miércoles, 30 de junio de 2021

PALABRA COMENTADA

 

MIÉRCOLES 13 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Génesis 21,5.8-20



REFLEXIÓN

"Expulsa a esa criada y a su hijo, porque el hijo de esa criada no va a repartirse la herencia con mi hijo Isaac."

Una mujer que era estéril y fue bendecida con un hijo, heredero oficial por ser la esposa de Abraham, tiene miedo de la esclava y su hijo. Por qué? Qué teme? Perder su posición oficial y la herencia entera para su hijo? Nada legal ni cultural daría pie para eso, en ese cuadrante del tiempo histórico. Porque en todo caso, cada uno tendrá lo suyo.

Quizá nosotros ahora sí vemos ejemplos de aventureros y aventureras que en el último momento de una familia arrebatan el amor del esposo o esposa y la familia anterior pierde derechos ante la familia posterior. Se da comúnmente en los divorcios legales o no.

Por lo tanto la vieja rencilla entre islámicos y judeocristianos nace, como los arroyuelos de la montaña que caminan a crecer como ríos caudalosos, de un miedo a perder la herencia, la bendición, la posición privilegiada ante el Señor de la Promesa.

Es Jesús de Nazareth el que nos persuade con su ejemplo de hijo con un padre adoptivo, que el Padre de los cielos tiene muchas moradas y que todos cabemos. Que el privilegio y la elección se cifra en el llamado a servir los hermanos para juntos entrar en el reino, no en discutir sobre herencias.

Como al fin y al cabo era hijo suyo, Abrahán se llevó un gran disgusto

Se trata de otra perspectiva, quizá más realista, la de considerar que aunque pueda ser a través de un error, se da lugar a un ser humano con derechos humanos.

La legitimidad de la ley ayuda a proteger, pero no asegura toda la justicia. Porque seres llamados a la existencia sin su culpa, por responsabilidad de otros, deben ser reconocidos como personas también.

Aunque también del hijo de la criada sacaré un gran pueblo, por ser descendiente tuyo

Pueblos llamados a última hora, como los trabajadores de la viña, también gozarán del reino según la buena nueva de Jesús de Nazareth.

Ni los cristianos, ni los judíos, ni los islámicos, juntos, pueden tampoco sentirse los únicos, sino que son llamados a compartir la bendición. Lo que pasa de eso es mezquindad.

No temas, que Dios ha oído la voz del niño que está ahí. Levántate, toma al niño y tenlo bien agarrado de la mano, porque sacaré de él un gran pueblo

En nuestros tiempos, cuando las guerras arrasan aldeas y ciudades, se requiere de una fe robusta que espere para los niños víctimas soluciones a su hambre, llanto, orfandad y vulnerabilidad.

Dios le abrió los ojos, y divisó un pozo de agua; fue allá, llenó el odre y dio de beber al muchacho. Dios estaba con el muchacho, que creció, habitó en el desierto y se hizo un experto arquero

El Dios de la Promesa encarnada en Jesús de Nazareth interviene en la historia humana potenciando nuestras capacidades para superar nuestras limitaciones.

Él está con el limitado, como lo hizo Jesús en su momento, abriendo paso a un orden o reino para que el que se vea y sienta débil y pobre, se empodere.

Salmo responsorial: 33



REFLEXIÓN

Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha / y lo salva de sus angustias. / El ángel del Señor acampa / en torno a sus fieles y los protege

Los creyentes tenemos un compromiso de ser voz para fortalecer la voz de los afligidos, y persuadir la escucha del Señor a seguirse inclinando y acampando alrededor nuestro, mediante la oración frecuente, sincera, autocrítica, con fe viva.

los que buscan al Señor no carecen de nada

La carestía de bienes superfluos y valores de dominancia no es sentida por quienes el Señor acompaña y escucha.

os instruiré en el temor del Señor

La sabiduría que emana de ese temor no tiene nada que ver con el miedo y la culpa tóxica.

Es todo lo contrario. Es confianza y serenidad.

Mateo 8,28-34



REFLEXIÓN

Desde el cementerio, dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. Y le dijeron a gritos: "¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?"

Jesús puede haber transitado por ese camino sin enterarse que por allí no caminaba nadie por miedo a la agresión de los locos del cementerio.

El evangelista y su comunidad leen en ese gesto de Jesús la misión de curarlos.

Éstos pueden temer que Jesús como otros que han transitado los agredan, porque están confinados en el cementerio por ser energúmenos .

Donde eran relegados para esperar la muerte, porque no les quedaba más.

El evangelista y su comunidad leen en su rechazo el fondo de su resistencia: tienen miedo que se les atormente y haga sufrir más.

En estos enfermos lo religioso no es un consuelo sino un tormento, por su grado de obsesión y una conciencia cargada de sentimientos de culpa.

En un acomodo a las patologías de nuestro tiempo, digamos que eran esquizofrénicos, cuyas crisis los hace furiosos, en muchos casos, de manera que son difíciles de controlar y hasta peligrosos.

Vivían aislados en el cementerio, casi como muertos en vida, sin esperanza social alguna.

"¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?"

Sabemos que todo proceso curativo y sanador, genera sufrimiento o dolor, en alguna de sus fases.

Este evento, elevado por una reflexión teológica del evangelista, concibe la fase dolorosa como un juicio anticipado sobre las fuerzas diabólicas o demoníacas, para desterrarlas de la vida humana.

Se trata de un anticipo del reino que conlleva la salud y el bienestar integral.

Los demonios le rogaron: "Si nos echas, mándanos a la piara".

Demonios, piaras de cerdos y región pagana son un epítome de impureza y alejamiento del verdadero Dios. Una región de temor y sufrimiento sin visos de cambio.

Por lo cual el evangelista refuerza el sentido de la misión de Jesús en el título que cruza su obra: Hijo de Dios.

Jesús como un hijo de Dios, que hace bien a cualquiera, es confesado con mayor compromiso y radicalidad por Marcos.

Como si dijera: este hijo de Dios es verdadero Hijo de Dios.

Cambia el nivel hacia una existencia de los demonios que piden salir y entrar en los cerdos, animales impuros según la época.

Y en este nivel Jesús confirma su existencia, accediendo a su petición.

Luego no sólo hablamos de enfermos esquizofrénicos que sienten estar habitados. Sino de los que los poseen, y a quienes se les adjudica una consistencia existencial.

al verlo, le rogaron que se marchara de su país

En la dieta judía no cabe el cerdo, porque se considera animal impuro. Un lugar a propósito para que residan los demonios.

Pero los pobladores de la otra orilla no eran judíos, y los puercos son el medio de sustento del pueblo.

Jesús parece haber obrado favorablemente para los enfermos, pero no para la economía del pueblo.

Si nos ubicáramos en la búsqueda del bien común, parece que el bien del pueblo estaba por encima del de los enfermos o endemoniados.

Pero hay que detenerse en el énfasis que se da a la liberación que aporta el reino en cuanto a la opresión del maligno, que está por encima de otros bienes materiales.

Eso sucede con frecuencia entre los que no pueden o no quieren ver otra luz que las que conocen, y se niegan a una renovación y un cambio, que afecte otros intereses más apreciados.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1410198473568358407?s=20

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Miércoles, XIII semana

Santa Teresa de Jesús Camino de perfección 51



¿Quién hay  –por desastrado que sea– que cuando pide a una persona de prestigio no lleva pensado cómo lo ha de para contentarle y no serle desabrido, y qué le ha de pedir, y para qué ha menester lo que le ha de dar, en especial si pide cosa señalada, como nos enseña que pidamos nuestro buen Jesús? Cosa me parece para notar mucho. ¿No hubiérais podido, Señor mío, concluir con una palabra y decir: «Dadnos, Padre, lo que nos conviene»? Pues, a quien tan bien entiende todo, no parece era menester más. ¡Oh sabiduría de los ángeles! Para vos y vuestro Padre esto bastaba (que así le pedisteis en el huerto: mostrasteis vuestra voluntad y temor, más dejástelo en la suya): mas nos conocéis a nosotros, Señor mío, que no estamos tan rendidos como lo estabais vos a la voluntad de vuestro Padre, y que era menester pedir cosas señaladas para que nos detuviésemos un poco en mirar siquiera si nos está bien lo que pedimos, y si no, que no lo pidamos. Porque, según somos, si no nos dan lo que queremos –con este libre albedrío que tenemos–, no admitiremos lo que el Señor nos diere, porque, aunque sea lo mejor, como no veamos luego el dinero en la mano, nunca nos pensamos ver ricos. Pues dice el buen Jesús: Santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino. Ahora mirad qué sabiduría tan grande de nuestro Maestro. Considero yo aquí, y es bien que entendamos, qué pedimos en este reino. Mas como vio su majestad que no podíamos santificar, ni alabar, ni engrandecer, ni glorificar, ni ensalzar este nombre santo del Padre eterno –conforme a lo poquito que podemos nosotros–, de manera que se hiciese como es razón, si no nos proveía su majestad con darnos acá su reino, y así lo puso el buen Jesús lo uno junto a lo otro.

REFLEXIÓN

Pedir desde la experiencia de reino que vayamos haciendo perfora nuestra oración con Espíritu Santo y la eleva a la presencia del Padre celestial. Porque nuestra experiencia de reino se nos da en las bienaventuranzas vividas y compartidas. Y sólo esa vida de pobreza, pacificación, dar y recibir misericordia, afrontar la odiosidad de los injustos y demás dicta el modo y el cuánto de la oración con el Espíritu de Jesús.