jueves, 12 de mayo de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 4 de Pascua

Hechos 13,13-25



REFLEXIÓN

"Hermanos, si queréis exhortar al pueblo, hablad."

No se ha recuperado oficialmente la homilía compartida en la liturgia católica. Sus raíces pontificales y basilicales bizantinas son perdurables.

Algo más popular y democrático, que permita la iniciativa de uno/a que otro/a persona solo ocurre extraoficialmente.

Sin embargo la matriz que es la Sinagoga representó una alternativa de supervivencia de la fe del pueblo en el exilio, cuando no se contaba con el templo y su casta sacerdotal.

aniquiló siete naciones en el país de Canaán

Resonancia de la toma de la tierra prometida en forma violenta.

Que sean siete dependerá de si se toma en forma literal o más bien funciona como un símbolo de totalidad en base al número 7.

Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús.

Pablo hace una relectura de la historia de salvación, en base a su encuentro salvífico con Jesús.

Por nuestra conversión en el encuentro con Jesús en nuestra existencia, nos orientamos a una nueva relectura, en la que todo lo ponemos bajo su dominio, yendo de esperanza en esperanza, para completar nuestra salvación.

Todo lo que está diciendo sobre Jesús y que constituye una nueva lectura de Israel y su Dios, es de conocimiento público y otras fuentes del Nuevo Testamento independientes entre sí lo corroboran.

Jesús es un evento, una persona, un acontecimiento histórico atestiguado por cercanos colaboradores, que no se conoce que hayan entrado en graves contradicciones sobre la interpretación que le adjudican, aunque tampoco son uniformes.

Muestran una realidad respetable, creible, aunque no garantizada, con suficiente firmeza para formar una adhesión de fe.

En vista de la respuesta de los gentiles a la predicación primitiva, los temerosos de Dios que acudían a la sinagoga se muestran como los más receptivos y los menos aferrados al dogma judío sobre el mesías de Israel.

Salmo responsorial: 88



REFLEXIÓN

anunciaré tu fidelidad por todas las edades

Se requiere el don de Dios para encontrar la fidelidad de Dios en la cambiante historia humana, como que Jesús era el cumlimiento de la promesa de un mesías salvador para Israel.

Ni era el esperado, ni Israel era sólo lo que se conocía como tal.

Estas implicaciones no eran tan sorpresivas e inéditas porque estaban en los profetas, pero no se mantenían en la conciencia colectiva del pueblo y los dirigentes que rechazaron a Jesús.

Era un rechazo e ignorancia culpable, negligente, amañada por intereses de poder? Obviamente.

Lo cierto es que se cerraron en su propia visión y temieron abrirse a otra realidad.

"Tu misericordia es un edificio eterno

Porque es eterno lo vamos edificando en la historia progresivamente. Tu misericordia son las oportunidades de crecimiento en la fe y en la esperanza y en el amor, que nos das constantemente.

por mi nombre crecerá su poder

Un poder de servicio a la salvación de Jesucristo. Ese es el poder que crece en el nombre del Señor. No debemos confundirlo con otro tipo de poder que, más que servir, se sirve para crecimiento del propio ego.

Jesús es la clave, quien a su vez señala nuestra clave histórica: los pobres, antiguamente los pecadores, la oveja perdida, el enfermo que require salud, el huérfano, la viuda, el forastero.

Hoy las víctimas de toda injusticia humana, que requieren justicia verdadera.

 

Juan 13,16-20



REFLEXIÓN

lavar los pies a sus discípulos

un servicio tan valioso como entregarse en la fracción del pan

dichosos vosotros si lo ponéis en práctica.

Una forma de dicha se barrunta en la distancia que tomamos de cualquier género de lucha por el poder, para enfocarnos en servir a la fraternidad.

"El que compartía mi pan me ha traicionado."

Pero el servicio a la fraternidad no está exento de traición e infidelidad. Hacia nosotros y de parte de nosotros.

También en los que traicionan nos podemos mirar como pecadores. En Judas y en Pedro.

Y sacar conclusiones.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1524714664805949440?s=20&t=VkiYKbmDEmIvkZDVa1u-CA

 

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


San Agustín Tratados sobre el evangelio de San Juan 65,1-3

El Señor Jesús pone de manifiesto que lo que da a sus discípulos es un nuevo mandamiento, que se amen unos a otros: Os doy, dice, un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros. ¿Pero acaso este mandamiento no se encontraba ya en la ley antigua, en la que estaba escrito: Amarás a tu prójimo como a ti mismo? ¿Por qué lo llama entonces nuevo el Señor, si está tan claro que era antiguo? ¿No será que es nuevo porque nos viste del hombre nuevo después de despojarnos del antiguo? Porque no es cualquier amor el que renueva al que oye, o mejor al que obedece, sino aquel a cuyo propósito añadió el Señor, para distinguirlo del amor puramente carnal: como yo os he amado. Éste es el amor que nos renueva, y nos hace ser hombres nuevos, herederos del nuevo Testamento, intérpretes de un cántico nuevo. Este amor, hermanos queridos, renovó ya a los antiguos justos, a los patriarcas y a los profetas, y luego a los bienaventurados apóstoles; ahora renueva a los gentiles, y hace de todo el género humano, extendido por el universo entero, un único pueblo nuevo, el cuerpo de la nueva esposa del Hijo de Dios, de la que se dice en el Cantar de los Cantares: ¿Quién es ésa que sube del desierto vestida de blanco? Sí, vestida de blanco, porque ha sido renovada; ¿y qué es lo que la ha renovado sin el mandamiento nuevo? Porque, en la Iglesia, los miembros se preocupan unos por otros; y si padece uno de ellos, se compadecen todos los demás, y si uno de ellos se ve glorificado, todos los otros se congratulan. La Iglesia, en verdad, escucha y guarda estas palabras: Os doy un mandato nuevo: que os améis mutuamente. No como se aman quienes viven en la corrupción de la carne, ni como se aman los hombres simplemente porque son hombres; sino como se quieren todos los que se tienen por dioses e hijos del Altísimo, y llegan a ser hermanos de su único Hijo, amándose unos a otros con aquel mismo amor con que él los amó, para conducirlos a todos a aquel fin que les satisfaga, donde su anhelo de bienes encuentre su saciedad. Porque no quedará ningún anhelo por saciar cuando Dios lo sea todo en todos. Este amor nos lo otorga el mismo que dijo : como yo os he amado, amaos también entre vosotros. Pues para esto nos amó precisamente, para que nos amemos los unos a los otros; y con su amor hizo posible que nos ligáramos estrechamente, y como miembros unidos por tan dulce vínculo, formemos el cuerpo de tan espléndida cabeza.

REFLEXIÓN

La novedad del mandato, sobre el antiguo y más allá de él, estriba en el “como yo los he amado”, en el modo Jesús de amar: dando la vida, por todos, para unirnos a sí en un solo cuerpo. Implica la encarnación de la divinidad que entre nosotros comparte su poderoso amor, implica la fraternidad porque urge a compartir esa calidad de amor, implica la nueva vida que genera el Jesús pascual con su amor ofertado.