viernes, 20 de septiembre de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Viernes 24 de tiempo ordinario Año Par

1Corintios 15, 12-20



REFLEXIÓN

 

Si anunciamos que Cristo resucitó de entre los muertos

 

Un anuncio no debe ser solo una proclamación oral sino también vivencial, existencial, experiencial.

Desde los mártires recibimos la muestra de un anuncio radical, con el ofrecimiento de la propia vida.

Pero también desde los confesores, que gastan la existencia en la dedicación a lo valores del evangelio, con intensidad y coherencia aun con debilidad. Con opción fundamental que significa una persistencia que viene desde el Espíritu, para mantenerse en la lucha y en el caminar, no obstante nuestras constantes deficiencias.

Es aquí donde se hace comprensible lo que es pecar contra el Espíritu: derrotarse definitivamente. Como el binario del talento que lo soterró por miedo al amo.

si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación carece de sentido y vuestra fe lo mismo.

No sólo carece de sentido, que es como una cosmovisión, un ordenamiento irrebasable. Sino que carece de verdad, la que se constituye como roca que resiste los embates.

resultamos unos embusteros, porque en nuestro testimonio le atribuimos falsamente haber resucitado a Cristo 

Ser mentirosos hoy, desde un punto de vista mediático y político, tiene mucho relieve y suscita gran escándalo, a veces fariseo porque está más atento al espectáculo que a la esencia del suceso. 

seguís con vuestros pecados; y los que murieron con Cristo se han perdido

En el disco duro del universo creado, sin posibilidad de trascender. 

somos los hombres más desgraciados

Gastados en un estilo de vida contracorriente

¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos

Como un grito que cohesiona desde los huesos, los afirma, los confirma, les da fortaleza, los mantiene erguidos, y anima a caminar hacia delante, y aun con miedos pero sin temor.

Como en el ojo del huracán donde la calma es un contraste asombroso con la furia que se va desatando en los bordes.

 

Salmo responsorial: 16



REFLEXIÓN

 

Señor, escucha mi apelación, / atiende a mis clamores, / presta oído a mi súplica, / que en mis labios no hay engaño 

Al menos nos has hecho más conscientes de los engaños que mantengo y no desecho.

tú que salvas de los adversarios

Que son más de los que uno pensaba.

yo con mi apelación vengo a tu presenci

Porque nos vas enseñando a llamarte y esperar, a entender la espera en tu dominio, a apreciar la transformación que sigilosamente operas desde nuestro centro, y preferir lo trascendente que eres tú, a lo provisional que son todos los bienes deseables.

Es como buscar el Reino de Dios y su justicia y lo demás vendrá por añadidura.

Lucas 8, 1-3



REFLEXIÓN

 

Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo

Itinerando como algunos políticos han descubierto que hay que hacer para enterarse de primera mano de los problemas y dar a conocer sus personas y propuestas.

A diferencia de algunos de ellos, Jesús conmovía por la credibilidad que despedía su persona y atraía, como un tesoro que se encuentra sorpresivamente. 

predicando el Evangelio del reino de Dios

Mostrando más bien, porque Jesús de Nazareth no prodigaba discursos demagógicos con promesas inciertas para quedar bien 

El ofrecía signos que provocaban fe y reflexión. Provocaban cambio de vida 

Un fenómeno de comunicación masiva de una buena noticia. 

No podemos decir algo así hoy, con tanta mala noticia del anti-reino.

Una profusa divulgación sádico-masoquista que martilla obstinadamente lo malo del mundo y su cúmulo de pobrezas y carencias. 

Un mundo así no parece que valga la pena vivirlo. Eso muestra la estadística de suicidios y deprimidos. 

Parece como la agenda envidiosa de una fuerza que detesta la buena nueva. Un dominio fatigante, como un imperio que resiste la obra buena, la buena palabra, la buena intención y busca desarmar con críticas aniquiladoras su proceso de bienaventuranza. 

María la Magdalena 

Quien es hoy la matriarca de las feministas y las activistas de género. 

A ellas le debemos por su reflexión e investigación, el énfasis en figuras que el sistema patriarcal no deja brillar suficientemente. 

En este logro también se cuela quien ya sabemos, para dañar por su extremismo la buena obra.

otras muchas que le ayudaban con sus bienes

Jesús es un modelo de libertad: se deja colaborar además con bienes, con dinero, pero sin apegarse, ni dejarse atar o manipular. 

Sin ese patrocinio quizá hubiera sido casi imposible la misión de Jesús por el Reino.

Pero tampoco tergiversó el sentido de una existencia que se mantenía lejos de la codicia.

Era el signo del Reino, donde el valor del dominio de Dios superaba todo inmediatismo y logro efímero. 

La intervención de Jesús mediante sanación y respuesta a ciertas necesidades de la población más pobre, no era para hacer un reino en este mundo, sino desde este mundo. 

Sino para abrirle paso a la comprensión del Reino del Padre y provocar una vida en armonía con él.

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Viernes 24 de tiempo ordinario Año Par

1Corintios 15, 12-20

Salmo responsorial: 16

Lucas 8, 1-3

DOCTORES DE LA IGLESIA

DOCTORES DE LA IGLESIA


 

VIERNES, XXIV SEMANA

De las cartas de San Agustín, obispo

(Carta 130, 14, 27—15, 28 a Proba: CSEL 44, 71-73)

El Espíritu intercede por nosotros


Quien pide al Señor aquella sola cosa que hemos mencionado, es decir, la

vida dichosa de la gloria, y esa sola cosa busca, éste pide con seguridad y pide con certeza, y no puede temer que algo le sea obstáculo para conseguir lo que pide, pues pide aquello sin lo cual de nada le aprovecharía cualquier otra cosa que hubiera pedido, orando como conviene. Esta es la única vida verdadera, la única vida feliz: contemplar eternamente la belleza del Señor, en la inmortalidad e incorruptibilidad del cuerpo y del espíritu. 

En razón de esta sola cosa, nos son necesarias todas las demás cosas; en razón de ella, pedimos oportunamente las demás cosas. Quien posea esta vida poseerá todo lo que desee, y allí nada podrá desear que no sea conveniente.

Allí está la fuente de la vida, cuya sed debemos avivar en la oración, mientras

vivimos aún de esperanza. Pues ahora vivimos sin ver lo que esperamos, seguros

a la sombra de las alas de aquel ante cuya presencia están todas nuestras

ansias; pero tenemos la certeza de nutrirnos un día de lo sabroso de su casa y de beber del torrente de sus delicias, porque en él está la fuente viva, y su luz nos hará ver la luz;aquel día, en el cual todos nuestros deseos quedarán saciados con sus bienes y ya nada tendremos que pedir gimiendo, pues todo lo poseeremos gozando.

Pero, como esta única cosa que pedimos consiste en aquella paz que

sobrepasa toda inteligencia, incluso cuando en la oración pedimos esta paz,

hemos de decir que no sabemos pedir lo que nos conviene. Porque no podemos

imaginar cómo sea esta paz en sí misma y, por tanto, no sabemos pedir lo que

nos conviene. Cuando se nos presenta al pensamiento alguna imagen de ella, la

rechazamos, la reprobamos, reconocemos que está lejos de la realidad, aunque

continuamos ignorando lo que buscamos.

Pero hay en nosotros, para decirlo de algún modo, una docta ignorancia;

docta, sin duda, por el Espíritu de Dios, que viene en ayuda de nuestra

debilidad

En efecto, dice el Apóstol: Cuando esperamos lo que no vemos,aguardamos con perseverancia.Y añade a continuación: El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.Y el que escudriña los corazones sabe cuál, es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.

No hemos de entender estas palabras como si dijeran que el Espíritu de Dios,

que en la Trinidad divina es Dios inmutable y un solo Dios con el Padre y el Hijo, orase a Dios como alguien distinto de Dios, intercediendo por los santos; si el texto dice que el Espíritu intercede por los santos es para significar que incita a los fieles a interceder, del mismo modo que también se dice: Se trata de una

prueba del Señor, vuestro Dios, para ver si lo amáis, es decir, para que

vosotros conozcáis si lo amáis. El Espíritu, pues, incita a los santos a que intercedan con gemidos inefables, inspirándoles el deseo de aquella realidad tan sublime que aún no conocemos, pero que esperamos ya con perseverancia. Pero ¿cómo se puede hablar cuando se desea lo que ignoramos? Ciertamente que si lo ignoráramos del todo no lo desearíamos; pero, por otro lado, si ya lo viéramos no lo desearíamos ni lo pediríamos con gemidos inefables.