[313] REGLAS PARA EN ALGUNA MANERA SENTIR Y COGNOSCER LAS VARIAS
MOCIONES QUE EN LA ANIMA SE CAUSAN: LAS BUENAS PARA RESCIBIR Y LAS MALAS PARA
LANZAR; Y SON MAS PROPIAS PARA LA PRIMERA SEMANA.
REFLEXIÓN
[313] La primera semana es un momento de conversión espiritual y
tiene mucho que ver con la propia e intransferible conciencia de
responsabilidad frente al modo como se ha ido viviendo la oferta de la gracia y
la misericordia del Señor, en la realización del decálogo, los sacramentos, consigo
y los demás, por acción u omisión.
[314] 1ª regla. La primera regla: en las personas que van de peccado
mortal en peccado mortal, acostumbra comúnmente el enemigo proponerles placeres
aparentes, haciendo imaginar delectaciones y placeres sensuales, por más los
conservar y aumentar en sus vicios y peccados; en las quales personas el buen
spíritu usa contrario modo, punzándoles y remordiéndoles las consciencias por
el sindérese de la razón.
REFLEXIÓN
[314] La autocomplacencia frente al dolor de corazón. Hay que tomar
en cuenta que vivimos un momento de confusión y desafío a lo tradicional, y
para las nuevas generaciones se impone una pastoral previa, sobre que les ayude
a clarificar su responsabilidad ética: fortalezas y debilidades.
[315] 2ª regla. La segunda: en las personas que van intensamente
purgando sus peccados, y en el servicio de Dios nuestro Señor de bien en mejor
subiendo, es el contrario modo que en la primera regla; porque entonces propio
es del mal espíritu morder, tristar y poner impedimentos inquietando con falsas
razones, para que no pase adelante; y propio del bueno dar ánimo y fuerzas,
consolaciones, lágrimas, inspiraciones y quietud, facilitando y quitando todos
impedimentos, para que en el bien obrar proceda adelante.
REFLEXIÓN
[315] Para much@s el camino de bien en mejor consiste en preocuparse
por los demás, en particular de los más vulnerables y la dimensión estructural
del pecado, y en segundo lugar, toda la problemática sexual, que consideran en
muchos sentidos algo menos importante, a menos que se dañe a otra persona: p.e:
abuso de menores, violaciones, ofensas a la mujer. En cierta forma la
ponderación de lo mortal y lo venial se ha modificado, para algunos
convenientemente, en la apreciación de l@s creyent@s de las nuevas generaciones.
[316] 3ª regla. La tercera de consolación spiritual: llamo consolación
quando en el ánima se causa alguna moción interior, con la qual viene la ánima
a inflamarse en amor de su Criador y Señor, y consequenter quando ninguna cosa
criada sobre la haz de la tierra puede amar en sí, sino en el Criador de todas
ellas. Assimismo quando lanza lágrimas motivas a amor de su Señor, agora sea
por el dolor de sus peccados, o de la passión de Christo nuestro Señor, o de
otras cosas derechamente ordenadas en su servicio y alabanza; finalmente, llamo
consolación todo aumento de esperanza, fee y caridad y toda leticia interna que
llama y atrae a las cosas celestiales y a la propia salud de su ánima,
quietándola y pacificándola en su Criador y Señor.
REFLEXIÓN
[316] Como espíritus encarnados una moción interior se dará a
conocer- de ordinario- por medio de nuestra conciencia, que involucra nuestra
sicología. De ahí la cautela antes de tomar por consolación un fenómeno que se
reduce a un estímulo sicológico.
[317] 4ª regla. La quarta de desolación spiritual: llamo desolación todo
el contrario de la tercera regla; así como escuridad del ánima, turbación en
ella, moción a las cosas baxas y terrenas, inquietud de varias agitaciones y
tentaciones, moviendo a infidencia, sin esperanza, sin amor, hallándose toda
perezosa, tibia, triste y como separada de su Criador y Señor. Porque así como
la consolación es contraria a la desolación, de la misma manera los
pensamientos que salen de la consolación son contrarios a los pensamientos que salen
de la desolación.
REFLEXIÓN
[317] Cabe igual precaución.
[318] 5ª regla. La quinta: en tiempo de desolación nunca hacer mudanza,
mas estar firme y constante en los propósitos y determinación en que estaba el
día antecedente a la tal desolación, o en la determinación en que estaba en la
antecedente consolación. Porque así como en la consolación nos guía y aconseja
más el buen spíritu, así en la desolación el malo, con cuyos consexos no
podemos tomar camino para acertar.
REFLEXIÓN
[318] Se
trata de una distinción básica y suficiente, para los que inician un itinerario
espiritual a conciencia, es decir, en la etapa de conversión inicial, mientras
nos ocupamos de purificar nuestros crasos errores y fallas en nuestra fidelidad
a las líneas gruesas de nuestro peregrinaje: los mandamientos la alianza,
nuestra afrenta al amor a Dios y al prójimo.
[319] 6ª regla. La sexta: dado que en la desolación no debemos mudar los
primeros propósitos, mucho aprovecha el intenso mudarse contra la misma
desolación, así como es en instar más en la oración, meditación, en mucho
examinar y en alargarnos en algún modo conveniente de hacer penitencia.
REFLEXIÓN
[319] Mudarse contra
la desolación y los consejos u orientaciones que fluyen de allí, es una lucha a
la que se nos convoca para no decaer en el bien obrar.
[320] 7ª regla. La séptima: el que está en desolación, considere cómo el
Señor le ha dexado en prueba en sus potencias naturales, para que resista a las
varias agitaciones y tentaciones del enemigo; pues puede con el auxilio divino,
el qual siempre le queda, aunque claramente no lo sienta; porque el Señor le ha
abstraído su mucho hervor, crecido amor y gracia intensa, quedándole tamen
gracia sufficiente para la salud eterna.
REFLEXIÓN
[320] La pedagogía ignaciana trabaja en el tesón para tal lucha. Se trata
de ir ganando una mayor adultez en el caminar de la fe, la esperanza y la
caridad o ágape, más orientada a trabajar por convicción, aun sin devoción.
[321] 8ª regla. La octava: el que está en desolación, trabaxe de estar
en paciencia, que es contraria a las vexaciones que le vienen, y piense que
será presto consolado, poniendo las diligencias contra la tal desolación, como
está dicho en la sexta regla.
REFLEXIÓN
[321] La paciencia frente a la adversidad, incluso interna, es una
lucha a favor del bien obrar.
[322] 9ª regla. La nona: tres causas principales son porque nos hallamos
desolados: la primera es por ser tibios, perezosos o negligentes en nuestros
exercicios spirituales, y así por nuestras faltas se alexa la consolación
spiritual de nosotros; la segunda, por probarnos para quánto somos, y en quánto
nos alargamos en su servicio y alabanza, sin tanto estipendio de consolaciones
y crescidas gracias; la tercera, por darnos vera noticia y cognoscimiento para
que internamente sintamos que no es de nosotros traer o tener devoción
crescida, amor intenso, lágrimas ni otra alguna consolación spiritual, mas que
todo es don y gracia de Dios nuestro Señor, y porque en cosa ajena no pongamos
nido, alzando nuestro entendimiento en alguna soberbia o gloria vana, attribuyendo
a nosotros la devoción o las otras partes de la spiritual consolación.
REFLEXIÓN
[322] Como en otras cosas de la vida corriente, vivida
espiritualmente con fe, hay que asumir la responsabilidad que nos quepa,
humildemente, para seguir creciendo hacia la adultez de fe.
[323] 10ª regla. La décima: el que está en consolación piense cómo se
habrá en la desolación que después vendrá, tomando nuevas fuerzas para entonces.
REFLEXIÓN
[323]
En nuestro peregrinaje no todo es llano y nivelado, sino con subidas y
bajadas. La expectativa del camino que falta, debe ser realista, para preparar
nuestra fortaleza.
[324] 11ª regla. La undécima: el que está consolado procure humiliarse y
baxarse quanto puede, pensando quán para poco es en el tiempo de la desolación
sin la tal gracia o consolación. Por el contrario, piense el que está en
desolación que puede mucho con la gracia sufficiente para resistir a todos sus
enemigos, tomando fuerzas en su Criador y Señor.
REFLEXIÓN
[324] Afincarse en el terreno conocido de mi yo verdadero, sin
falsearse. La adultez de la fe requiere madurez síquica, ordinariamente.
[325] 12ª regla. La duodécima: el enemigo se hace como muger en ser
flaco por fuerza y fuerte de grado, porque así como es propio de la muger,
quando riñe con algún varón, perder ánimo, dando huída quando el hombre le
muestra mucho rostro; y por el contrario, si el varón comienza a huír perdiendo
ánimo, la ira, venganza y ferocidad de la muger es muy crescida y tan sin
mesura; de la misma manera es propio del enemigo enflaquecerse y perder ánimo,
dando huída sus tentaciones, quando la persona que se exercita en las cosas
spirituales pone mucho rostro contra las tentaciones del enemigo haciendo el
oppósito per diametrum; y por el contrario, si la persona que se exercita
comienza a tener temor y perder ánimo en sufrir las tentaciones, no hay bestia
tan fiera sobre la haz de la tierra como el enemigo de natura humana, en
prosecución de su dañada intención con tan crecida malicia.
REFLEXIÓN
[325]
La comparación con la mujer sólo es posible en una cultura machista. Sobran
ejemplos de otras sicologías que ayuden a entender que, frente a la seducción
de la tentación, la vacilación no ayuda a la fortaleza y determinación frente a
ella. Solo que tal energía frente a una idea o afecto recurrente, se hace
obsesiva. Por eso es sano el consejo de hacer lo contrario para desterrar la
complicidad y mantenerse, frente a la añoranza de las “ollas y pucheros de
Egipto”, en alusión a la condición previa al Éxodo liberador del Pueblo de
Dios. Es importante unir esta regla a la anterior en cuanto a la fe en la
asistencia suficiente del Señor, aunque no se sienta consolado.
[326] 13ª regla. La terdécima: assimismo se hace como vano
enamorado en querer ser secreto y no descubierto: porque así como el hombre vano,
que hablando a mala parte requiere a una hija de un buen padre, o una muger de
buen marido, quiere que sus palabras y suasiones sean secretas; y el contrario
le displace mucho, quando la hija al padre o la muger al marido descubre sus
vanas palabras y intención depravada, porque fácilmente collige que no podrá
salir con la impresa comenzada: de la misma manera, quando el enemigo de natura
humana trae sus astucias y suasiones a la ánima justa, quiere y desea que sean
recibidas y tenidas en secreto; mas quando las descubre a su buen confessor o a
otra persona spiritual, que conosca sus engaños y malicias, mucho le pesa:
porque collige que no podrá salir con su malicia comenzada, en ser descubiertos
sus engaños manifiestos.
[327] 14ª regla. La quatuordécima: assimismo se ha como un caudillo,
para vencer y robar lo que desea; porque así como un capitán y caudillo del
campo, asentando su real y mirando las fuerzas o disposición de un castillo, le
combate por la parte más flaca; de la misma manera el enemigo de natura humana,
rodeando mira en torno todas nuestras virtudes theologales, cardinales y
morales; y por donde nos halla más flacos y más necesitados para nuestra salud
eterna, por allí nos bate y procura tomarnos.
REFLEXIÓN
[326] [327] El autoconocimiento de la propia realidad, en sus fortalezas y debilidades es muy deseable e importante. Las primeras para apuntalar y arraigar, las segundas para vigilar y fortalecer. Se da por descontado que interna o externamente, siempre estamos bajo sitio.