Domingo 6 de Pascua
Hechos de los apóstoles
8,5-8.14-17
REFLEXIÓN
En aquellos días, Felipe bajo a la ciudad de Samaría y predicaba allí a
Cristo. El gentío escuchaba con aprobación lo que decía Felipe, porque habían
oído hablar de los signos que hacia, y los estaban viendo: de muchos poseídos
salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados
se curaban. La ciudad se lleno de alegría.
Un signo
de Jesús y sus seguidores: recuperar, recobrar la salud, sanar.
Y en una
cultura donde enfermedad y pecado andaban juntos y vinculados, y pecado era distanciamiento
de Dios y su santidad, la enfermedad o dolencia de cuanlquier tipo era muy
triste, era un estigma, una falla grave de ciudadanía en la teocracia de
Israel.
La salud
es el bienestar del cuerpo y el alma, la alegría de vivir, trabajar y amar sin
cortapisas. Es una existencia abierta y confiada, sin sombras en el horizonte.
La salud
que ofrece el Reino proclamado por Jesús y los suyos no era una
desmaterialización o espiritualización. Sino una concreta sanidad en este mundo
para gustar de él y alabar a Dios, como el anticipo de la gloria del Padre.
Así el
Reino no se ofrecía como una puerta de salida sino de entrada en la vida a todo
pulmón. Una vida satisfactoria y satisfaciente.
Eso sí:
se planteaba como Reino de Dios, dominio de Dios, Dios con nosotros, en nuestro
alegre vivir. Él como el centro de nuestro gozo y alegría.
Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo
Algunos
movimientos religiosos antiguos y nuevos se esfuerzan por mostrar el
avivamiento del Espíritu Santo en la rutina diaria de nuestras vidas.
Muchas
veces se quedan en el espectáculo, con más trazas de de autosugestión que otra
cosa.
Incurren
en la suspicacia de los observadores externos, para quienes debe haber en la
vida una mayor consistencia y coherencia en quienes alardean de la posesión del
Espíritu Santo.
El
Espíritu Santo no debe ser solo una jerigonza en su nombre y una coreografía
cuando se canta en la liturgia.
La
plenitud del Espíritu Santo en Jesús de Nazaret significó mucho, mucho más en
favor de sus hermanos en el Reino de Dios.
Salmo responsorial: 65
REFLEXIÓN
Venid a ver las obras de Dios
Sobre
todo cuando la salud la recupera un enfermo que no tenía esperanza de curación,
porque era algo terminal, porque no tenía los medios para lograrlo y así.
1Pedro 3,15-18
REFLEXIÓN
estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a
todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre y respeto y en buena conciencia
Porque
no se trata de una competencia para vencer con lógica y derrotar los argumentos
del contrario.
Se trata
de un testimonio que se acredita por credibilidad y congruencia.
Se trata
de una obra del Espíritu, quien persuade los corazones si se le deja.
Se trata
de un servicio a la verdad salvífica que habla a la fe, un conocimiento de
gracia.
mejor es padecer
haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el
mal
Porque
será así un bien que se hace alejado uno del propio amor, querer e interés.
Padecer
en la vida humana no es un absoluto. Está supeditado a la voluntad de Dios. Porque
no todo padecimiento es su voluntad, sino una secuela de nuestras decisiones
erróneas.
Juan 14,15-21
REFLEXIÓN
Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la
verdad
Como el
mismo Jesús, que defendía a los suyos de las acechanzas de los adversarios.
Pero su
defensa era cualitativamente diferente al Go´El nómadada, sanguinario y
vengativo.
Fue un
defensor de justicia y paz, sin componendas con la iniquidad.
lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros.
Porque
el conocimiento del Señor Jesús viene de dentro, del corazón creyente,
acostumbrado a discernir sus caminos.
vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo
Solo el
Espíritu Santo es quien puede en las actuales circunstancia, en el nombre del
Padre, hacer viviente a Jesús de Nazareth, crucificado y resucitado.
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Hechos
de los apóstoles 8,5-8.14-17
Felipe el diácono, predica y cura como los
apóstoles, pero a los samaritanos, la disidencia de los judíos más antigua
porque se origina en la desaparición del Reino del norte, invadido por Asiria
hacia el siglo VII a.C. Con todo se requirió la preencia de los apóstoles para
confirmar con el Espíritu Santo la iniciación de esos fieles samaritanos.
Salmo
responsorial: 65
Un Dios que transforma lo que sea para mostrar su
amar a quienes esperan de El: el agua en tierra firme, la muerte en vida
perdurable. Esta realidad profunda del amar de Dios arranca nuestra alabanza y
acción de gracias, de nuestros corazones.
1Pedro
3,15-18
Padecer por hacer el bien es escandaloso, y hace
tropezar la fe. Sin embargo sacude motivaciones menos puras cuando se favorece
el necesitado, y ayuda a perseverar en el bien hacer por el amor al seguimiento
de Jesús y su Reinado. Inspira una confesión de esperanza que alienta a otros
que pueden desfallecer
Juan
14,15-21
Jesús vive entre nosotros su vida Glorificada
pero escondida. Esta certeza corre a cargo de su Espíritu Santo que nos
defiende, acompaña para no vernos huérfanos, anima a la proyección incansable
de su verdadera vida y salvación. Todo depende de la aceptación de su
evangelio, de sus mandatos.