lunes, 26 de agosto de 2024

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 21 de tiempo ordinario

2Tesalonicenses 1, 1-5. 11b-12




REFLEXIÒN


la Iglesia de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo

Damos gracias a Jesús por darnos su Padre para que lo veamos como un Dios Padre y no como un ser abstracto e intimidante.

Os deseamos la gracia y la paz de Dios Padre y del Señor Jesucristo

La comunidad cristiana muestra conciencia desde sus primeros años, a través de Pablo, de considerarse una fraternidad, una comunión que tiene a Dios como Padre, el mismo que Jesús de Nazareth llamó Padre y se los compartió.

Qué es un Dios Padre, un absoluto Padre, una divinidad Padre? Desde antiguo la especie humana se ha dirigido a Otro y le ha llamado en diferentes formas.

Con Jesús, que aprendió la divinidad a quien se llamaba Padre en el judaísmo del primer siglo, sus seguidores y creyentes asumieron como propia y distintiva de su divinidad esa paternidad.

Quién era un padre en la cultura judía del primer siglo? En una cultura patriarcal y agraria?. Podemos trasvasar nosotros el sentido inspirado a nuestra cultura pluralista y urbana?. Con qué características?

Tal paternidad actual en un tiempo de crisis y reformulación de valores tradicionales debe ser parte de nuestra búsqueda de fe. Es una clave que nos urge.

Es el règimen de vida y estilo de existencia que emana de Él, Ellos y en el que podemos también existir nosotros, si queremos. Porque está a nuestro alcance, ya que nos fue concedido.

Es deber nuestro dar continuas gracias a Dios

Darse cuenta de esta realidad profunda que nos ayuda a alcanzar amor, impulsa a la acción de gracias, que inicia desde el prefacio y culmina en la renovación de la entrega de su hijo querido. Jesús nos recuerda cuánto el Padre amó al mundo.

vuestra fe crece vigorosamente, y vuestro amor, de cada uno por todos y de todos por cada uno, sigue aumentando.

La fe y el amor mutuo en aumento debe ser un distintivo de esa clave. La acción de gracias por la calidad de esa fraternidad también.

Una fe que lucha es un signo de la gracia

Tantas y tantas muestras de esta lucha, aun cuando no podamos conocer del pecado oculto de las personas. 

Pero si esa lucha se da,es solidaria, es en nombre del Señor, no es egoísta y entonces es de Dios.

vuestra fe permanece constante en medio de todas las persecuciones y luchas que sostenéis

La permanencia en la fe en medio del conflicto como señal de la paz, don del Padre, es otro tanto.

Dios, que pretende concederos su reino

La fe que permanece es una señal de la permanencia del designio entre nosotros.

Porque su Reino no es de este mundo y está en dolores de parto hasta que aparezca. El mundo lo odia y por tanto lo persigue, porque muestra que sus obras son tiniebla, y las tinieblas aborrecen la luz.

su fuerza os permita cumplir buenos deseos y la tarea de la fe

Su fuerza es la del Espíritu de Jesús concedida desde el bautismo.

Como en Pentecostés esperamos la fuerza de lo alto para cumplir los buenos deseos y la tarea de la fe

Salmo responsorial: 95



REFLEXIÒN

es grande el Señor, y muy digno de alabanza

Toda esta asociación y parentezco con el Señor es digna de alabanza y acción de gracias.


Mateo 23, 13-22




REFLEXIÒN

cerráis a los hombres el Reino de los cielos

Siendo cómplices con sus obras de una representación de la divinidad equívoca, conveniente a sus ambiciones, propicia para manipular desde el poder.

jurar por el oro del templo sí obliga

El reproche se basa en la idolatría práctica que hacemos al preferir la garantía del dinero a la del Señor.

Denuncia la inversión de valores que manifiesta un profundo ateísmo.

Son muchos los que tienen como prioridad pagar y cobrar las deudas económicas, que no paran de crecer con los intereses, y condenan a los necesitados a mal vivir, incluso a delinquir.

En cambio no tienen como prioridad cumplir la palabra empeñada, la promesa ofrecida, y su discurso es retórica impresionista para deslumbrar solo.

Es el arte de halagar los oídos de los escuchas, haciéndoles creer en la realización de sus sueños y fantasías.

Un discurso que se inauguró con la serpiente que tentó a Eva en el paraíso.

Así para algunos honrar las deudas injustas y tramposas está antes que vivir la verdad y equidad íntegras.

Qué pasaría si los acreedores llegarán a interiorizar que, lo que cobran, más bien lo deben, por las condiciones ilegítimas de su enriquecimiento? 

Se vendría abajo el sistema.

Así para algunos honrar las deudas injustas está antes que vivir la verdad íntegra.

Jurar por Dios, su templo, su altar, su presencia es más que cualquier otro juramento, por más valor que haya adquirido en las culturas humanas que son relativas.

La creación donada por el Señor es base de todo el enriquecimiento que desarrollamos culturalmente por nuestra libertad e ingenio.

No podemos seguir robando al Señor en su designio sobre lo creado, fascinados por el valor añadido que aportamos.

Es nuestra obligación de conciencia dar cuenta como administradores solamente.

quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él

El juramento común y corriente apela entre nosotros a garantías diferentes a la única del Padre de los cielos.

Se denuncia una sabiduría que lleva a una distinción astuta para no dejar los apegos que distancian y separan de lo que da sentido a todo.

Pero no podemos ufanarnos que no nos contagiaremos o más bien contaminaremos de esa sabiduría, si el Señor no nos ilumina y precave contra ella. 

Lámpara es tu palabra para mis pasos.

motivaciondehoy


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Lunes 21 de tiempo ordinario

2Tesalonicenses 1, 1-5. 11b-12

Salmo responsorial: 95

Mateo 23, 13-22

SAN CARLO ACUTIS DE ASIS

DOCTORES DE LA IGLESIA

 



Del tratado de San Ambrosio de Milán, obispo, sobre Caín y Abel
(Lib 1, 9, 34. 38-39: CSEL 32, 369.371-372)
Hay que orar especialmente por todo el cuerpo de la Iglesia

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altísimo. Alabar a Dios es lo mismo que hacer votos y cumplirlos. Por eso, se nos dio a todos como modelo aquel samaritano que, al verse curado de la lepra juntamente con los otros nueve leprosos que obedecieron la palabra del Señor, volvió de nuevo al encuentro de Cristo y fue el único que glorificó a Dios, dándole gracias. De él dijo Jesús: No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios. Y le dijo: «Levántate, vete: tu fe te ha salvado».

Con esto el Señor Jesús en su enseñanza divina te mostró, por una parte, la bondad de Dios Padre y, por otra, te insinuó la conveniencia de orar con intensidad y frecuencia: te mostró la bondad del Padre, haciéndote ver cómo se complace en darnos sus bienes, para que con ello aprendas a pedir bienes al que es el mismo bien; te mostró la conveniencia de orar con intensidad y frecuencia, no para que tú repitas sin cesar y mecánicamente fórmulas de oración, sino para que adquieras el espíritu de orar asiduamente. Porque, con frecuencia, las largas oraciones van acompañadas de vanagloria, y la oración continuamente interrumpida tiene como compañera la desidia.

Luego te amonesta también el Señor a que pongas el máximo interés en perdonar a los demás cuando tú pides perdón de tus propias culpas; con ello, tu oración se hace recomendable por tus obras. El Apóstol afirma, además, que se ha de orar alejando primero las controversias y la ira, para que así la oración se vea acompañada de la paz del espíritu y no se entremezcle con sentimientos ajenos a la plegaria. Además, también se nos enseña que conviene orar en todas partes: así lo afirma el Salvador, cuando dice, hablando de la oración: Entra en tu aposento.

Pero, entiéndelo bien, no se trata de un aposento rodeado de paredes, en el cual tu cuerpo se encuentra como encerrado, sino más bien de aquella habitación que hay en tu mismo interior, en la cual habitan tus pensamientos y moran tus deseos. Este aposento para la oración va contigo a todas partes, y en todo lugar donde te encuentres continúa siendo un lugar secreto, cuyo solo y único árbitro es Dios.

Se te dice también que has de orar especialmente por el pueblo de Dios, es decir, por todo el cuerpo, por todos los miembros de tu madre, la Iglesia, que viene a ser como un sacramento del amor mutuo. Si sólo ruegas por ti, también tú serás el único que suplica por ti. Y, si todos ruegan solamente por sí mismos, la gracia que obtendrá el pecador será, sin duda, menor que la que obtendría del conjunto de los que interceden si éstos fueran muchos. Pero, si todos ruegan por todos, habrá que decir también que todos ruegan por cada uno.

Concluyamos, por tanto, diciendo que, si oras solamente por ti, serás, como ya hemos dicho, el único intercesor en favor tuyo. En cambio, si tú oras por todos, también la oración de todos te aprovechará a ti, pues tú formas también parte del todo. De esta manera, obtendrás una gran recompensa, pues la oración de cada miembro del pueblo se enriquecerá con la oración de todos los demás miembros. En lo cual no existe ninguna arrogancia, sino una mayor humildad y un fruto más abundante.