sábado, 15 de junio de 2024

SAN CARLO ACUTIS

BEATO CARLO


 
De los Sermones de san Lorenzo Justiniano, obispo
(Sermón 8, En la fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen María: Opera 2, Venecia 1751, 38-39)


MARÍA CONSERVABA TODAS ESTAS COSAS EN SU CORAZÓN

María iba reflexionando sobre todas las cosas que había conocido leyendo, escuchando, mirando, y de este modo su fe iba en aumento constante, sus méritos crecían, su sabiduría se hacía más clara y su caridad era cada vez más ardiente. Su conocimiento y penetración, siempre renovados, de los misterios celestiales la llenaban de alegría, la hacían gozar de la fecundidad del Espíritu, la atraían hacia Dios y la hacían perseverar en su propia humildad. Porque en esto consisten los progresos de la gracia divina, en elevar desde lo más humilde hasta lo más excelso y en ir transformando de resplandor en resplandor. Bienaventurada el alma de la Virgen que, guiada por el magisterio del Espíritu que habitaba en ella, se sometía siempre y en todo a las exigencias de la Palabra de Dios.
Ella no se dejaba llevar por su propio instinto o juicio, sino que 
su actuación exterior correspondía siempre a las insinuaciones internas de la sabiduría que nace de la fe. Convenía, en efecto, que la sabiduría divina, que se iba edificando la casa de la Iglesia para habitar en ella, se valiera de María santísima para lograr la observancia de la ley, la purificación de la mente, la justa medida de la humildad y el sacrificio espiritual.
Imítala tú, alma fiel. Entra en el templo de tu corazón, si quieres alcanzar la purificación espiritual y la limpieza de todo contagio de pecado. Allí Dios atiende más a la intención que a la exterioridad de nuestras obras. Por esto, ya sea que por la contemplación salgamos de nosotros mismos para reposar en Dios, ya sea que nos ejercitemos en la práctica de las virtudes o que nos esforcemos en ser útiles a nuestro prójimo con nuestras buenas obras, 
hagámoslo de manera que la caridad de Cristo sea lo único que nos apremie. Éste es el sacrificio de la purificación espiritual, agradable a Dios, que se ofrece no en un templo hecho por mano de hombres, sino en el templo del corazón, en el que Cristo el Señor entra de buen grado.

viernes, 14 de junio de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Viernes 10 de tiempo ordinario

Año Par

1Reyes 19, 9a. 11-16



REFLEXIÓN

se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto

El Señor pasa como brisa suave. Así fue al atardecer en el paraíso, cuando solía visitar a Adán y Eva.

Una brisa suave no se impone como el huracán, el terremoto o el fuego. Ni está allí Dios los estragos del Cambio Climático, responsabilidad humana. Sino que pasa.

Y la sientes o no. Pero si te detienes a sentirla refresca, anima y alienta.

Así se muestra muchas veces, casi imperceptiblemente el Espíritu del Señor, y por no reconocerlo, dejamos de sentir su inspiración, su moción, su voluntad, suavemente manifestada.

Desanda tu camino hacia el desierto de Damasco y, cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, rey de Israel a Jehú, hijo de Nimsí, y profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén

Así como el profeta Elías, no obstante su celo, sintió esas suavidad y recibió la terminación de su misión para entregarla a otro, así nosotros en algunas coyunturas de la vida experimentamos un suave llamado a dejar la causa que nos motivaba y sentíamos propia de la voluntad de Dios, para que cedamos el protagonismo a otros, también enviados del Señor.

Salmo responsorial: 26



REFLEXIÓN

Oigo en mi corazón: "Buscad mi rostro

No es tan fácil escuchar el propio corazón, porque cantidad de veces nos arrepentimos de no haberlo hecho, cuando presentíamos algo.

Es un arte que consulta la profundidad del sentimiento auténtico, donde se refleja la suave brisa de la voluntad del Señor.

La maestra es María, madre de Jesús, a quien el evangelista pinta como alguien que reflexionaba todo en su corazón.

No rechaces con ira a tu siervo

Más que rechazarnos, nos distanciamos nosotros por nuestra voluntad y proyectamos en Él nuestro malestar.

Espera en el Señor, sé valiente

Por eso no debo creer ese malestar, que aupa el enemigo de nuestra amistad con el Señor, sino atravesarlo con paciencia, humildad y esperanza, para volver a encontrarlo disponible y amoroso.

Mateo 5,27-32



REFLEXIÓN

El que mira a una mujer casada deseándola(epitzimeo:deseo codicioso), ya ha sido adúltero con ella en su interior

La ética y moral cristiana del sexo y el matrimonio penden de la interpretación de esta Palabra porque es un lenguaje que reviste un tono radical, con imágenes vivas, que sugieren extremismos.

Frente a la ley con sus normas que guardan un orden social, el dicho de Jesús plantea un orden de la decisión personal que se fragua en la intención de actuar en cierto sentido.

La agudeza del ingenio humano ha encontrado una distinción entre deseo y fantasía, para dar a entender con ésta que se trata de un juego entretenido pasar imágenes provocativas y provocadoras por la imaginación y la memoria. La astucia consiste en evitar que la fantasía se convierta en deseo.

Frente a la casuística del divorcio, amparada por la ley, se opone la decisión del corazón, donde el deseo codicioso de apoderarse de alguien o algo se va formando.

Se trata de la responsabilidad personal, artículo escaso y de lujo en ciertas personas y grupos, que no le hacen frente, ni acusan su deficiencia, ni subsanan el daño cometido.

En nuestra conducta moderna el divorcio es moneda corriente de curso legal, pero más allá de los atenuantes y justificativos, no tiene la aprobación de la buena nueva. Al menos no cualquier divorcio

Así la buena nueva es un mensaje a favor de la pareja y su consolidación, no de su disolución. Es un mensaje de contracultura, porque se enfrenta a la cultura “light”, propia del consumismo, que igual echa en la basura un electrodoméstico dañado, que deshace la unión mediante juramento de fidelidad y permanencia.

El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio

La excepción es una palabra en griego: porneia, que ha dado mucha dificultad para traducir con exactitud. O para aceptarla con honestidad.

Lo cierto es que la excepción puede referirse a un acto o conducta sexual inmoral, aplicado a la mujer en esta sociedad patriarcal, pero también puede referirse a la idolatría en el contexto de la prostitución ritual, cuna de la aversión israelita por lo sexual y que echó a pique sus bondades evidentes.

Una situación de este tipo tiene sus antecedentes en el profeta Oseas quien tuvo como mujer a alguien enredado en ese tipo de culto.

Es interesante que también al varón le cae lo suyo, en esta sociedad patriarcal, porque comete adulterio al unirse a una divorciada.

Hoy en día la legión de divorciados existentes son un quebradero de cabeza para la pastoral de la comunidad creyente, porque también son hijos de Dios y hermanos para el ágape.

No todos tienen la misma génesis situacional en su separación, y existen atenuantes y agravantes a considerar.

En ciertas circunstancias permanecer unidos es un mayor mal, para ciertos matrimonios y parejas, que lo contrario, y compete ponerle fin.

Su cuidado pastoral es digno de un discernimiento imbuído de misericordia y fraternidad, que busque, aun en esa situaciones, el mayor bien posible para el reino del Señor.

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Viernes 10 de tiempo ordinario

Año Par

1Reyes 19, 9a. 11-16

Salmo responsorial: 26

Mateo 5,27-32