jueves, 9 de junio de 2022

BEATO CARLO

 

Cristo, sacerdote y víctima
Pío XII.
De la carta encíclica Mediator Dei

 

Cristo es ciertamente sacerdote, pero lo es para nosotros, no para sí mismo, ya que él, en nombre de todo el género humano, presenta al Padre eterno las aspiraciones y sentimientos religiosos de los hombres. Es también víctima, pero lo es igualmente para nosotros, ya que se pone en lugar del hombre pecador. Por esto, aquella frase del Apóstol: Tened los mismos sentimientos propios de Cristo Jesús exige de todos los cristianos que, en la medida de las posibilidades humanas, reproduzcan en su interior las mismas disposiciones que tenía el divino Redentor cuando ofrecía el sacrificio de sí mismo: disposiciones de una humilde sumisión, de adoración a la suprema majestad divina, de honor, alabanza y acción de gracias.

Les exige asimismo que asuman en cierto modo la condición de víctimas, que se nieguen a sí mismos, conforme a las normas del Evangelio, que espontánea y libremente practiquen la penitencia, arrepintiéndose y expiando los pecados.

Exige finalmente que todos, unidos a Cristo, muramos místicamente en la cruz, de modo que podamos hacer nuestra aquella sentencia de san Pablo: Estoy crucificado con Cristo

miércoles, 8 de junio de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 10 de tiempo ordinario

Par

1Reyes 18, 20-39



REFLEXIÓN

¿Hasta cuándo vais a caminar con muletas?

Pacah: interrumpir, hacerse cojo, dudar, saltar por encima.

La actitud poco comprometida con el Señor, que va y viene sin mayor convicción, aprovechando la ventaja que dan las diferentes posturas. Vivir de acuerdo a la conveniencia sin pagar ningún precio o sacrificio por mantenerse en su decisión.

Nuestro sistema de mercado nos orienta a vivir calculando las ventajas de nuestras decisiones, para no perder, o fracasar, o sufrir. No se encuentra así posiciones verticales, coherentes, de conductas por convicción.

Asumir la pérdida y el despojo que conlleva nuestra decisión de fe es parte del proceso auténtico de fe. Así ella se acrisola, se purifica, se templa, y nos hacemos más del Señor.

Cuando Ignacio de Loyola en sus ejercicios nos confronta con la tipología del segundo binario es con la intención de disponernos a dejar esa fe quebradiza y débil, que teme las pérdidas que le sobrevienen por su compromiso. Nos encamina a poner las manos sobre el arado para no volver la vista atrás.

yo prepararé el otro novillo y lo pondré sobre la leña, sin prenderle fuego.

Otra imagen que el mismo Ignacio traduciría por hacer todo lo que esté de nuestra mano y confiar de tal manera en el Señor, porque confía en su intervención.

Un proceso que nos ubica en decisiones de fe que conllevan el despojo de las viejas defensas ya inservibles y afronta el vaciamiento. Así actúa para disponerse a la intervención del Señor, cuando Él quiera, con gran confianza.

El indicativo de un proceso de fe así activo es la serenidad, en medio de los cambios de la historia personal.

que eres tú quien les cambiará el corazón

En la actualidad quizá dudamos del Dios que cambia el corazón, porque no vemos portentos ni la mentalidad corriente ilustrada soporta creer en base a portentos. Se impresiona pero no cree.

Sin embargo el Señor cambia el corazón, porque lo asedia hasta el final, hasta que le arranca el sí.

Salmo responsorial: 15



REFLEXIÓN

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; / mi suerte está en tu mano

En nuestro caminar de fe mostramos gran resistencia y nos defendemos para no quedar en la posición vital que depende sólo del Señor, de vivirlo como único necesario.

me saciarás de gozo en tu presencia,

Saciedad que toma su tiempo, la cual hay que aguardar con paciencia.

Mateo 5,17-19



REFLEXIÓN

"No creáis que he venido a abolir la Ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.

La ley como parte del designio no se puede abolir. Sería un delirio anárquico vano. Eso sí, hay que perfeccionarla.

Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.

Porque no nos predicamos a nosotros, aunque sí predicamos a la autonomía de la conciencia libre humana.

Por la conciencia que Jesús transmite, que tal pequeñez aparente, pertenece al designio de su Padre. Y la dinámica frecuente en la Palabra historizada, que de lo pequeño el Señor construye su gloria.

 Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los cielos."

El servicio de la nueva Alianza en Jesús es un cumplimiento de la ley en plenitud.

La plenitud de la ley no la dan los esfuerzos interpretativos humanos, sino el Espíritu de Jesús que es el del Padre, y se muestra en el consenso que produce el ágape fraterno.

Hoy sentimos con dolor y pesar cómo dentro de la comunidad creyente se enfrentan unas sectas o segmentos de creyentes por interpretaciones de la Palabra escrita.

Esta segmentación se da dentro y fuera de las diferentes confesiones cristianas.

Tal fenómeno sigue siendo un déficit de Espíritu de fraternidad y perdón. Todavía no vivimos el amor de manera que se pueda decir que nos distinguimos por cómo nos amamos.

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