VIERNES 14 DE TIEMPO ORDINARIO
Año Impar
Génesis 46,1-7.28-30
REFLEXIÓN
allí te convertiré en un pueblo numeroso
La promesa implica un proceso que toma su tiempo, nuestro tiempo. Con sus tensiones, ansias, tentaciones de desesperación, altibajos en la esperanza, casi muerte por frustración de la misma. Es un don inmerecido pero entregado para merecer. Se nos da sin nuestra consulta, no se realiza sin nuestro esfuerzo. Incluso en el cumplimiento de Jesús de Nazaret, este proceso de realización sigue el mismo patrón: entrega, muerte, resurrección, misión.
Los especialistas en historia antigua y en historia bíblica han creído poder converger datos de la historia en general con la del Israel bíblico, lo cual aporta cierta viabilidad histórica a los relatos tradicionales de la pre-historia del pueblo.
En tiempos en que los Hititas gobernaban Egipto, dado que pertenecían a la gran familia semita, se dio una coyuntura favorable para que pueblos semitas antecesores de los hebreos Israelitas ingresaran en ese reino.
Que un semita como José llegara a ser un alto funcionario del Faraón, no se vería entonces como algo inventado, sino factible.
"Ahora puedo morir, después de haberte visto en persona, que estás vivo."
Y así nosotros nos disponemos a partir cuando experimentamos la vida nueva de Jesús, manifestada a nosotros por signos para la fe.
Hay expresiones y mensajes que refulgen en la cotidianidad, como gemas que brillan según el ángulo de luz que las toca. Son toques que animan, alientan, dan esperanza, sin un objeto definido y específico, pero como un horizonte que se despeja y desde el cual se nos llama amorosamente.
Simplificando se puede decir que hay dos tipos de mensajes: se va a poder salir, o no se va a poder. Uno pacificante, el otro inquietante. Del primer lado la estrategia de la confianza, del segundo la paciencia y tolerancia al pavor.
La presunción de fe, basada en las reglas de discernimiento, toma la primera como del Señor y sus mensajeros. La segunda es del acusador.
La presunción de fe a su vez se fundamenta en la presunción de justificación: hemos sido perdonados, y aunque tentados, con su gracia nos encontramos en un proceso de “bien en mejor subiendo”. Todo es fe, de la cual como fruto, brotan buenas obras para la construcción del reino.
El abrazo conmovedor de José y Jacob, cuando se reencuentran, atestigua la profundidad emotiva de los lazos interpersonales y familiares que se citan en la Palabra.
El amor paternal y filial cruza como un “leitmotiv” la Palabra, para significar la calidad de amor del Padre por nosotros sus hijos, con base probada en su propio hijo: Jesús de Nazareth.
Salmo responsorial: 36
Confía en el Señor y haz el bien
Es una respuesta del Espíritu que ora en nosotros.
Apártate del mal y haz el bien
El Señor es quien salva a los justos
Porque los justos no se salvan por sí mismos.
Mateo 10,16-23
REFLEXIÓN
"Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas.
así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles
Sagaz (fronimos) inteligente, que sopesa las cosas desde una percepción profunda que implica la emocionalidad.
Sería la actitud del que discierne los espíritus, pondera, usa de sensatez.
Inocente (akereios) simple, sin complicaciones, sincero, intachable.
Hoy diríamos: sin trastienda, sin doble vida, sin agenda.
El caminar del justo no es fácil, ni suave, porque implica una destreza de navegante, siempre alerta a los posibles escollos, de día y de noche.
No es sagacidad (fren) visceral, para hacer el mal, sino para percibirlo y evitarlo.
Se distingue de sofos (perspicacia como habilidad adquirida) y de sunetos (sabio por reflexión o arrogante en mal sentido).
(Akeraios) es inocente, simple, transparente, intachable, sincero, de una pieza.
Nuestro tiempo es obsesivo con la demostración de transparencia reducida a la esfera de la honradez económica.
Como los fariseos, que cuelan el mosquito y tragan el camello, se preocupan menos de la integridad en la solidaridad con el necesitado.
en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
No estamos solos sino acompañados del Espíritu para que convirtamos nuestro caminar en martirio, en testimonio, que desde nuestra construcción de fe, anime a otros a construir en fe y esperanza.
el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. Creedme, no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre".
Perseverar(hupomeno) es endurecerse para aguantar.
Pero en cosas del Espíritu no se trata de puños y dientes cerrados, sino de dejarse llevar y confiar más en la fuerza que nos viene que la que podamos producir.
La perseverancia se gesta en el conflicto que puede afectar hasta el núcleo familiar, lugar donde se tiene el refugio humano más seguro.
No se trata de entregarse al martirio a la primera. La huida también es preservar la vida, y por lo mismo hacer la voluntad de Dios, hasta que el Señor quiera.
No se trata de pavimentar con masacrados la vía hacia la utopía, en nuestro caso: el reino de Dios.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1679803044362321920?s=20
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Génesis 46,1-7.28-30
Jacob y su familia migran al país de la abundancia, como hoy tantos migran de sus empobrecidos lugares de origen. Como entonces hay favorabilidad en momentos de receptividad, pero en otros se viaja a un destino hostil al extranjero, a quien se ve como una amenaza. Un viaje de esperanza hacia mejores condiciones es un símbolo de la trashumancia vivencial del pueblo de Dios, que no se afinca en nada definitivamente porque debe llegar al final del viaje, la vida que no termina
Salmo responsorial: 36
Hacer el bien incansablemente implica no olvidar que otros también migran y buscan mejores condiciones de vida, y por lo tanto no se debe cerrar las entrañas sino solidarizarse.
Mateo 10,16-23
El discípulo es un inerme, y su única arma es el discernimiento: sopesar y decidir en consecuencia. Sagacidad para no dejarse engañar, y sencillez para fiarse del pobre que busca sinceramente el Reino.
En el proceso, no es raro que se nos enreden los cables, y nos dejemos embaucar por nuestros malsanos intereses y actuemos injustamente con el inocente.
Solo con humildad para dejarnos llevar del Espíritu, podremos superar esos errores. El Espíritu nos apoya cuando necesitamos su guía.
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