viernes, 14 de julio de 2023

PALABRA COMENTADA

 

VIERNES 14 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Génesis 46,1-7.28-30



REFLEXIÓN

allí te convertiré en un pueblo numeroso

La promesa implica un proceso que toma su tiempo, nuestro tiempo. Con sus tensiones, ansias, tentaciones de desesperación, altibajos en la esperanza, casi muerte por frustración de la misma. Es un don inmerecido pero entregado para merecer. Se nos da sin nuestra consulta, no se realiza sin nuestro esfuerzo. Incluso en el cumplimiento de Jesús de Nazaret, este proceso de realización sigue el mismo patrón: entrega, muerte, resurrección, misión.

Los especialistas en historia antigua y en historia bíblica han creído poder converger datos de la historia en general con la del Israel bíblico, lo cual aporta cierta viabilidad histórica a los relatos tradicionales de la pre-historia del pueblo.

En tiempos en que los Hititas gobernaban Egipto, dado que pertenecían a la gran familia semita, se dio una coyuntura favorable para que pueblos semitas antecesores de los hebreos Israelitas ingresaran en ese reino.

Que un semita como José llegara a ser un alto funcionario del Faraón, no se vería entonces como algo inventado, sino factible.

"Ahora puedo morir, después de haberte visto en persona, que estás vivo."

Y así nosotros nos disponemos a partir cuando experimentamos la vida nueva de Jesús, manifestada a nosotros por signos para la fe.

Hay expresiones y mensajes que refulgen en la cotidianidad, como gemas que brillan según el ángulo de luz que las toca. Son toques que animan, alientan, dan esperanza, sin un objeto definido y específico, pero como un horizonte que se despeja y desde el cual se nos llama amorosamente.

Simplificando se puede decir que hay dos tipos de mensajes: se va a poder salir, o no se va a poder. Uno pacificante, el otro inquietante. Del primer lado la estrategia de la confianza, del segundo la paciencia y tolerancia al pavor.

La presunción de fe, basada en las reglas de discernimiento, toma la primera como del Señor y sus mensajeros. La segunda es del acusador.

La presunción de fe a su vez se fundamenta en la presunción de justificación: hemos sido perdonados, y aunque tentados, con su gracia nos encontramos en un proceso de “bien en mejor subiendo”. Todo es fe, de la cual como fruto, brotan buenas obras para la construcción del reino.

El abrazo conmovedor de José y Jacob, cuando se reencuentran, atestigua la profundidad emotiva de los lazos interpersonales y familiares que se citan en la Palabra.

El amor paternal y filial cruza como un “leitmotiv” la Palabra, para significar la calidad de amor del Padre por nosotros sus hijos, con base probada en su propio hijo: Jesús de Nazareth.

Salmo responsorial: 36

REFLEXIÓN

Confía en el Señor y haz el bien

Es una respuesta del Espíritu que ora en nosotros.

Apártate del mal y haz el bien

El Señor es quien salva a los justos

Porque los justos no se salvan por sí mismos.

Mateo 10,16-23



REFLEXIÓN

"Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas.

así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles

Sagaz (fronimos) inteligente, que sopesa las cosas desde una percepción profunda que implica la emocionalidad.

Sería la actitud del que discierne los espíritus, pondera, usa de sensatez.

Inocente (akereios) simple, sin complicaciones, sincero, intachable.

Hoy diríamos: sin trastienda, sin doble vida, sin agenda.

El caminar del justo no es fácil, ni suave, porque implica una destreza de navegante, siempre alerta a los posibles escollos, de día y de noche.

No es sagacidad (fren) visceral, para hacer el mal, sino para percibirlo y evitarlo.

Se distingue de sofos (perspicacia como habilidad adquirida) y de sunetos (sabio por reflexión o arrogante en mal sentido).

(Akeraios) es inocente, simple, transparente, intachable, sincero, de una pieza.

Nuestro tiempo es obsesivo con la demostración de transparencia reducida a la esfera de la honradez económica.

Como los fariseos, que cuelan el mosquito y tragan el camello, se preocupan menos de la integridad en la solidaridad con el necesitado.

en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

No estamos solos sino acompañados del Espíritu para que convirtamos nuestro caminar en martirio, en testimonio, que desde nuestra construcción de fe, anime a otros a construir en fe y esperanza.

el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. Creedme, no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre".

Perseverar(hupomeno) es endurecerse para aguantar.

Pero en cosas del Espíritu no se trata de puños y dientes cerrados, sino de dejarse llevar y confiar más en la fuerza que nos viene que la que podamos producir.

La perseverancia se gesta en el conflicto que puede afectar hasta el núcleo familiar, lugar donde se tiene el refugio humano más seguro.

No se trata de entregarse al martirio a la primera. La huida también es preservar la vida, y por lo mismo hacer la voluntad de Dios, hasta que el Señor quiera.

No se trata de pavimentar con masacrados la vía hacia la utopía, en nuestro caso: el reino de Dios.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1679803044362321920?s=20

COMPARTIR LA PALABRA

Génesis 46,1-7.28-30

Jacob y su familia migran al país de la abundancia, como hoy tantos migran de sus empobrecidos lugares de origen. Como entonces hay favorabilidad en momentos de receptividad, pero en otros se viaja a un destino hostil al extranjero, a quien se ve como una amenaza. Un viaje de esperanza hacia mejores condiciones es un símbolo de la trashumancia vivencial del pueblo de Dios, que no se afinca en nada definitivamente porque debe llegar al final del viaje, la vida que no termina

Salmo responsorial: 36

Hacer el bien incansablemente implica no olvidar que otros también migran y buscan mejores condiciones de vida, y por lo tanto no se debe cerrar las entrañas sino solidarizarse.

Mateo 10,16-23

El discípulo es un inerme, y su única arma es el discernimiento: sopesar y decidir en consecuencia. Sagacidad para no dejarse engañar, y sencillez para fiarse del pobre que busca sinceramente el Reino.

En el proceso, no es raro que se nos enreden los cables, y nos dejemos embaucar por nuestros malsanos intereses y actuemos injustamente con el inocente.

Solo con humildad para dejarnos llevar del Espíritu, podremos superar esos errores. El Espíritu nos apoya cuando necesitamos su guía.

BEATO CARLO

 

SEGUNDA LECTURA
De la carta de san Clemente primero, papa, a los Corintios.
(Cap. 50, 1—51, 3; 55, 1-4: Funk 1, 125-127. 129)


DICHOSOS NOSOTROS SI HUBIÉRAMOS CUMPLIDO LOS MANDAMIENTOS DE DIOS EN LA CONCORDIA DE LA CARIDAD

Ya veis, queridos hermanos, cuán grande y admirable cosa es la caridad, y cómo no es posible describir su perfección. ¿Quién será capaz de estar en ella, sino aquellos a quienes Dios mismo hiciere dignos? Roguemos, pues, y supliquémosle que, por su misericordia, nos permita vivir en la caridad, sin humana parcialidad, irreprochables. Todas las generaciones, desde Adán hasta el día de hoy, han pasado; mas los que fueron perfectos en la caridad, según la gracia de Dios, ocupan el lugar de los justos, los cuales se manifestarán en la visita del reino de Cristo. Está escrito, en efecto: Entrad en los aposentos, mientras pasa mi cólera, y me acordaré del día bueno y os haré salir de vuestros sepulcros.

Dichosos nosotros, queridos hermanos, si hubiéremos cumplido los mandamientos de Dios en la concordia de la caridad, a fin de que por la caridad se nos perdonen nuestros pecados. Porque está escrito: Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito y en cuya boca no se encuentra engaño. Esta bienaventuranza fue concedida a los que han sido escogidos por Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, a quien sea dada gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Roguemos, pues, que nos sean perdonadas cuantas faltas y pecados hayamos cometido por asechanzas de nuestro adversario, y aun aquellos que han encabezado sediciones y banderías deben acogerse a nuestra común esperanza. Pues los que proceden en su conducta con temor y caridad prefieren antes sufrir ellos mismos y no que sufran los demás; prefieren que se tenga mala opinión de ellos mismos, antes que sea vituperada aquella armonía y concordia que justa y bellamente nos viene de la tradición. Más le vale a un hombre confesar sus caídas, que endurecer su corazón.

Ahora bien, ¿hay entre vosotros alguien que sea generoso? ¿Alguien que sea compasivo? ¿Hay alguno que se sienta lleno de caridad? Pues diga: «Si por mi causa vino la sedición, contienda y escisiones, yo me retiro y me voy a donde queráis, y estoy pronto a cumplir lo que la comunidad ordenare, con tal de que el rebaño de Cristo se mantenga en paz con sus ancianos establecidos.» El que esto hiciere se adquirirá una grande gloria en Cristo, y todo lugar lo recibirá, pues del Señor es la tierra y cuanto la llena. Así han obrado y así seguirán obrando quienes han llevado un comportamiento digno de Dios, del cual no cabe jamás arrepentirse