2Samuel 15,13-14.30;16,5-13ª
REFLEXIÓN
David subió la Cuesta de los Olivos; la subió llorando, la
cabeza cubierta y los pies descalzos.
Motivo
bíblico del pasado para significar el presente de Jesús de Nazaret, para los
cristianos?
La
fe de la comunidad buscaba fortalecerse en los liderazgos de la historia del
pueblo elegido.
No
se eligieron motivos de glorias humanas y grandes triunfos, sino que el nuevo
David fue rastreado en las Escrituras con clave nueva: la cruz.
Lo
que en su momento significaba muerte ignominiosa, o cadalso de rebelde, se
transfiguraba en holocausto de redención.
Otra
clave que aportó para los creyentes el caso Jesús fue la identificación de una
constante en la historia humana: una desviación, un desvarío, una locura, un
error sistemático dentro del sistema de plenitud llamado pecado.
Una
especie de cáncer endémico en las regiones del espíritu de libertad.
Y todos sus compañeros llevaban cubierta la cabeza y subían
llorando
El
revés sufrido por David y su corte venía de uno de los suyos: una traición.
Muy
propia de reinos sin dinastía como el del Norte posteriormente. Pero ahora se
daba en la estabilidad del prolongado reino davídico.
Como
para hacer pensar que la estabilidad de la roca de Sión y su rey era un don del
Señor. No bastaba la astucia política.
"Ya veis. Un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta
matarme, ¡y os extraña ese benjaminita! Dejadlo que me maldiga, porque se lo ha
mandado el Señor. Quizás el Señor se fije en mi humillación y me pague con
bendiciones estas maldiciones de hoy."
Si
somos honestos caeremos en cuenta, frente a la humillación que nos sobrevenga
de las circunstancias históricas, que no somos totalmente inocentes. Es el
principio de la justificación en el Señor.
Gente
buena y aun santos de altar, por sus escritos y vida se conoce, pidieron a Dios
humillaciones. Parecería masoquismo.
Pero
cuando se capta el sentido que transmiten: que no somos del todo inocentes, que
somos culpables en alguna forma siempre, que quien se conozca sabrá que es
enfermo y necesita médico, entonces no resultan tan extrañas esas peticiones.
El
don del conocimiento del pecado y del mal actuantes en mí, es un fruto buscado
en la primera semana de los ejercicios de San Ignacio de Loyola.
Más
bien es un don gozoso, porque aviva un deseo de perdón y misericordia, para sí
y para otros y otras, que busca una regeneración que se va constatando y no
depende finalmente de nuestro esfuerzo.
Salmo responsorial: 3
REFLEXIÓN
el Señor me sostiene. / No temeré al pueblo innumerable /
que acampa a mi alrededor
Más bien es de gloriarse porque la circunstancias adversas
presagian la intervención liberadora del Señor.
Marcos 5,1-20
REFLEXIÓN
le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en
los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo
Parece
la descripción de un equizofrénico, sin que por etiquetarlo hoy así, sepamos
realmente qué sucede y por qué se produce, aparte de algunas hipótesis
socioeconómicas.
Un
perdedor aislado y repudiado por un mundo que presume de pureza y teme la
contaminación.
Porque
la intervención de Jesús, que recoge la comunidad creyente detrás del
evangelista, no la mira como un hecho aislado que se pierde en el tiempo, sino
como algo más que nos afecta para siempre.
Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los
montes, gritando e hiriéndose con piedras.
Era
el drama humano inédito, que la salvación de Jesús saca del anonimato y alivia
con misericordia.
Porque
el mundo de los ganadores cubre el sufrimiento de muchos, con velos de
indiferencia e indolencia, para no verse conmocionado en su seguridad sobre de
lo que son ganadores.
La
enfermedad, las dolencias, la muerte se convierten en enigma inquietante para
ese mundo que no haya otro modo de librarse sino huyendo y quitando la vista.
Por Dios te lo pido, no me atormentes." Porque Jesús le
estaba diciendo: "Espíritu inmundo, sal de este hombre."
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella
comarca
Los
vulnerables en su proceso de liberación pueden extraviarse, porque confunden la
seguridad de lo conocido, a lo que se aferran, con la vida nueva que se les
ofrece.
Por
eso sin nuestra colaboración en dejarnos llevar más allá de nuestras
resistencias, el Señor no fuerza lo que llamamos milagro.
Un
caso de resistencia frente al sanador. Se le teme al que puede liberar. Ya que
liberarnos requiere concitar lo mejor de nuestras fuerzas.
Y
esto no es posible sin batallar contra las fuerzas contrarias a la salud.
Somos
así-desde la célula más recóndita- un campo de batalla.
Un
problema más profundo en la enfermedad y opresión, es no ver la salvación sino
en permanecer en tal esclavitud.
Habría
que liberar como Jesús, en tal caso, por encima del aparente deseo real del
oprimido, para que acceda a la verdadera salvación.
Tal
iniciativa puede ser tomada por invasiva e irrespetuosa de los derechos de la
persona, argumento que a su vez es perverso, porque mantiene las cadenas y la
esclavitud.
Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había
tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los
que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los
cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país
Ese
es el mercado: una construcción humana a costa del bienestar integral de la
persona, si se lo permitimos.
Si
no lo regulamos y le permitimos ser exclusivamente extensión del mundo de
ganadores se convierte en un monstruo que devora sus creadores.
Este
ser humano recuperó su dignidad perdida.
Lo
cuál no sucedió sin un costo económico alto para esos criadores de cerdos.
Parece
un asunto de prioridades: dignidad o cerdos.
El
costo de la liberación puede ser muy alto, proporcionalmente a los medios de
alguien.
el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía.
La
curación no significó en este caso que se diera paso a una relación de
discipulado.
anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su
misericordia
A
los ojos de Jesús es una misión tan válida e importante como seguirlo en su
estilo de vida: proclamar la misericordia del Señor en la propia vida.
Surge
así un ministerio que no entraña el seguimiento físico del Señor Jesús, pero sí
su Espíritu de misión.
Tan
importante como esto es recuperar la dignidad de la persona para glorificar al
Señor.
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo
que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.
En
el proceso de liberación de los propios males es importante dar testimonio en
el propio lugar que se resiste a creer que pueda haber otra salvación que ser
ganadores.
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