martes, 11 de octubre de 2022

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Martes, XXIX semana

San Agustín Carta a Proba 130,11,21-12,22

A nosotros, cuando oramos, nos son necesarias las palabras: ellas nos amonestan y nos descubren lo que debemos pedir; pero lejos de nosotros el pensar que las palabras de nuestra oración sirvan para mostrar a Dios lo que necesitamos o para forzarlo a concedérnoslo. Por tanto, al decir: Santificado sea tu nombre, nos amonestamos a nosotros mismos para que deseemos que deseemos que el nombre del Señor, que siempre es santo en sí mismo, sea también tenido como santo por los hombres, es decir, que no sea nunca despreciado por ellos; lo cual, ciertamente, redunda en bien de los mismos hombres y no en bien de Dios. Y, cuando añadimos: Venga a nosotros tu reino, lo que pedimos es que crezca nuestro deseo de que este reino llegue a nosotros y de que nosotros podamos reinar en él, pues el reino de Dios vendrá ciertamente, lo queramos o no. Cuando decimos: Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, pedimos que el Señor nos otorgue la virtud de la obediencia, para que así cumplamos su voluntad como la cumplen sus ángeles en el cielo. Cuando decimos: El pan nuestro de cada día dánosle hoy, con el hoy queremos significar el tiempo presente, para el cual, al pedir el alimento principal, pedimos ya lo suficiente, pues con la palabra pan significamos todo cuanto necesitamos, incluso el sacramento de los fieles, el cual nos es necesario en esta vida temporal, aunque no sea para alimentarla, sino para conseguir la vida eterna. Cuando decimos: Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, nos obligamos a pensar tanto en lo que pedimos como en lo que debemos hacer, no sea que seamos indignos de alcanzar aquello por lo que oramos. Cuando decimos: No nos dejes caer en la tentación, nos exhortamos a pedir la ayuda de Dios, no sea que, privados de ella, nos sobrevenga la tentación y consintamos ante la seducción o cedamos ante la aflicción. Cuando decimos: Líbranos del mal, recapacitamos que aún no estamos en aquel sumo bien en donde no será posible que nos sobrevenga mal alguno. Y estas últimas palabras de la oración dominical abarcan tanto, que el cristiano, sea cual fuere la tribulación en que se encuentre, tiene en esta petición su modo de gemir, su manera de llorar, las palabras con que empezar su oración, la reflexión en la cual meditar y las expresiones con que terminar dicha oración.

REFLEXIÓN

El Padrenuestro es nuestra oración guía, y toda otra debe contrastarse con ella para verificar el sello del Espíritu Santo, quien mueve nuestras personas a comunicarse con Él. El enfoque nunca podrá ser darle algo al Señor, quien nos la dio para nuestro provecho. Sino más bien que nos urge a poner en funcionamiento los deseos en esta oración contenidos. Y tampoco es un momento en el que valga algo lo que hicimos o hacemos, como méritos que nos ganan su indulgencia, sino verificando cuán lejos estamos de hacer esos deseos peticiones una realidad en nuestras vidas y la de nuestros hermanos.

EJERCICIOS ESPIRITUALES



 SOBRE-LAS-LIMOSNAS

[337] EN EL MINISTERIO DE DISTRIBUIR LIMOSNAS SE DEBEN GUARDAR LAS REGLAS SIGUIENTES.

REFLEXIÓN

[337] Ministerio o servicio institucional es una cosa, y dar limosna, o ayudar solidariamente cuando se tenga la oportunidad y voluntad es otra cosa. Pero para ambos estilos las reglas que se ofrecen persiguen una purificación de una actividad que ocupa el primer orden en el cumplimiento de la misión evangélica de Jesús de amar al prójimo, perdonar al enemigo y aun dar la vida por los demás. Cabe aquí la pregunta por la eficiencia y la eficacia, para el servicio que l@s cristian@s buscan ejercer de levadura en la masa, de cambio social, de bien común. Un tema que entra de lleno en la caridad política, la cual es un amor de primer nivel o prioridad.

[338] 1ª regla. La primera: si yo hago la distribución a parientes o amigos o a personas a quien estoy aficionado, tendré quatro cosas que mirar, de las quales se ha hablado en parte en la materia de elección. La primera es que aquel amor que me mueve y me hace dar la limosna, descienda de arriba, del amor de Dios nuestro Señor; de forma que sienta primero en mí que el amor más o menos que tengo a las tales personas, es por Dios, y que en la causa porque más las amo reluzca Dios.

REFLEXIÓN

[338] No somos ajen@s a la falta de transparencia en nuestras actuaciones, vistas como nobles y generosas, las cuales ocultan los favoritismos, el nepotismo, el amiguismo, el compadrazgo, el compañerismo, las preferencias ocultas y dañinas: partidismos políticos, ideológicos, étnicos, culturales, religiosas, elitistas, etc. Tod@s desde la fe autocrítica, deberemos preguntarnos cuál es la principal motivación que nos guía. Y si no es Dios, entrar en un serio proceso de depuración. Este aporte es una contribución privilegiada en orden a la instauración de un reinado de Dios, más fraterno, equitativo y solidario.

[339] 2ª regla. La segunda: quiero mirar a un hombre que nunca he visto ni conoscido; y deseando yo toda su perfección en el ministerio y estado que tiene como yo quería que él tuviese medio en su manera de distribuir, para mayor gloria de Dios nuestro Señor y mayor perfección de su ánima; yo haciendo assí, ni más ni menos, guardaré la regla y medida que para el otro querría y juzgo seer tal.

REFLEXIÓN

[339] Cuál es el perfil deseable de una persona u organización, que tenga medios para que distribuya según Dios, y haciéndolo logre su plenificación de fe y su calidad humana sobresaliente.?

[340] 3ª regla. La tercera: quiero considerar como si estuviesse en el artículo de la muerte, la forma y medida que entonces querría haber tenido en el officio de mi administración; y reglándome por aquella, guardarla en los actos de la mi distribución.

REFLEXIÓN

[340] La lucidez moral, el juicio subjetivo, que podamos hacer en los últimos momentos de vida son una composición existencial de situación que indica Ignacio en varios lugares, porque entonces se arrepiente uno de ciertas decisiones que llevaron a ciertas consecuencias, y el deseo de haberlas enmendado con mayor sabiduría y discreción de espíritus.

[341] 4ª regla. La quarta: mirando cómo me hallaré el día del juicio, pensar bien cómo entonces querría haber usado deste officio y cargo del ministerio; y la regla que entonces querría haber tenido, tenerla agora.

REFLEXIÓN

[341] Otra instancia subjetivo objetiva, porque nos miraríamos como se nos pudiera mirar y juzgar, siendo así que aún nos juzgamos. Lo cual nunca es lo mismo que la mirada totalmente del otr@, pero se acerca, si intentamos hacerlo con la mayor honestidad posible.

Estas ficciones pueden ser engañosas, pero también, por aproximadas a nuestra verdad, nos alertan sobre asuntos por resolver.

[342] 5ª regla. La quinta: quando alguna persona se siente inclinada y afficionada a algunas personas, a las quales quiere distribuir, se detenga y rumine bien las quatro reglas sobredichas, examinando y probando su affección con ellas; y no dé la limosna, hasta que conforme a ellas su dessordenada affección tenga en todo quitada y lanzada.

REFLEXIÓN

[342] La radicalidad que confronta nuestr@s prejuicios positivos y negativos en la acepción de personas, en este caso relacionada con distribución de recursos o limosnas, es una orientación que ayudaría, incluso cuando los recursos son públicos, y requieren ser administrados, con escrupulosa transparencia para eliminar cualquier sombra de corrupción. De ordinario el afecto familiar o amistoso, no por eso se desecha sin escrutinio, porque puede haber necesidad verdadera. Pero obliga a un más riguroso examen de los motivos que alientan tal conducta.

[343] 6ª regla. La sexta: dado que no hay culpa en tomar los bienes de Dios nuestro Señor para distribuirlos, quando la persona es llamada de nuestro Dios y Señor para tal ministerio; pero en el quánto y cantidad de lo que ha de tomar y aplicar para sí mismo de lo que tiene para dar a otros, hay duda de culpa y excesso; por tanto, se puede reformar en su vida y estado por las reglas sobredichas.

REFLEXIÓN

[343] Mucha más seria es la conducta abusiva de quienes tienen el poder sobre recursos que no son propios, sino para el bien común, y se favorecen a sí mism@s, enriqueciéndose ilegítimamente. Si este fuera un fruto de ejercicios de personas en cargos públicos y de poder, aun elegidos popularmente, cabría la esperanza de contar con un medio apto para enfrentar la corrupción que asola tantos países y regiones.

[344] 7ª regla. La séptima: por las razones ya dichas y por otras muchas, siempre es mejor y más seguro, en lo que a su persona y estado de casa toca, quanto más se cercenare y diminuyere, y quanto más se acercare a nuestro summo pontífice, dechado y regla nuestra, que es Christo nuestro Señor. Conforme a lo qual el tercero concilio Carthaginense (en el qual estuvo sancto Augustín) determina y manda que la suppeléctile del obispo sea vil y pobre. Lo mismo se debe considerar en todo modos de vivir, mirando y proporcionando la condición y estado de las personas; como en matrimonio tenemos exemplo del Sancto Joaquín y de Sancta Anna, los quales partiendo su hacienda en tres partes, la primera daban a pobres, la segunda al ministerio y servicio del templo, la tercera tomaban para la substentación dellos mismos y de su familia.

REFLEXIÓN

[344] Como si de profecía se tratara, para nuestros atribulados tiempos de inicio del tercer milenio, ya que es una orientación pendiente desde el Jesús histórico, se recomienda a la Jerarquía vivir con modestia, pero también a las familias, a partir del estilo de vida de la pareja. Ignacio escribía en el siglo 16 -pero ya le habían precedido en este tipo de recomendación y exhortación santos ilustres como Francisco de Asís- cuando la Iglesia estaba enfrentando la Reforma protestante, y se miraba hacia sí misma buscando contra reformarse, para volver a las fuentes y avivar la inspiración mediante el testimonio y santidad.