MIÉRCOLES 15 DE TIEMPO ORDINARIO
Año Impar
Éxodo 3,1-6.9-12
REFLEXIÓN
cómo es que no se quema la zarza
Un hecho admirable atrajo su atención: el fuego que no se extingue. Como la pasión inagotable de la Palabra que revela el amor gratuito del Señor.
Un hecho curioso que invita a la exploración porque es propio del ser humano, si es fresco como un niño, ser curioso e indagar.
Es propio de un ser humano digno admirarse y admirar y según ello cuestionar. Porque el valor de la libertad humana no se agota sólo en la autoafirmación solitaria.
Moisés se acercaba a mirar
lo llamó desde la zarza
La expresión se puede alegorizar, como un intento de encontrar significados.
En cuanto a la zarza se pueden encontrar varios sentidos: su humildad, su estructura espinosa, su abundancia en el desierto, su poco valor económico.
Entre las plantas no es la más prestigiosa, y desde ella, como combustión inagotable llamó el Señor.
Podríamos decir, para nuestro tiempo, que la llamada del Señor proviene de realidades fácticas, proviene de la pobreza, marginación y miseria humanas.
Llamada que no parece extinguirse, y procede a quemar el alma, si nos ponemos a tiro.
"Aquí estoy."
La respuesta se origina en la disponibilidad del profeta.
el sitio que pisas es terreno sagrado
No obstante la desacralización de nuestro tiempo, a la que no le falta razón, se producen territorios sagrados inéditos, allí donde el Señor eventualmente se va manifestando.
"El clamor de los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios
El nuestro es un Señor que escucha el clamor. No es sordo, ni insensible.
Es mejor no tomar su aparente tardanza por sordera.
te envío al Faraón para que saques a mi pueblo, a los israelitas
Toda revelación auténtica del Señor implica un envío, una misión, un compromiso.
"¿Quién soy yo
Yo estoy contigo
ésta es la señal de que yo te envío
En el diálogo de revelación nos centramos como reacción espontánea en nuestra incapacidad, o en nuestra comodidad.
Es la señal de lo que hemos de obsequiar para que el Señor pase por nuestra vida y la transforme para la misión.
Y siempre ofrecerá una señal para nuestro fortalecimiento en el desprendido seguimiento de su llamamiento.
En los ejercicios de Ignacio, a la decisión discernida de una elección se aguarda la confirmación.
Salmo responsorial: 102
REFLEXIÓN
y te colma de gracia y de ternura.
Como el abrazo de un padre amoroso
enseñó sus caminos a Moisés
Moisés es como Abraham y muchos otros: uno que entendió por dónde camina el Señor para seguirlo, aunque en ese caminar no siempre fueron perfectos.
Mateo 11,25-27
REFLEXIÓN
"Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor.
La comprensión y ulterior acatamiento del designio viene del Señor y es motivo de acción de gracias.
La alabanza y acción de gracias constante ante lo bueno y lo malo es el reconocimiento que damos al Padre en Jesús de Nazareth quien nos ha iluminado como camino, verdad y vida.
Como Moisés en el momento de la zarza ardiente: actitud desprevenida y abierta, sin prejuicios, como niños (nepioi).
Padre, así te ha parecido mejor
aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar
La centralidad de Jesús en esta revelación da cuenta del énfasis de la buena nueva en cuanto a la radicalidad de la revelación.
En Jesús de Nazareth se nos ha dicho y mostrado todo lo necesario para hacer el reino de los cielos.
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Éxodo 3,1-6.9-12
Un estilo desafiante a la comprensión se presenta ligado a la teofanía: una zarza ardiendo que no termina de quemarse. Un signo de la interrelación no siempre pacífica ni comprensible entre Dios y el hombre.
Salmo responsorial: 102
Así como nos colma de gracia y ternura nos embiste para buscar la justicia hacia los pequeños.
Mateo 11,25-27
La narración del evangelista abunda en alusiones que vienen de los diferentes estilos judíos de predicar y exponer las Escrituras: apocalíptico, sapiencial, profético. Pero insertando la diferencia: el modelo de quien recibe la revelación no es el estudiosos e intelectual, sino el pequeño discípulo que se relaciona con el común de los ciudadanos. El revelador es Jesús, único conocedor del Padre Dios. Por lo tanto es la Torá viviente.