domingo, 5 de junio de 2022

DOCTORES DE LA IGLESIA

 
La incorrupción es signo de nuestro cuerpo como templo del Espíritu Santo
Del Tratado de san Ireneo, obispo, Contra las herejías
                           (Libro 3, 17, 1-3: SC 34, 302-306)


EL ENVÍO DEL ESPÍRITU SANTO

El Señor dijo a los discípulos: Id y sed los maestros de todas las naciones; bautizadlas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Con este mandato les daba el poder de regenerar a los hombres en Dios.

Dios había prometido por boca de sus profetas que en los últimos días derramaría su Espíritu sobre sus siervos y siervas, y que éstos profetizarían; por esto descendió el Espíritu Santo sobre el Hijo de Dios, que se había hecho Hijo del hombre, para así, permaneciendo en él, habitar en el género humano, reposar sobre los hombres y residir en la obra plasmada por las manos de Dios, realizando así en el hombre la voluntad del Padre y renovándolo de la antigua condición a la nueva, creada en Cristo.

Y Lucas nos narra cómo este Espíritu, después de la ascensión del Señor, descendió sobre los discípulos el día de Pentecostés, con el poder de dar a todos los hombres entrada en la vida y para dar su plenitud a la nueva alianza; por esto, todos a una, los discípulos alababan a Dios en todas las lenguas, al reducir el Espíritu a la unidad los pueblos distantes y ofrecer al Padre las primicias de todas las naciones.

Por esto el Señor prometió que nos enviaría aquel Abogado que nos haría capaces de Dios. Pues, del mismo modo que el trigo seco no puede convertirse en una masa compacta y en un solo pan, si antes no es humedecido, así también nosotros, que somos muchos, no podíamos convertirnos en una sola cosa en Cristo Jesús, sin esta agua que baja del cielo. Y, así como la tierra árida no da fruto, si no recibe el agua, así también nosotros, que éramos antes como un leño árido, nunca hubiéramos dado el fruto de vida, sin esta gratuita lluvia de lo alto.

Nuestros cuerpos, en efecto, recibieron por el baño bautismal la unidad destinada a la incorrupción, pero nuestras almas la recibieron por el Espíritu.
                                                                                 REFLEXIÓN
Los cuerpos incorruptos, o en los que la corrupción se detiene o ralentiza, nos ayudan a entender el don del Espíritu Santo para nuestra existencia de bautizados en nombre de Jesucristo. Ese don es gustar en arras la nueva vida que se desarrolla en nosotros como la simiente en las entrañas de la tierra, esperando el día propicio para manifestar en su gloria la del Señor de Todo.

El Espíritu de Dios descendió sobre el Señor, Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo y de fortaleza, Espíritu de ciencia y de temor del Señor, y el Señor, a su vez, lo dio a la Iglesia, enviando al Abogado sobre toda la tierra desde el cielo, que fue de donde dijo el Señor que había sido arrojado Satanás como un rayo; por esto necesitamos de este rocío divino, para que demos fruto y no seamos lanzados al fuego; y, ya que tenemos quién nos acusa, tengamos también un Abogado, pues que el Señor encomienda al Espíritu Santo el cuidado del hombre, posesión suya, que había caído en manos de ladrones, del cual se compadeció y vendó sus heridas, entregando después los dos denarios regios para que nosotros, recibiendo por el Espíritu la imagen y la inscripción del Padre y del Hijo, hagamos fructificar el denario que se nos ha confiado, retornándolo al Señor con intereses.

sábado, 4 de junio de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 7 de Pascua

Hechos 28,16-20.30-31



REFLEXIÓN

tuve que apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo

enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos

El imperio de por sí no es el imperialismo, sino que se puede prestar tanto a mal como a la expansión del Reino, porque por encima está el Señor de la historia.

Ni tampoco el error de los dirigentes, y coyunturalmente del pueblo significa la condenación de un pueblo que es potencialmente superior en sus reservas de buena voluntad.

Pablo pudo ser censurado por sus compatriotas por acudir, aunque legalmente, a la autoridad romana, para dirimir una querella solo judía, al parecer.

por la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas

Sin embargo a la postre, su proceder le permitió extender la misión hasta el final de su vida y seguir proclamando el reino de Jesús.

Un discurso que es una inspiración para la convivencia ecuménica e interreligiosa.

A los judíos de Jerusalén se contraponen los de Roma que parecen acudir donde Pablo y al menos escuchar sus intenciones.

Era lo común entonces entre los judíos de Jerusalén y de la diáspora, cierta diferencia en cuanto a la guarda estricta de la fe.

Los judíos de la diáspora como lo fue Pablo, eran más flexibles y cosmopolitas, habituados a tratar con otras ideas y mentalidades diferentes.

Los de Jerusalén, en cierta forma provincianos, eran más ortodoxos y rígidos, por ser la sede del poder teocrático, celosos guardianes de la soberanía del templo.

Hoy podríamos ver judíos más ortodoxos y más abiertos. Con éstos el cristianismo puede convivir pacíficamente, y buscar juntos la promesa que el Señor hizo a nuestros padres.

Igualmente con otros credos, más flexibles que los integristas y fundamentalistas, podemos armonizar, basados más en lo que nos une que en lo que nos separa.

Pablo intenta hacer ver a judíos de Roma que la esperanza de Israel es Jesús de Nazaret, el Cristo, y que denunciar a los judíos de Jerusalén contribuye al mejor interés de Israel.

Una situación difícil, con circunstancias que aparentan traición a la patria y los padres de la promesa.

Frente a ello una resolución valiente y clara de Pablo, cuya conciencia no le reprocha deslealtad sino cumplimiento del Designio.

predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad

Pablo muestra hasta el final su misión, aunque cambie de trinchera: mientras haya voz dar testimonio de la fe en Jesús.

Salmo responsorial: 10



REFLEXIÓN

al que ama la violencia él lo odia. / Porque el Señor es justo y ama la justicia: / los buenos verán su rostro

Hoy en día la convivencia pluralista de religiones, enfocadas más en lo que une que en lo que separa, se muestra como el camino real hacia la justicia del Señor, y así evitar la violencia de cualquier tipo, en particular, la que pretende violentar las conciencias.

Este es un camino de Espíritu Santo, que persuade los corazones desde dentro, sin violentarlos.

El creyente cabal y justo deberá discernir cuál es el camino más apto para vivir esta justicia del Espíritu.

Discernimiento que debe apartar de cualquier fundamentalismo que niegue centrarse más en lo que une que en lo que separa.

Hoy en día entre los católicos, ante la cantidad de creyentes que migran hacia iglesias evangélicas pentecostales, se da la tentación de la apologética fundamentalista, centrada en afirmar, más verbalmente que en la práctica, una supuesta ortodoxia.

Incluso cuentan con líderes eclesiásticos y laicos que se dejan tentar por esta corriente.

Por este camino podemos terminar violentando las conciencias y formando alianzas con extremismos políticos que degeneran en guerras.

Debe evitarnos entrar en el camino de la violencia y padecerla, a menos que podamos dar testimonio de nuestra fe en Jesús, el hijo.

Cuando revisamos la historia de nuestras plegarias y las intenciones que hemos puesto en ellas, descubrimos cómo ha ido el Señor dando respuesta a la vez que mostrando su camino.

Juan 21,20-25

REFLEXIÓN

Al verlo, Pedro dice a Jesús: "Señor, y éste ¿qué?

De acuerdo a algunos estudiosos este versículo entre otros parecidos es un vestigio de la rivalidad temprana de las iglesias fundadas por los apóstoles. En particular de las petrinas y las joaneas.

Desde el principio del camino se dio la diversidad de expresiones de fe y carismas, en principio para beneficio y bendición del pueblo de Dios.

Asi como en el principio de la creación, el enemigo del reino de la nueva creación se presentó para dañar y sembrar cizaña, suscitando competencia, emulación y envidias.

Por eso la diversidad que representa el reflejo de la multiforme riqueza de la Palabra se puede prestar para la división y los mezquinos egoísmos.

Hoy en día, vivimos un momento de comunicación en el que se recurre a discrepar para dialogar. Es una peculiar dialéctica de comunicación.

Puede prestarse a discrepar por amor a la verdad que debemos buscar entre todos, o a la competencia, envidia y descalificación de cualquier otro que no sea yo.

Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme

Esta Palabra nos aprovecha en ese sentido. Porque si asumimos nuestro destino y misión, y respetamos su viabilidad en otros, lograremos una unidad mayor, basados en lo que nos une.

no le dijo Jesús que no moriría, sino: "Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?

Probablemente a la muerte del discípulo amado su comunidad debió aclarar el sentido del dicho de Jesús.

Más bien habría que subrayar en el contexto de una cultura de lo social y colectivo, que la vocación es individual, y se refiere a una decisión personal.

No deberíamos desdibujar, ni minimizar esta realidad para no debilitar la importancia de nuestras decisiones y compromisos personales.

Pedro no es el discípulo amado, se llame Juan o en otra forma. Cada uno tiene su relación propia con Jesús, y eso hace de la misión algo único e irrepetible.

Un rumor no es necesariamente una verdad. Buscar y aguardar por ella es un signo de nuestra pertenencia a la Verdad, Jesús de Nazaret. De que su Espíritu está con nosotros.

Éste es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero

Nuestra garantía en la fe, es la cadena testimonial que va confirmando un camino.

Así el evangelista, apóstol o no, es certificado por unos seguidores, que también tienen otros y así se va haciendo la cadena de gracia en la historia humana, disponible para el que crea.

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