Tres padrenuestros y Avemarías es una medida aproximada de tiempo.

[242] 1ª nota. Es de notar que quando hombre viniere a pensar en un mandamiento, en el qual halla que no tiene hábito ninguno de pecar, no es menester que se detenga tanto tiempo; mas según que hombre halla en sí que más o menos estropieza en aquel mandamiento, así debe más o menos detenerse en la consideración y escrutinio dél, y lo mismo se guarde en los peccados mortales.

REFLEXIÓN

[242] La consideración de la gravedad de las faltas encontradas debiera acompañarse de una doctrina moral sólida por canales oficiales de la Iglesia, pero también según la capacidad crítica del creyente, por el conocimiento de las teorías que autor@s morales reconocid@s desarrollan, para una comprensión más amplia en el mundo moderno y pos moderno actual. Igualmente es importante ponderar los factores coyunturales que pesan según los signos de los tiempos que vivimos, como, por ejemplo: la doctrina social.

[243] 2ª nota. Después de acabado el discurso ya dicho sobre todos los mandamientos, acusándome en ellos, y pidiendo gracia y ayuda para enmendarme adelante, hase de acabar con un coloquio a Dios nuestro Señor según subiecta materia.

REFLEXIÓN

[243] Así se concluye este y otros ejercicios, en una actitud dialógica de fe con la misericordia divina.