miércoles, 27 de noviembre de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 34 de tiempo ordinario

Año Par

Apocalipsis 15, 1-4



REFLEXIÓN

con ellas se puso fin al furor de Dios

Los que experimentamos como furor, nuestra conciencia que nos incrimina y duele, de acuerdo a nuestra conducta, puede tener un fin, pero el amor de Dios no.

justos y verdaderos tus caminos

Los que nos atrevemos a recorrer con fe, esperanza y amor. En docilidad de la fe, en paciencia de discernimiento y lucha.

tus juicios se hicieron manifiestos

Una aspiración actual se centra en el descubrimiento y develación de los secretos y motivaciones ocultas, que se piensa activan las decisiones de hombres y mujeres, con poder en las sociedades.

La actividad mediática gestiona intensamente ese conocimiento, que se manifiesta espectacularmente en titulares y boletines televisados y cuyo efecto sobresaliente es el escándalo y la especulación.

Sin embargo lo que se anuncia en los juicios del Señor victorioso sobre el mal es el descubrimiento de las conciencias y sus más profundas motivaciones. Allí donde nadie puede llegar, ni siquiera la ley.

En ese recinto abierto a la intervención del Padre se valoran, con justicia divina las motivaciones humanas, decididamente desencadenantes.

Y en ese recinto dicta el Señor la pena y otorga la reconciliación, si en las conciencias hay disposición.

De ahí que el mensaje apocalíptico nos urja a la espera por el juicio que verdaderamente manifestará las conciencias, con radical transparencia.

Salmo responsorial: 97



REFLEXIÓN

revela a las naciones su justicia

El reino de la libertad humana, su uso o abuso, es el reino que el Señor juzga y manifiesta a lo largo de la historia y conclusivamente en su consumación, cuando llegue a ser todo en todos.

Para la visión de fe las señales contrarias que se van dando en la historia convergen en una soberanía eminente y dominante: la soberanía del dueño de la historia.

Así como el mar se encrespa y las olas en la superficie se alzan violentas hacia el cielo, pero más en el fondo la vida permanece serena, así los creyentes confiados en el Padre, señor de la historia, afrontan desde un fondo sereno los movimientos violentos de la superficie.

A través de acontecimientos nos da a conocer su voluntad de justicia, a favor de los más débiles.

Lucas 21, 12-19



REFLEXIÓN

Os echarán mano, os perseguirán, estregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre

Se trata del tumulto externo y superficial. El eco de la tribulación de la comunidad por causa de su fe después de Jesús es animada por una profecía, que puede ser después del hecho, como venida del mismo Jesús, dicha no se sabe en qué momento, para dar coraje, firmeza, constancia y esperanza.

Para acercar al Señor del Cielo glorificado el caminar de la comunidad que lucha por serle fiel.

así tendréis ocasión de dar testimonio

Es la misión en medio de la historia

Haced propósito de no preparar vuestra defensa

Tenemos la disposición adecuada si no ansiamos defendernos,

yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.

Pero sí actuar con poder de la fuerza y la arbitrariedad. No necesariamente el Espíritu nos librará de la fuerza, pero sí de las acusaciones infundadas. Sino que la defensa se construye en las mociones de su Palabra

Él será nuestra primera línea de defensa. Pero la estrategia no ha cambiado. 

Su propia defensa fue su Padre, y sus palabras ante los jueces y verdugos fueron la sabiduría del Espíritu. 

Empero fue condenado a muerte. A lo cual no hemos de temer, porque la condena no significa que la defensa no ha dado resultado, sino que se hace y ejecuta el Reino del Padre.

Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía

Lo nunca esperado, ni pensado, ni soñado, que nuestra carne nos repudie.

Estamos avisados y no debemos sorprendernos por la traición que nos puede venir en el ejercicio del testimonio

Estas palabras que el evangelista atribuye a Jesús y como tal son recibidas por la comunidad creyente o orante, se muestran vividas de antemano por el propio Señor. No pide nada que él no haya superado.

ni un cabello de vuestra cabeza perecerá

Lo fundamental estará asegurado.

Nuestra valentía y mar de fondo no es nuestro, sino el don de su apoyo y compañía en nuestro caminar de fe.

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Miércoles 34 de tiempo ordinario

Año Par

Apocalipsis 15, 1-4

Salmo responsorial: 97

Lucas 21, 12-19

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS

BEATO CARLO


 

De la homilía de un autor del siglo II
(Caps 15, 1-17, 2: Funk 1, 161-167)
Convirtámonos a Dios, que nos llama


Creo que vale la pena tener en cuenta el consejo que os he dado acerca de la

continencia; el que lo siga no se arrepentirá, sino que se salvará a sí mismo por

haberlo seguido y me salvará a mí por habérselo dado. No es pequeño el premio

reservado al que hace volver al buen camino a un alma descarriada y perdida. La mejor muestra de agradecimiento que podemos tributar a Dios, que nos ha

creado, consiste en que tanto el que habla como el que escucha lo hagan con fe y

con caridad.

Mantengámonos firmes en nuestra fe, justos y santos, para que así podamos

confiadamente rogar a Dios, pues él nos asegura: Clamarás al Señor, y te

responderá: «Aquí estoy». Estas palabras incluyen una gran promesa, pues nos

demuestran que el Señor está más dispuesto a dar que nosotros a pedir. Ya que

nos beneficiamos todos de una benignidad tan grande, no nos envidiemos unos

a otros por los bienes recibidos. Estas palabras son motivo de alegría para los

que las cumplen, de condenación para los que las rechazan.

Así, pues, hermanos, ya que se nos ofrece esta magnífica ocasión de

arrepentirnos, mientras aún es tiempo convirtámonos a Dios, que nos llama y

se muestra dispuesto a acogernos. Si renunciamos a los placeres terrenales y

dominamos nuestras tendencias pecaminosas, nos beneficiaremos de la

misericordia de Jesús. Daos cuenta que llega el día del juicio, ardiente como

un horno, cuando el cielo se derretirá y toda la tierra se licuará como el plomo

en el fuego, y entonces se pondrán al descubierto nuestras obras, aun las más

ocultas. Buena cosa es la limosna como penitencia del pecado; mejor el ayuno

que la oración, pero mejor que ambos la limosna; el amor cubre la multitud

de los pecados, pero la oración que sale de un corazón recto libra de la

muerte. Dichoso el que sea hallado perfecto en estas cosas, porque la limosna

atenúa los efectos del pecado.

Arrepintámonos de todo corazón, para que no se pierda ninguno de

nosotros. Si hemos recibido el encargo de apartar a los idólatras de sus errores,

¡cuánto más debemos procurar no perdernos nosotros que ya conocemos a

Dios! Ayudémonos, pues, unos a otros en el camino del bien, sin olvidar a los

más débiles, y exhortémonos mutuamente a la conversión.