Miércoles 3 semana de Adviento
Isaías 45,6-25
REFLEXIÓN
artífice de la luz, creador de las tinieblas,
autor de la paz, creador de la desgracia; yo, el Señor, hago todo esto.
No se
acepta hoy que la definición del Señor contenga ser responsable de desgracias
donde víctimas inocentes, como los niños, pierden la vida.
Se
intenta explicar textos como éstos recurriendo a la mentalidad antigua que
atribuye todo, lo bueno y lo malo, a la divinidad justa.
Hoy
asumiendo la experiencia de daño sufrida por Jesús, hijo amado del Padre,
asumimos ese daño como querido por Dios pero para nuestro bien, aunque no lo
veamos. Así es el ejemplo de Jesús confiado hasta el final.
Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay
ninguno más
Con su
ejemplo, Jesús nos ubica ante un Dios Padre único, de quien debemos esperar
todo.
"Sólo el Señor tiene la justicia y el
poder"
El
profeta en su momento a los deportados a tierra extraña animaba a entregarse al
Misterio único del Señor, y en él arrojar sus dudas, reclamos y vacilaciones que
los ponia en el borde de la apostasía.
A él vendrán avergonzados los que se
enardecían contra él
Porque
el profeta intenta disuadirles de buscar otra alianza que no sea el Señor. Los
exhorta a superar su rebeldía y confesarlo como el único Señor.
Salmo responsorial: 84
REFLEXIÓN
La justicia marchará ante él, / la salvación
seguirá sus pasos
No vemos
mucha justicia cumplida durante nuestra existencia y por eso el anhelo
permanece en vigilia constante, conformándose ocasional y temporalmente con
algún pequeño logro que le signifique a la esperanza un aliento para seguir
hasta el final.
En
realidad se trata con la liturgia renovable periodo tras periodo, con su
rituales y símbolos, que parecen incansables en su gestión. Se trata- digo -de
mantener la esperanza, para que no desfallezca, se desanime y dejemos de
caminar. La liturgia y la Palabra es como una luz en la oscuridad del camino.
Lucas 7,19-23
REFLEXIÓN
Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar
al Señor: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a
otro?"
Pudo ser
que Juan quisiera para sí una confirmación de su fe en quien había señalado
como más digno. Pero también que quisiera ayudar a los seguidores suyos a
transferir su fe a Jesús y reconocerlo como único líder. Así evitaría que se
dispersaran y perdieran. Actuaba como un maestro que ama y preserva a sus
seguidores.
"Id a anunciar a Juan lo que habéis visto
y oído:
Y Jesús
satisfizo a Juan,primero actuando y luego confirmándole que la era mesiánica ya
estaba aquí con él, activa y en proceso.
“Y dichoso el que no se escandalice de mí"
Y ahora
era su decisión y la de sus discípulos aceptarlo como único salvador.
Esta
pregunta de Juan y la respuesta de Jesús, debiera resonar en nuestros oídos
para escuchar y actuar hoy en día. Debiéramos reconocer los signos de la era
mesiánica.
Y
superar los anti-signos: las voces que descalifican el reino de los cielos
presente, activo y en proceso, con sus malas nuevas constantes.
Las cuales
sólo nos desaniman del bien, y nos deprimen para seguir caminando.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1602998401058197506?s=20&t=T3_DNOOm-9qZw6FfW2V7XQ
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