Miércoles 23 de tiempo ordinario
I Corintios 7, 25-31
25En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor, pero doy mi
opinión como el que habiendo recibido la misericordia del Señor es digno de
confianza. 26Creo, pues, que esto es bueno en vista de la presente aflicción; es decir,
que es bueno que el hombre se quede como está. 27¿Estás unido a mujer? No procures separarte. ¿Estás libre de mujer? No
busques mujer. 28Y si te casas, no has pecado; y si una virgen se casa, no ha pecado. Sin
embargo, ellos tendrán problemas en esta vida, y yo quiero evitárselos. 29Pero esto digo, hermanos: el tiempo ha sido acortado; de modo que de ahora
en adelante los que tienen mujer sean como si no la tuvieran; 30los que lloran, como si no lloraran; los que se regocijan, como si no se
regocijaran; los que compran, como si no tuvieran nada; 31los que aprovechan el mundo, como si no lo aprovecharan plenamente; porque
la apariencia de este mundo es pasajera.
COMENTARIO
Pero estos tales sufrirán la tribulación(thlipsis)de la carne.
La unión carnal es un bien, como realidad de este
mundo. Luego el mundo es un bien. El mundo no es un mal. Una diferencia abismal
con respecto al odio del mundo de la filosofía griega y de los primeros
anacoretas.
Sin embargo éstos tampoco negaban el bien en el
mundo, pero no canonizaban el mundo en cuanto tal.
Pablo como judío ama el mundo como creación de Dios
y entre los bienes del mundo está la unión carnal.
Solo que como los bienes de este mundo tiene sus
tribulaciones, sus conflictos, porque está de por medio la unión de voluntades,
de libertades, que es una conquista, una tarea, un don procesual.
Queda como solución que los que tienen mujer
vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que
están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran;
los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la
representación de este mundo se termina.
La mejor disposición para llevar a cabo esta
conquista es caer en cuenta del mundo que pasa y no dura para siempre. Una
lección que muchos no aprenden sino hasta el final de sus días, con amargura.
Y de esa convicción o previsión se extrae la
lección fundamental de no asirse, no apoderarse, no aferrarse sino liberarse.
Vivir los bienes con la sabiduría del peregrino:el que está de paso.
3. Nos podemos preguntar: ¿Qué
«tribulaciones de la carne» tenía Pablo en el pensamiento? Cristo hablaba
sólo de los sufrimientos (o «aflicciones») que padece la mujer cuando ha de dar
«a luz al hijo», subrayando a la vez la alegría (cf. Jn 16, 21) con que
se regocija en compensación de estos sufrimientos, después del nacimiento del
hijo: la alegría de la maternidad. En cambio, Pablo escribe sobre las
«tribulaciones del cuerpo» que esperan a los casados. ¿Acaso será ésta la expresión
de una aversión personal del Apóstol hacia el matrimonio? En esta observación
realista hay que ver una advertencia justificada a quienes —como a veces los
jóvenes— piensan que la unión y convivencia conyugal han de proporcionarles
sólo felicidad y gozo. La experiencia de la vida demuestra que no rara vez los
cónyuges quedan desilusionados respecto de lo que principalmente se esperaban. El gozo de la unión lleva consigo también las
«tribulaciones de la carne», sobre las que escribe el Apóstol en la Carta a los
Corintios. Con frecuencia son «tribulaciones» de naturaleza moral. Si él quiere
decir con esto que el verdadero amor conyugal —aquel precisamente por el que
«el hombre... se adherirá a su mujer y vendrán a ser los dos una sola carne» (Gén
2, 24)— es al mismo tiempo un amor difícil, ciertamente se mantiene
dentro del terreno de la verdad evangélica y no hay razón alguna para descubrir
aquí síntomas de la actitud que caracterizaría más tarde al maniqueísmo. ( JUAN PABLO II AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 30 de junio
de 1982)
Salmo Responsorial:
44
COMENTARIO
Escucha, hija, mira: inclina el oído, / olvida
tu pueblo y la casa paterna; / prendado está el rey de tu belleza:
Porque no nos liberamos para el duelo de la pérdida
de unos bienes, sino para el encuentro definitivo del Padre que colmará todo
deseo.
"A cambio de tus padres, tendrás hijos, /
que nombrarás príncipes por toda la tierra."
En la ley común de la existencia por la unión
carnal se dejan los padres y se adquiere descendencia. Un bien reemplaza otro,
en una escalada hacia la plenitud, que se fundamenta en la esperanza.
Es un proceso que nos advierte de un horizonte
mayor, más allá de esa unión, que consiste en la unión divina.
Lucas 6, 20-26
20Volviendo su vista hacia Sus discípulos, decía: "Bienaventurados
ustedes los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios. 21"Bienaventurados ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán
saciados. Bienaventurados ustedes los que ahora lloran, porque reirán. 22"Bienaventurados son ustedes cuando los hombres los aborrecen, cuando
los apartan de sí, los colman de insultos y desechan su nombre como malo, por
causa del Hijo del Hombre. 23"Alégrense en ese día y salten de gozo, porque su recompensa es
grande en el cielo, pues sus padres trataban de la misma manera a los profetas.
24"Pero ¡ay de ustedes los ricos! Porque ya están recibiendo todo su
consuelo. 25"¡Ay de ustedes, los que ahora están saciados! Porque tendrán hambre.
¡Ay de ustedes, los que ahora ríen! Porque se lamentarán y llorarán. 26"¡Ay de ustedes, cuando todos los hombres hablen bien de ustedes!
Porque de la misma manera trataban sus padres a los falsos profetas.
COMENTARIO
"Dichosos los pobres, porque vuestro es el
reino de Dios.
Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Porque
la palabra que sale de la boca de Dios será la que los sacie.
Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis
Hay
promesa y esperanza que tras el dolor vendrá la alegría. Tras la desolación la
consolación.
Nuestro tiempo está dedicando especial
concentración de atención y cuidado a la realidad social de los despojados de
bienes de este mundo.
Se insiste con razón que la creación es para que
todos vivan a plenitud los bienes de la vida y que no existan excluídos porque
si no se viola sus derechos al bienestar material, y su derecho a la felicidad
de este mundo.
Lo que podemos olvidar o menospreciar cuando
insistimos en este enfoque es la felicidad
y dicha anunciada a los que asumen la falta de posesión como una
liberación para el mundo venidero y se abren en su carencia a la dicha de la
unión definitiva con el Padre.
Esto también es evangelio, buena nueva. Y si
dejamos de señalar el Principio y fundamento, fallamos en la consistencia de
nuestra misión.
Por eso en los ejercicios espirituales ignacianos
se abre al horizonte último de la unión desde el principio, y se cierra con la
metodología y proceso de peregrinaje en la Contemplación para alcanzar amor.
Dichosos vosotros, cuando os odien los
hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame,
por causa del Hijo del hombre-
Alegraos ese día y saltad de gozo, porque
vuestra recompensa será grande en el cielo
Eso es lo que hacían vuestros padres con
los profetas
Lo que
acarrea vivir en contracultura de la idolatría circundante. Lo que acarrea
vivir la palabra y significarla en un estilo de vida.
Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque
ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!,
porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y
lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían
vuestros padres con los falsos profetas."
Los ayes
o lamentaciones, al estilo profético, no son maldiciones, sino dolor, como el
de Jesús cuando llora sobre Jerusalén, porque el estilo de vida idólatra no
cesa ni cesará, y el camino de vida para muchos se perderá.