Proyecto de vida:
“Estar siempre unido a Jesús”
La vida de Carlo Acutis es una vida escrita con notas de Evangelio. Carlo es buena
noticia y por eso se nos hincha el corazón al saber que estamos prontos a su
beatificación. Un amigo, nuestro amigo, ha pisado fuerte y está dejando huellas
de santidad. Su paso por este mundo no quiere quedar escondido. Por estos días,
muchos hablan de él, lo quieren conocer más, lo buscan en las redes sociales,
sus fotos se comparten y los videos sobre su vida no paran de
reproducirse. Es que Carlo despertó nuestra sed más profunda. Sed
que nos lleva a “conectarnos” y darnos cuenta de que todos estamos invitados a
beber de la misma fuente: Jesús. La alegría nos inunda y el cielo parece
ponerse al alcance de todos.
Es que Carlo despertó
nuestra sed más profunda. Sed que nos lleva a “conectarnos” y darnos cuenta de
que todos estamos invitados a beber de la misma fuente: Jesús.
“Estar siempre unido a Jesús, ese es mi proyecto de vida”, decía. ¡Qué
claridad! Es sorprendente que siendo tan joven nos haya dejado un legado tan
significativo. Una verdad revelada que no da lugar a confusiones. Su vida nos
muestra que es junto a Jesús con quien debemos aventurarnos para que nuestras
vidas puedan ser pleno reflejo del amor de Dios. La juventud es un tiempo
valioso, tiempo de sueños, de proyectos, tiempo de decisiones importantes y
nuestra fe no puede quedar al margen de todo esto. En Carlo confluyen la fe y
la vida, y dan lugar a un cauce de santidad. En él se cumple lo que nos cuenta
el papa Francisco cuando habla de los jóvenes santos de la
historia de la Iglesia y nos dice que “su ejemplo muestra de qué son
capaces los jóvenes cuando se abren al encuentro con Cristo”.[1] Carlo es un fiel
testimonio de este encuentro y por eso su beatificación abraza toda
vida joven y nos lo presenta como puente hacia Jesús.
La juventud es un
tiempo valioso, tiempo de sueños, de proyectos, tiempo de decisiones
importantes y nuestra fe no puede quedar al margen de todo esto.
La vida de Carlo es hoy signo de nuestro tiempo que no podemos dejar pasar. Es una vida que
habla e interpela de manera muy directa al corazón joven. Y, por qué no, a tu
corazón. Es una vida que nos provoca, nos redirecciona. Es brújula que nos da
pistas de hacia dónde estamos llamados a ir y de qué modo podemos llegar.
Aparece en nuestro camino como ayuda en el momento oportuno. La
juventud a la luz de la vida de Carlo tiene muchos apuntes para tomar y
decisiones que revisar. La juventud a la luz de la vida de Carlo tiene
hoy la oportunidad de hacerse buenas preguntas cuyas respuestas podrían
iluminar la misión que tenemos en una Iglesia que cada día está más
comprometida con la evangelización en el mundo digital. Pero también en una
Iglesia que no puede ser sorda ante el “clamor de los pobres”, Carlo es al
mismo tiempo modelo de caridad silenciosa que ha sabido darse a quienes más
necesitan .
La juventud a la luz
de la vida de Carlo tiene muchos apuntes para tomar y decisiones que revisar.
En fin, Carlo no sólo viene a “darnos una mano”, sino su propia
vida. Este muchacho es la prueba de que Dios se nos quiere mostrar con
un rostro joven. Creo que contemplar su vida nos puede ayudar a sincerarnos con
nosotros mismos y ver qué lugar está ocupando realmente Jesús en nuestro
proyecto de vida, en nuestros sueños y anhelos más profundos. El testimonio de
Carlo nos sugiere rever desde dónde nos estamos soñando y si esos sueños
alcanzan a los demás. Examinar si son sueños que surgen de nuestros egoísmos o
sueños que nacen del amor que nos hace trascender para transformar la realidad
que nos rodea. Carlo nos recuerda cuál es el centro, cuál es la fuente, cuál es
el motor. Junto a Jesús siempre. Es de su mano que se nos irá revelando lo que
Dios soñó primero para cada uno de nosotros para que alcancemos la plenitud del
amor.
Carlo nos recuerda
cual es el centro, cual es la fuente, cual es el motor. Junto a Jesús siempre.
Que con su intercesión Carlo nos ayude a descubrir nuestro modo personal de
trasmitir a Jesús siendo originales, auténticos y únicos,
dejándonos sorprender por los dones y carismas que nuestro Padre del cielo nos
ha regalado, para ponerlos al servicio de todos. Ayudanos, Carlo, a que
nuestra vida joven sea cada día reflejo del sueño de Dios para cada uno de
nosotros.
Amén