jueves, 11 de diciembre de 2025

SAN CARLO DE JESUS ACUTIS DE ASIS



 

De los sermones de san Pedro Crisólogo, obispo

(Sermón 147: PL 52, 594-595)

 

EL AMOR ANHELA VER A DIOS

 

Al ver el mundo oprimido por el temor, Dios procura continuamente llamarlo con amor; lo invita con su gracia, lo atrae con su caridad, lo abraza con su afecto.

 

Por eso lava con las aguas del diluvio a la tierra que se había pervertido y constituye a Noé padre de la nueva generación, le brinda su amistad, le habla amablemente, le indica lo que debe hacer y lo consuela, prometiéndole su favor para el futuro. Deja luego de darle órdenes y, tomando parte él mismo en la labor, ayuda a encerrar en el arca a aquella descendencia que había de perdurar por todos los tiempos, para que este amor, que se manifestaba en la participación de aquel trabajo, borrara todo temor, que es propio de la servidumbre, y para que así esta comunidad de amor conservara lo que había sido salvado por la comunidad de labor.

 

Por eso llama también luego a Abraham de entre los paganos, engrandece su nombre, lo hace padre de la fe, lo acompaña en el camino, lo cuida durante su permanencia en un país extranjero, lo enriquece con toda clase de bienes, lo honra con triunfos, lo regala con promesas, lo libra de las injurias, lo consuela haciéndose su huésped y, contra toda esperanza, le concede milagrosamente un hijo; para que, colmado con tantos beneficios y atraído con tantas pruebas de la caridad divina, aprenda a amar a Dios y no a temerlo, a rendirle culto por amor y no dominado por el terror.

 

Por eso consuela en sueños a Jacob durante su huida, y a su regreso lo incita a luchar y a trabarse con él en singular combate; para que terminara amando, no temiendo, al autor de ese combate.

 

Por eso llama a Moisés, revelándose como el Dios de sus antepasados, le habla con amor de padre y lo apremia a que libere a su pueblo de la opresión de Egipto.

 

Ahora bien, por todo lo que acabamos de evocar -que manifiesta cómo la llama de la divina caridad encendió los corazones de los hombres y cómo Dios derramó en sus sentidos la abundancia de su amor-, los hombres, que estaban privados de la visión de Dios a causa del pecado, comenzaron a desear ver su rostro.

 

Pero la mirada del hombre, tan limitada, ¿cómo podría abarcar a Dios, a quien el mundo no puede contener? La fuerza del amor no mide las posibilidades, ignora las fronteras. El amor no discierne, no reflexiona, no conoce razones. El amor no se resigna ante la imposibilidad, no se intimida ante ninguna dificultad.

 

Si el amor no alcanza el objeto de sus deseos, llega hasta a ocasionar la muerte del amante; va, por lo tanto, hacia donde es impulsado, no hacia donde parece lógico que deba de ir. El amor engendra el deseo, se enardece cada vez más y tiende con mayor vehemencia hacia lo que no consigue alcanzar. Y ¿qué más diré?

 

El amor no descansa mientras no ve lo que ama; por eso los santos estimaban en poco cualquier recompensa, mientras no viesen a Dios.

 

Por eso el amor que ansía ver a Dios se ve impulsado, por encima de todo discernimiento, por el deseo ardiente de encontrarse con él.

 

Por eso Moisés se atrevió a decir: Si he obtenido tu favor, muéstrate a mí.

 

Por eso también se dice en otro lugar: Déjame ver tu figura. Y hasta los mismos paganos en medio de sus errores se fabricaron ídolos para poder ver con sus propios ojos el objeto de su culto.

miércoles, 10 de diciembre de 2025

PALABRA COMENTADA


 Miércoles 2ª semana de Adviento

Isaías 40,25-31




REFLEXIÓN

Diciendo Mi suerte está oculta al Señor, mi Dios ignora mi causa los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, echan alas como las águilas, corren sin cansarse, marchan sin fatigarse

El Señor debe ser tomado en serio como único valedor y abogado, y no tiene sentido andar divulgando las penurias que sólo de Él esperan el auxilio.

Salmo responsorial: 102

REFLEXIÓN

no olvides sus beneficios

Él perdona todas tus culpas / y cura todas tus enfermedades; / él rescata tu vida de la fosa / y te colma de gracia y de ternura

El testimonio bíblico es que Dios hace por nosotros, por lo cual hay que glorificar, bendecir, agradecer, alabar.

El Señor es compasivo y misericordioso, / lento a la ira y rico en clemencia; / no nos trata como merecen nuestro pecados / ni nos paga según nuestras culpas

Para nuestros perfiles parece muy tolerante, paciente, demorado en el castigo si castiga, cuando pensamos en los demás. Para nuestra causa pareciera tenernos mucha paciencia si fallamos. No mira nuestro corazón como lo miramos nosotros, por lo cual no conviene auto-justificarnos sino esperar de El.

Mateo 11,28-30






REFLEXIÓN

exclamó Jesús: "Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaréCargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera."

Este es un texto que sólo con leerlo produce descanso. Jesús se muestra diferente. No es argumentativo, ni confrontador, ni está envuelto en polémica ni está denunciando la injusticia.

Es acogedor, vivencialmente animador, apoya, soporta, consuela, se muestra él también como parte del problema y aporta una estrategia: manso y humilde.

No se puede negar que vivo un agobio, cúmulo de experiencias vividas, anhelos postergados, frustraciones, éxitos a medias y la cercanía de la enfermedad y la muerte por la edad que avanza.

 Sentir estas palabras como alivio son una bendición y una cercanía del Padre bueno en su hijo misericordioso.

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Miércoles 2ª semana de Adviento

Isaías 40,25-31

Si nos entiende no es para que nos estacionemos y mantengamos el victimismo. Es para mejor y más motivarnos a la peregrinación ascensional.

Salmo responsorial: 102

Cuando superamos el agobio y agradecemos los beneficios recibidos e interminables del Señor, vuelve el sentido que nos motiva, vuelve el magis.

Mateo 11,28-30

Es un trabajador itinerante el que lo dice. Alguien que empatiza con sus seguidores en cuanto a la fatiga y agobio de acompañarlo y escucharlo y colaborarle. Nuestro tiempo incluiría el aspecto subjetivo que tampoco debiófaltar: la incomprensión, la falta de respuesta y entusiasmo, la exigencia y mezquindad de quienes también le siguen, y los que le dejan.El cocimiento a fuego lento de un dirigente que se mantiene en servicio