martes, 29 de marzo de 2022

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Martes IV semana de Cuaresma

San León Magno Sermón 10 en Cuaresma 3-5

Dice el Señor en el evangelio de Juan: La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros; y en la carta del mismo apóstol se puede leer: Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Que los fieles abran de par en par sus mentes y traten de penetrar, con un examen verídico, los afectos de su corazón; y si llegan a encontrar alguno de los frutos de la caridad escondido en sus conciencias, no duden de que tienen a Dios consigo; y a fin de hacerse más capaces de acoger a tan excelso huésped, no dejen de multiplicar las obras de una misericordia perseverante.

REFLEXIÓN

Hallar en uno, por examen de la propia conciencia, frutos de amor, de misericordia es alentador, porque encuentra una señal de pertenencia a Dios que es amor. No es lo mismo vivir en la tristeza de la esterilidad, que no obstante un modesta cosecha, darse cuenta de que a dirección continúa siendo hacia adelante, hacia la totalidad del bien.

Pues si Dios es amor, la caridad no puede tener fronteras, ya que la Divinidad no admite verse encerrada por ningún término. Los presentes días, queridísimos hermanos, son especialmente indicados para ejercitarse en la caridad, por más que no hay tiempo que no sea a propósito para ello; quienes desean celebrar la Pascua del Señor con el cuerpo y el alma, han de tratar conseguir, sobre todo, esta caridad, porque en ella se halla contenida la suma de todas las virtudes y con ella se cubre la muchedumbre de los pecados.

REFLEXIÓN

Porque la caridad es un atajo. Más bien : el camino real y lo demás son atajos. Quien se empeña en ello, puede no confesar con precisión, ni íntegramente la fórmula de fe, pero atina en la sustancia, en el núcleo.

Por esto al disponernos a celebrar aquel misterio que es el más eminente, con el que la sangre de Jesucristo borró nuestras iniquidades, comencemos por preparar ofrendas de misericordia, para conceder por nuestra parte a quienes pecaron contra nosotros lo que la bondad de Dios nos concedió a nosotros. La largueza ha de extenderse ahora con mayor benignidad hacia los pobres y los impedidos por diversas debilidades, para que el agradecimiento a Dios brote de muchas bocas, y nuestros ayunos sirvan de sustento a los menesterosos. La devoción que más agrada a Dios es la de preocuparse de sus pobres, y cuando Dios contempla el ejercicio de la misericordia, reconoce allí inmediatamente una imagen de su piedad. No hay por qué temer la disminución de los propios haberes con esas expensas, ya que la benignidad misma es una gran riqueza, ni puede faltar materia de largueza allí donde Cristo apacienta y es apacentado.

REFLEXIÓN

Nuestro constante desafío, ante propios y extraños, consiste en vencer la resistencia a dar con generosidad, porque siempre surgen voces que intimidan la mano abierta, so capa de evitar el despilfarro.

En toda esta faena interviene aquella mano que aumenta el pan cuando lo parte, y lo multiplica cuando lo da. Quien distribuye limosnas debe sentirse seguro y alegre, porque obtendrá la mayor ganancia cuando se haya quedado con el mínimo, según dice el bienaventurado apóstol Pablo: El que proporciona semilla para sembrar y pan para comer os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de vuestra justicia en Cristo Jesús, Señor nuestro, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

lunes, 28 de marzo de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 4 de Cuaresma

Isaías 65,17-21



REFLEXIÓN

"Mirad: yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva: de lo pasado no habrá recuerdo ni vendrá pensamiento, sino que habrá gozo y alegría perpetua por lo que voy a crear. Mirad: voy a transformar a Jerusalén en alegría, y a su pueblo en gozo; me alegraré de Jerusalén y me gozaré de mi pueblo, y ya no se oirán en ella gemidos ni llantos; ya no habrá allí niños malogrados ni adultos que no colmen sus años, pues será joven el que muera a los cien años, y el que no los alcance se tendrá por maldito. Construirán casas y las habitarán, plantarán viñas y comerán sus frutos."

Qué proclama política de líderes contemporáneos, por decir algunos, vivos o muertos, puede equipararse ínfimamente a la propuesta espectacular de la Palabra?

Porque la novedad- no la innovación que nos ufanámos en etiquetar a nuestras obras cuando las queremos remozar- del Señor es tabula rasa de cualquier germen de antigëdad, vejez u obsolescencia que pueda contaminar lo nuevo.

Se trata de algo inédito, sin estrenar- sin que nada mediático pueda perforarlo por alguna filtración- para comunicar la primicia de la Palabra de Dios.

El gozo igualmente nace de la contemplación que esta misma revelación nos otorga con su comunicación, porque se  trata de un contraste agudo con nuestra cansada y rutinaria realidad envejecida, donde todo nos parece ya visto.

Nuestro lenguaje humano no está hecho por defecto para transmitir tal realidad, a menos que recurra la negación de nuestras tristes realidades: gemidos y lágrimas, enfermedad de niños, muerte prematura.

La contemplación silente de la novedad de la Palabra es la única capaz de inspirar el conocimiento adecuado a nuestra comprensión.

Como en el momento de postración de Israel, durante su ruina en el destierro, cuando todo lo acumulado se perdió, el consuelo de su Dios, el que nos ha elegido para amarnos, desafía la sabiduría que brota del sentido común ordinario, y llama a un horizonte consolador.

Se requiere una fe profunda, animada por el Espíritu, para aceptar esa promesa en medio del dolor. La cual también es don del mismo Espíritu y hay que solicitarla.

Salmo responsorial: 29



REFLEXIÓN

al atardecer nos visita el llanto; / por la mañana, el júbilo

Cuando llega su liberación, cuando llega su consolación, toda la noche oscura queda atrás y casi parece que no existió.

Cambiaste mi luto en danzas

Es el único que transforma, no cambia simplemente.

Porque un cambio puede ser una sencilla re-distribución de lo que siempre hay, una reforma.

La transformación del Señor va más allá de la venerada revolución para muchos, que termina siendo en un cambio de unos por otros.

Lo que está en juego para la Palabra, su desafío es el siguiente: creemos en esta novedad?

Juan 4,43-54


REFLEXIÓN

El hombre creyó en la palabra de Jesús

Se propuso este modulo de creyente porque como funcionario real tenía un nivel de poder, como alguien al que no se le podía echar cuentos y fantasear.

Y éste termina creyendo en la novedad de Jesús de Nazareth, en su palabra sobre la curación de su hijo.

Porque eso es creer en Jesús: abrirse y contemplar la novedad de la creación que nos transmite. En ella no subsiste contaminación alguna de lo antiguo nuestro.

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