BEATO CARLO
encuentro 3
“La tristeza es dirigir la mirada
hacia uno mismo, la felicidad es
dirigir la mirada hacia Dios”
palabra del señor:
“Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir,
alégrense. Que la bondad de ustedes sea conocida
por todos los hombres. El Señor está cerca.” (Mt 9, 9)
Reflexión:
El cristiano que ha tenido un encuentro
personal con Jesús, entiende lo importante
que es mirarlo a Él en todo momento. Todas
las cosas tienen sentido en el mismo Jesús,
y vamos siendo felices en Él cuando lo miramos y salimos de nosotros mismos. Ante su
grandeza, lo que nos entristece se achica, porque
nosotros nos encontramos como somos: pequeños
Para pensar y rezar
:
• ¿Qué me entristece habitualmente? ¿Qué me
alegra?
• ¿Recuerdo algún momento de feliz encuentro con
Jesús en el Sagrario?
Gesto:
Somos conscientes de que en algún momento del día
o en la semana, hay alguien que no está pasando
un buen momento. Te invito a que te acerques (o
le escribas) a esa persona y le regales una sonrisa.
Preguntale su nombre para rezar por él o ella. Y si
da para más, arreglá un momento de juntada para
charlar un poco más.
desafío:
Animate a emprender un servicio durante esta
semana, donde lo importante no sólo sea “salir de
uno mismo”, sino servir con alegría desde corazón.
Proponete algo accesible a tus posibilidades,
teniendo en cuenta ser creativo.
Oración:
Querido Carlo, ¿qué te parece si me
ayudás a saber encontrar y mirar a Jesús
en todo momento? Y cuando caiga en el
narcisismo, que me hace pensar solo en mí,
con toda libertad y sin vergüenza pueda
volver la mirada a Jesús, nuestro amigo,
manteniendo la alegría.
Encuentros con Jesús
Buscar al Señor, guardar su Palabra,
tratar de responderle con la propia
vida, crecer en las virtudes, eso hace
fuertes los corazones de los jóvenes.
Para eso hay que mantener la
conexión con Jesús, estar en línea con
Él, ya que no crecerás en la felicidad
y en la santidad sólo con tus fuerzas
y tu mente. Así como te preocupa
no perder la conexión a Internet,
cuida que esté activa tu conexión
con el Señor, y eso significa no cortar
el diálogo, escucharlo, contarle tus
cosas, y cuando no sepas con claridad
qué tendrías que hacer, preguntarle:
«Jesús, ¿qué harías tú en mi lugar?».
(Christus Vivit 158)
No hay comentarios:
Publicar un comentario