miércoles, 4 de noviembre de 2020

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Miércoles, XXXI semana

San Cirilo de Jerusalén Catequesis 5, Sobre la fe y el símbolo 10-11

La fe, aunque por su nombre es una, tiene dos realidades distintas. Hay, en efecto, una fe por la que se cree en los dogmas y que exige que el espíritu atienda y la voluntad se adhiera a determinadas verdades; esta fe es útil al alma, como lo dice el mismo Señor: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio; y añade: El que cree en el Hijo no está condenado, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida. ¡Oh gran bondad de Dios para con los hombres! Los antiguos justos, ciertamente, pudieron agradar a Dios empleando para este fin los largos años de su vida; mas lo que ellos consiguieron con su esforzado y generoso servicio de muchos años, eso mismo te concede a ti Jesús realizarlo en un solo momento. Si, en efecto, crees que Jesucristo es el Señor y que Dios lo resucitó de entre los muertos, conseguirás la salvación y serás llevado al paraíso por aquel mismo que recibió en su reino al buen ladrón. No desconfíes ni dudes de si ello va a ser posible o no: el que salvó en el Gólgota al ladrón a causa de una sola hora de fe, él mismo te salvará también a ti si creyeres. La otra clase de fe es aquella que Cristo concede algunos como don gratuito: Uno recibe del Espíritu hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. Esta gracia de fe que da el Espíritu no consiste solamente en una fe dogmática, sino también en aquella otra fe capaz de realizar obras que superan toda posibilidad humana; quien tiene esta fe podría decir a una montaña, que viniera aquí, y vendría. Cuando uno, guiado por esta fe, dice esto y cree sin dudar en su corazón que lo que dice se realizará, entonces este tal ha recibido el don de esta fe. Es de esta fe de la que se afirma: Si fuera vuestra fe como un grano de mostaza



COMENTARIO

Se nos han entregado tradicionalmente verdades para ser creídas, por fieles creyentes, quizás no del todo íntegros y coherentes, por lo que advertimos fallas estamos tentados de escándalo y tropiezo. Pero la fidelidad y humildad en recibir y asumir nos potencia en la receptividad del don de la fe que obra maravillas, y crece portentosamente y se multiplica. Una fe que no se contenta en seguir y poseer, sino que empuja a contemplar y comunicar, y poner obras que sean señales del reino presente.

martes, 3 de noviembre de 2020

 

Martes 31 de tiempo ordinario

Filipenses 2, 5-11

5Haya, pues, en ustedes esta actitud (esta manera de pensar) que hubo también en Cristo Jesús, 6el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, 7sino que Se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. 8Y hallándose en forma de hombre, se humilló El mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9Por lo cual Dios también Lo exaltó hasta lo sumo, y Le confirió el nombre que es sobre todo nombre, 10para que al nombre de Jesús SE DOBLE TODA RODILLA de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, 11y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.



COMENTARIO

 Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.

Una traducción más literal del griego se traduciría como”En todo tengan o sean en uds. entrañables como Jesús” O: “tengan en uds. las entrañas que caracterizan a Jesús”.

La antropología subyacente en nuestro pensamiento occidental del siglo XXI adjudica a los sentimientos una gran carga favorable hasta el punto que algunos teóricos caracterizan nuestra época como emotivista.

Pero en el origen el genio de la cultura aramea a la que el evangelio deja asomar en su griego de uso común o koiné indica una cualidad de sentir que físicamente se ubica en la región cercana al diafragma y el corazón que quizás podemos traducir aproximadamente como afectarse o dejarse afectar.

Se trata de una experiencia que brota de lo profundo de la persona por la cual se identifica o se distancia de una persona, una idea o causa, una situación que lo saca de su indiferencia.

San Ignacio de Loyola en los ejercicios hace alusión a una experiencia de todo el hombre que puede asemejarse cuando describe un tipo de consolación que se piensa es de Dios nuestro Señor de tal manera que no puede dudar que sea de Él.

Cuántas veces en nuestra vida hemos llegado a ese punto, de tal manera que contamos con un criterio de seguimiento de la voluntad de Dios?

Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo,

y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Pablo recoge este himno cantado entre cristianos que tempranamente expresaba la subjetivación de Jesús de Nazaret, como Hijo de Dios abajado (kenótico).

Pablo se afecta o abre sus entrañas al modo que Jesús para exhortar a que su comunidad se mantenga en una fe que abre sus entrañas como Jesús, para ser capaces de seguirse abajando por los demás.

Parece resonar aquellas palabras de Jesús que hablan del mayor amor que tiene el amigo que da la vida por los amigos.

Salmo responsorial: 21



COMENTARIO

contarán su justicia al pueblo que ha de nacer: / todo lo que hizo el Señor

Se trata de una revolución de la justicia, tal como la conocemos y la practicamos.

Para entrar en su comprensión plena hay que afectarse, abrir las entrañas en seguimiento del Jesús abajado.

Lucas 14, 15-24

15Cuando uno de los que estaban sentados con El a la mesa oyó esto, Le dijo: "¡Bienaventurado (Feliz) todo el que coma pan en el reino de Dios!"
16Pero Jesús le dijo: "Cierto hombre dio una gran cena, e invitó a muchos. 17"A la hora de la cena envió a su siervo a decir a los que habían sido invitados: 'Vengan, porque ya todo está preparado.' 18"Pero todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: 'He comprado un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me excuses.' 19"Otro dijo: 'He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego que me excuses.' 20"También otro dijo: 'Me he casado, y por eso no puedo ir.' 21"Cuando el siervo regresó, informó de todo esto a su señor. Entonces, enojado el dueño de la casa, dijo a su siervo: 'Sal enseguida por las calles y callejones de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los ciegos y los cojos.' 22"Y el siervo dijo: 'Señor, se ha hecho lo que usted ordenó, y todavía hay lugar.' 23"Entonces el señor dijo al siervo: 'Sal a los caminos y por los cercados, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa. 24'Porque les digo que ninguno de aquellos hombres que fueron invitados probará mi cena.'"



COMENTARIO

Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos."

En esto consiste la justicia del reino: abrirse como festín a quienes menos dignidad tienen a los ojos del mundo.

Los que son como ellos tiene las entrañas preparadas para entender el sentido del reino como la dicha de un banquete que estrecha lazos entre los dispuestos a compartir.

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