Domingo 28 de
tiempo ordinario
2Reyes 5, 14-17
REFLEXIÓN
su carne quedó limpia de la lepra, como la de
un niño
no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros
dioses fuera del Señor
Estamos
inhibidos de relacionarnos con una imagen de Dios así: nos da algo, nos cumple
un favor y lo alabamos.
Porque
rehuimos en nombre de la pureza de intención y de la actitud mercantilista
entretenernos con un Dios que debo alabar y a quien debo pedir favores.
Parece
más digna una relación libre de necesidades y dependencias, gratuita y generosa
en la aceptación de la libertad mutua. Lo otro es como una esclavitud y permite
el cálculo en el amor.
Sin
embargo quien puede acusar a un niño necesitado de amparo, que pida un favor.
Y quién
puede descalificar al adulto que se lo ofrece.?
Luego no
todo lo que miramos con suspicacia resulta malicioso y corrupto. Quizás es
nuestro ojo el que así lo hace.
Más bien
es preciso dejar que la buena fe aflore en nuestra voluntad y se deje llevar
por la gratitud.
Salmo responsorial: 97
REFLEXIÓN
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha
hecho maravillas
Un canto
de acción de gracias, estimulado por la novedad de su intervención. Por el amor
que experimentamos, cuando se nos acerca y nos rodea.
El Señor da a conocer su victoria
El Señor
muestra ser como los niños y los adultos que se regocijan por el bien que
hacen, y su felicidad es la felicidad en el rostro de los beneficiados. Ese
momento es incomparable y tal satisfacción no tiene comparación.
Aunque
en ciertos casos tal beneficio no puede declararse libre de contaminación del
egoísmo, el interés y el cálculo.
Y además
se tema crear una dependencia que nos comprometa más allá de lo pensado.
se acordó de su misericordia y su fidelidad
Nuestro
Dios es el Señor de la memoria: se acuerda y espera que se acuerden.
2Timoteo 2, 8-13
REFLEXIÓN
Haz memoria de Jesucristo
resucitado de entre los muertos
Si él
resucitó, también nosotros, los que hacemos memoria de él, vamos resucitando.
Éste ha sido mi Evangelio
Evangelizar
como hacer memoria de Jesucristo muerto y resucitado.
la palabra de Dios no está encadenada
Es una
palabra libre, que va más allá de nuestras prisiones de incongruencia y fallas
en el testimonio.
si morimos con él, viviremos con él. Si
perseveramos, reinaremos con él
Si lo negamos, también él nos negará
No
parece congruente con el conjunto. Hubiéramos esperado que Él no nos negaría…a
pesar de todo, porque Él es Dios. Y nos ha acostumbrado a su trascendencia.
Si somos infieles, él permanece fiel
Y así se
constituye en la negación de cualquier semejanza de nuestra fidelidad e
infidelidad, basadas en la correspondencia.
Porque
Él es más que una correspondencia y nos desborda con su amor.
Lucas 17, 11-19
REFLEXIÓN
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba
a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a
lo lejos y a gritos le decían: "Jesús, maestro, ten compasión de
nosotros."
Jesús
está por abandonar la región norte, la
que en el antiguo Israel constituyó un reino hermano rival de Judá y Jerusalén.
Justo
era el hogar de las 10 tribus, que ahora se representan en 10 leprosos que
claman misericordia, antes que Jesús los abandone.
Porque
el Norte ha sido la patria de Jesús, donde ha crecido y se ha formado. Y donde
ha iniciado su misión de buena nueva.
Allí
también Jesús ha tenido que confesar que ningún profeta es bien recibido en su
tierra, y en algunos lugares no ha podido curar por falta de fe de sus
cóterraneos.
Así que
estos 10 leprosos que bien pudieran representar esa región merecerían, según
nuestra regla de correspondencia, que no se les escuchara.
Al verlos, les dijo: "Id a presentaros a
los sacerdotes." Y, mientras iban
de camino, quedaron limpios
Pero
Jesús tiene una misión de su Padre Dios, y no representa su propio criterio,
sino la Trascendencia operativa del Señor quien está por manifestar, por
enésima vez su misericordia por encima de cualquier tipo de mezquindad,
división o ajuste de cuentas, porque su Designio es la unidad plena de los
pueblos consigo.
Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes
gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.
Éste era un samaritano.
Horror
de los horrores. El agradecido ha resultado ser el menos apropiado para ser
portavoz de nada. Un hereje, un impuro, uno fuera del círculo de salvación.
En
operación nuevamente la Trascendencia operativa del Espíritu del Señor para
quien nada es imposible y constantemente nos lo refriega, a ve si aprendemos a
mejorar nuestros juicios.
Jesús tomó la palabra y dijo: "¿No han quedado limpios los diez?; los
otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar
gloria a Dios?"
Y le dijo: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado."
Porque
la fe que salva es así: permite recobrar la memoria de la misericordia sin
límite de correspondencia del Señor, y mueve a la acción de gracias y al
reconocimiento del Padre de Jesús.
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