viernes, 26 de enero de 2024

DOCTORES DE LA IGLESIA

LAS OVEJAS REBAÑO DE JESÚS ERAN MOTIVO DE AFAN PARA CARLO

VIERNES III SEMANA

De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo
(Homilía 2 sobre las alabanzas de san Pablo: PG 50, 480-484)

Pablo, encerrado en la cárcel, habitaba ya en el cielo, y recibía los azotes y heridas con un agrado superior al de los que conquistan el premio en los juegos; amaba los sufrimientos no menos que el premio, ya que estos mismos sufrimientos, para él, equivalían al premio; por esto, los consideraba como una gracia.

REFLEXIÓN

La gracia más bien, y motivo de acción de gracias, es poder descodificar el sufrimiento de la persecución por la fe, como una bendición y señal del agrado del Padre. Sólo una gracia trastorna nuestra repugnancia al sufrimiento y la humillación, en un gozo que no queda a disposición de ninguna circunstancia adversa y mudable.

Sopesemos bien lo que esto significa. El premio consistía ciertamente en partir para estar con Cristo; en cambio, quedarse en esta vida significaba el combate; sin embargo, el mismo anhelo de estar con Cristo lo movía a diferir el premio, llevado del deseo del combate, ya que lo juzgaba más necesario.
Comparando las dos cosas, el estar separado de Cristo representaba para él el combate y el sufrimiento, más aún, el máximo combate y el máximo sufrimiento. Por el contrario, estar con Cristo representaba el premio sin comparación; con todo, Pablo, por amor a Cristo, prefiere el combate al premio.
Alguien quizá dirá que todas estas dificultades él las tenía por suaves, por su amor a Cristo. También yo lo admito, ya que todas aquellas cosas, que para nosotros son causa de tristeza, en él engendraban el máximo deleite. Y ¿para qué recordar las dificultades y tribulaciones? Su gran aflicción le hacía exclamar: ¿Quién sufre angustias sin que yo las comparta? ¿Quién es impugnado por el enemigo sin que esté yo en ascuas?

REFLEXIÓN

Es verdad. Muchos creyentes comprometidos con la evangelización en alguna de sus modalidades sienten mucha atracción por el trabajo que hacen en favor de la Iglesia, de las comunidades, de las personas. Y para nada piensan en premios o descansos, porque le urge atender a los más que pueda. No se les aplica aquello de que la religión es opio.

Os ruego que no sólo admiréis, sino que también imitéis este magnífico ejemplo de virtud: así podremos ser partícipes de su corona.
Y si alguien se admira de esto que hemos dicho, a saber, que el que posea unos méritos similares a los de Pablo obtendrá una corona semejante a la suya, que atienda a las palabras del mismo Apóstol: He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, que el Señor, justo juez, me otorgará aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que hayan esperado con amor su venida. ¿Te das cuenta de cómo nos invita a todos a tener parte en su misma gloria?
Así pues, ya que a todos nos aguarda una misma corona de gloria, procuremos hacernos dignos de los bienes que tenemos prometidos.
Y no sólo debemos considerar en el Apóstol la magnitud y excelencia de sus virtudes y su pronta y robusta disposición de ánimo, por las que mereció llegar a un premio tan grande, sino que hemos de pensar también que su naturaleza era en todo igual a la nuestra; de este modo, las cosas más arduas nos parecerán fáciles y llevaderas y, esforzándonos en este breve tiempo de nuestra vida, alcanzaremos aquella corona incorruptible e inmortal, por la gracia y la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el imperio ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén

jueves, 25 de enero de 2024

PALABRA COMENTADA

La Conversión de san Pablo

Hechos 22,3-16



REFLEXIÓN

perseguí a muerte este nuevo camino

Pablo fue público y notorio perseguidor motivado por el celo fundamentado en su formación y opción farisea.

"Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Yo pregunté: "¿Quién eres, Señor?" Me respondió: "Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues."

Jesús sale a responder por sus seguidores, aunque no lo sepan. Y aunque no lo profes en, sale a responder por los perseguidos. Aunque no estén enterados de su causa. Se da en él un testimonio de un Padre amoroso y protector que mira por los vulnerables. 

Éstos son muchos: todos los que pueden ser abusados y se encuentran impotentes para establecer y hacer respetar su derecho. 

Son tantos que aparecen que nos fatigamos e irritamos . Esta parece una época así: los demandantes salen de todas partes y se manifiestan por todos lados, y el sistema no alcanza a dar respuesta.

Un encuentro cambia su rumbo y proyecto de vida a favor de la sinagoga. 

Experimenta a Jesús de Nazaret vivo, que se solidariza, hace suya la suerte de los perseguidos, tal como se le atribuye en dichos de los evangelios.

Una alusión al Dios del Exodo, que salva a los oprimidos?

Yo pregunté: "¿Qué debo hacer, Señor?"

No se trata de un relato de un equizofrénico sino uno de misión: qué debo hacer. 

Un relato que refiere a un sentido de responsabilidad. 

Es un relato ético: pone a Pablo en la senda de resarcir el daño que ha producido en muchos con su persecución. 

Pablo ha respondido a la gracia que lo confronta y le pido cambio.

La naturaleza del encuentro gratuito con Jesús lo hace disponible. Cambia el objeto de su celo, se ofrece en una oportunidad única a la misión a la que lo llama la voz.

La disposiciòn que experimenta en este encuentro es abierta, para que el Señor Jesús disponga en adelante. 

No pone ni reparo ni condición. Se deja llevar.Es la vivencia de la libertad sin barreras que infunde el Espíritu. 

Un instante del tiempo-espacio en el que se respira a pleno pulmón.

Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer."

Que vuelva al tejido social, pero con otro signo, a la comunidad.

"El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras su voz, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, no pierdas tiempo; levántate, recibe el bautismo que, por la invocación de su nombre, lavará tus pecados."

Hemos recibido el bautismo. Una sola vez. Único como la entrega de Jesús. Definitivo como su muerte y resurrección. 

Sin embargo, se vive en la existencia con poco impacto. En parte porque no se vivencia lo suficiente. Su significado se pierde en la corta edad que se recibe, en el rito humano que ahoga el teológico. 

Sólo la intervención de la comunidad irá haciendo posible su crecimiento y maduración hasta convertirnos en testigos de cierto peso y con la responsabilidad de una misión.

La Palabra nos invita a un reconocimiento a la gracia del Señor, que transforma el corazón humano y que elige una persona para una misión por el reino.

Nos pone el testimonio de Pablo perseguidor y apóstol, como un signo de su poder de conversión.

No obstante la conversión de Pablo no se reduce a un momento de encuentro, dramáticamente narrado, sino a todo un proceso en el que admite ser enseñado y se dispone a aprender nuevamente, aunque era alguien suficientemente capacitado en las escrituras del judaísmo.

Pablo vuelve a leer las mismas con una nueva clave:Jesús nazareno, el Justo. Pues así se le conoció en un principio, antes de la elaboración cristológica.

Cambio de clave, aprendizaje para el uso de la clave. Este es el proceso de conversión al que la gracia y misericordia del Señor nos llama constantemente. Nuestra existencia completa es una carrera hacia ese objetivo: apropiarnos de la clave.

Según esto podemos contemplar el universo y la realidad toda de nuestro entorno, en la red de relaciones que vivimos insertos, a una luz nueva: la del reino.

Pablo vive en carne propia lo que Jesús dijo a Nicodemo y él no entendía: para entrar en el Reino hay que nacer de nuevo. 

Sólo una comunidad eclesial que trabaja por el Reino podía acoger al neonato en su fragilidad y vulnerabilidad, para iniciar el proceso de su reconstrucciòn en Jesús. 

Se puede decir que la conversión de Pablo es el equivalente moderno de una refundación, de una reingienería. 

Un punto de la existencia de una persona, comunidad u organización en que todo se re-define y re-estructura para lograr mejor sus objetivos antiguos y nuevos.

Un hecho así nos habla de la maravilla del Espíritu creador del Señor que hace todas las cosas nuevas, para que brote agua del desierto. Y consecuentemente de la potencialidad del humano hombre y mujer creado por el Señor, para redimirse, recrearse, regenerarse. 

Si el Señor así se comporta con sus hijos, quiénes somos nosotros para negar esa posibilidad a otros?

 

Salmo responsorial: 116



REFLEXIÓN

Alabad al Señor

Su obra incesante merece nuestra alabanza y acción de gracias, por la conversión a las que muchos van siendo llamados para contribuir a la edificación del reino.

Vemos cómo se suceden reuniones y más reuniones afanosas por encontrar soluciones a los males económicos, sociales y culturales de las sociedades en nuestro tiempo. 

Alabemos la intervención que en ellas produce el Señor para la conversión de muchos a su propia transformación y la de sus pueblos hacia caminos más acordes con el reino de los cielos, el reino de Dios, el reino del mundo nuevo.

su fidelidad dura por siempre

Él no defrauda y sigue interviniendo en la historia.

Pablo siempre debió pensar desde su conversión: si alguien es fiel, ése es el Señor, que sigue llamando y enviando.

Marcos 16,15-18



REFLEXIÓN

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos."

Se discute si estos versículos pertenecen al evangelio original, porque no aparecen en algunos manuscritos.

Sin embargo el mensaje concuerda con otros evangelios. Se trata de una misión universal que se encomienda a los discípulos y en ellos nos entendemos incluídos nosotros.

La misión por el reino es nuestra misión y el proceso de conversión permanente es su condición básica. 

Nuestra fe apostólica, porque la recibimos de apóstoles y las comunicamos como apóstoles, imprime una dinámica existencial en nuestras vidas mediante la cual nos vamos apropiando de la clave: Jesús Nazareno, el Justo.

Y así como en el caminar del peregrino las sinuosidades del camino le permiten avisorar por momentos las cumbres más allá, y luego se le ocultan, así nuestro caminar apostólico, como proceso de fe y apropiación, nos ofrece los momentos refrescantes de contemplación del fin y cómo va tomando forma. Aunque en otros momentos se nos oculte.

Pero entonces tenemos la conciencia que ahí no termina todo, gracias a la clave que portamos.

No será condenado desde fuera, como una sentencia judicial. Sino que se labrará su propia , vivencial y existencial condenación, hasta que se vuelva, porque la conversión es una opción abierta y permanente por parte del Señor para toda conciencia.

No hay prodigio que rectamente entendido según el contexto y el testimonio, no podamos ofrecer para fortalecer el anuncio del evangelio y su recepción para la conversión.

Lo que se dice a los Once lo podemos también asumir nosotros como mandato de nuestra fe, porque en ella vivimos una buena nueva que pugna por ser comunicada a otros. 

En esta comunicación se dan los signos que acreditan el mensaje como buena nueva: curaciones, exorcismos, protección contra riesgos y peligros. 

Estos signos pueden ser identificados en nuestra vida cotidiana de hoy, si nos detenemos y observamos con fe.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1485940971544231942?s=20

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Hechos 22,3-16

Salmo responsorial: 116

Marcos 16,15-18