domingo, 11 de diciembre de 2022

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Domingo III

San Agustín Sermón 293,3

Juan era la voz, pero el Señor es la Palabra que en el principio ya existía. Juan era una voz provisional; Cristo, desde el principio, es la Palabra eterna. Quita la palabra, ¿y qué es la voz? Si no hay concepto, no hay más que un ruido vacío. La voz sin la palabra llega al oído, pero no edifica el corazón. Pero veamos cómo suceden las cosas en la misma edificación de nuestro corazón. Cuando pienso lo que voy a decir, ya está la palabra presente en mi corazón; pero, si quiero hablarte, busco el modo de hacer llegar a tu corazón lo que está ya en el mío. Al intentar que llegue hasta ti y se aposente en tu interior la palabra que hay ya en el mío, echo mano de la voz y, mediante ella, te hablo: el sonido de la voz hace Llegar hasta ti el entendimiento de la palabra; y una vez que el sonido de la voz ha llevado hasta ti el concepto, el sonido desaparece, pero la palabra que el sonido condujo hasta ti está ya dentro de tu corazón, sin haber abandonado el mío. Cuando la palabra ha pasado a ti, ¿no te parece que es el mismo sonido el que está diciendo: Ella tiene que crecer y yo tengo que menguar? El sonido de la voz se dejó sentir para cumplir su tarea y desapareció, como si dijera: Esta alegría mía está colmada. Retengamos la palabra, no perdamos la palabra concebida en la médula del alma.

REFLEXIÓN

El protagonismo que ansiamos y imponemos, creemos lo merecemos. Hemos sido educados para realizarnos, para ser líderes, para brillar. Sin autosuficiencia y prepotencia no creemos ser nadie, tememos nos invisibilicen. Hay necesidad de una conversión muy profunda para entender que en la economía de salvación, la pequeñez es sacramento de Dios, y el último lugar no es una ubicación provisional, sino el auténtico lugar a menos que se de una revaloración divina.

sábado, 10 de diciembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 2 de Adviento

Eclesiástico 48,1-4.9-11



REFLEXIÓN

Está escrito que te reservan para el momento de aplacar la ira antes de que estalle, para reconciliar a padres con hijos, para restablecer las tribus de Israel

En la Palabra se dan ecos de cosas que se dijeron y se siguen diciendo desde la antigüedad del Oriente.

Cosas como la desaparición en vida de patriarcas, tales como Enoch y Elías. Que en otras culturas llevan otros nombres, y reflejan también creencias tradicionales pero sin evidencias (cfr. http://www.e-torredebabel.com/Biblioteca/Voltaire/Elias-Enoch-Diccionario-Filosofico.htm).

En el primer testamento Elías se configuró en el libro de los Reyes como una figura profética en el más puro estilo de Israel, sin los detalles de brujo adivino que se habían importado de otras culturas cananeas.

Su personalidad se perfila recia, peleadora contra baales o divinidades cananeas, con una fe a toda prueba en Yavé, Dios de Israel.

Su mensaje para el momento de su aparición en momentos de crisis de la monarquía, que traicionaba la tradición israelita de servicio a la justicia, fue el de exhortar a la definición de la fe en Yavé, y dejar de oscilar cómodamente entre baal y Yavé.

En el mensaje de los ejercicios ignacianos se escucha una exhortación parecida cuando nos lleva a confrontar nuestra convicción a través de los binarios o tipos de personas que dicen buscar la voluntad de Dios. El segundo binario es el ejemplo típico de las personas que buscan a Dios y al Diablo, haciendo componendas y falseando al Señor.

La vuelta de Elías tan esperada en tiempos de Jesús es asumida por los cristianos en Jesús de Nazareth, para ya no esperar por nadie más ante quien definir la fe radical en el reino del Padre.

cuyas palabras eran horno encendido

Hay palabras y Palabra de denuncia. Unas son huecas y sólo producen ruido pero poca conciencia. Las otras se comunican por mensajeros varios y afectan los núcleos de decisión humanos, para construir o para endurecerse.

La que afecta en sus mensajeros es íntegra y se propone como un estilo de vida a seguir. Pide conversión, cambio.

Elías por las huellas que dejó en los diferentes textos y tradiciones caló en la conciencia de las generaciones como alguien de palabra potente, que merecía re-editarse siempre. Y en cada generación se esperaba su re-aparición, como la palabra que daría el norte.

Esta palabra legendaria convergió en Jesús de Nazaret que lo re-editó y lo superó, según la fe primitiva de las comunidades del camino.

Hay quienes tienen este don: hablar e inquietar y hacer pensar para cambiar.

No suelen caer simpáticos, más bien pesan y se les toma como disco rayado.

Pero sin su voz, muchos clamores dejarían de vibrar, y menos cambios se harían para hacer algo de justicia.

¡Qué terrible eras, Elías!;

Sin embargo, también saltan las diferencias porque el ministerio de Jesús no se manifiesta en los evangelios ni tan agreste, ni tan hirsuto.

Hay más bien cierta armonía y flexibilidad, y la compasión brilla por encima del castigo.

Jesús de quien se dijo que podía ser Elías de nuevo, aun con ese don profético de decir verdades que podían posibilitar el cambio, no dejó de lado la misericordia, y que se explicitara, más aún, el perdón para quien reconociera su pecado.

Un torbellino te arrebató a la altura; tropeles de fuego, hacia el cielo

Y Elías además se nos presenta como un paradigma del arrebato a los cielos sin gustar la muerte.

En esta forma acerca como antecedente el imaginario a la resurrección proclamada de Jesús de Nazaret.

Se podría decir que la asunción de Elías es un concepto básico previo de la justificación

de un justo, que se aplicará luego a Jesús y María.

Se dice por tanto de los líderes de las religiones abrahámicas: Moisés, Elías, Jesús María y Mahoma.

Alzados al cielo, llevados enteros, como prenda de que históricamente no fue en vano, sino que sus obras edificaron una mansión eterna.

Salmo responsorial: 79



REFLEXIÓN

ven a visitar tu viña, / la cepa que tu diestra plantó, / y que tú hiciste vigorosa

Celebra el Israel bíblico, con alabanza y gozo, la iniciativa del Señor y su acompañamiento en el desarrollo de su realidad, no obstante que la cosecha que se va manifestando no sea la más copiosa y deba reconocer sus desvíos.

Que tu mano proteja a tu escogido, / al hombre que tú fortaleciste.

Somos los bautizados unos ungidos, configurados en el arquetipo que es Jesús.

Somos nosotros los que deambulamos necesitados de protección en nuestra convicción de fe.

Mateo 17,10-13


REF


LEXIÓN

Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos

La venida de un momento cumbre en la historia propia o de la humanidad puede ser tan inadvertida que pase de largo sin darnos cuenta.

Y lo peor que nos demos cuenta pero no sepamos prepararnos para ese momento adecuadamente.

Como aquellos que festinan con una acontecimiento natural o del calendario y especulan sobre el fin del mundo conocido, pero ni así se preparan en conversión, sino más bien se preparan en especulación vana.

Si de verdad vamos a dar cabida en nuestra existencia a la posibilidad de un final, que sea en actitud de fe, la cual lleva a un cambio de vida.

Elías como pre-realidad, concepto básico, paradigma precedente, también señala el fin trágico de Jesús, y sus seguidores.

Porque no se les reconoce. Y no reconocer la realidad que se nos presenta es una distorsión del conocimiento, que se opera por la sujección a otras prioridades más alienantes y corruptivas.

La realidad más allá de las apariencias y el propio interés no se puede reconocer sin una clave, un Principio y fundamento que opere como eje conductor de toda la existencia.

Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos

Lo que Elías hacía en su momento, llegó de nuevo con Juan el Bautista, y llegó con el Hijo del hombre, y con todo hombre que hace presente ese Espíritu en la tierra, y es perseguido por su mensaje.

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