jueves, 15 de diciembre de 2022

BEATO CARLO


 
De la Constitución dogmática Dei Verbum, sobre la divina revelación, del Concilio Vaticano segundo.
(núms. 3-4)
 
CRISTO LLEVA A TÉRMINO TODA LA REVELACIÓN

 

Dios, al crear y conservar por medio del Verbo todas las cosas, da a los hombres un primer testimonio perenne de sí mismo en las cosas creadas; pero, queriendo también abrir a la humanidad el camino de una salvación sobrenatural, se manifestó además personalmente, ya desde el principio, a nuestros primeros padres.

 Después de su caída, con la promesa de la redención les dio la esperanza de la salvación y, luego, incesantemente manifestó su solicitud por el género humano, a fin de dar la vida eterna a todos los que, perseverando en la práctica de las buenas obras, buscan la salvación.

 A su tiempo también llamó a Abraham, para hacer de él una gran nación; después de los patriarcas, educó a su pueblo por medio de Moisés y los profetas, para que lo conocieran a él como el único Dios vivo y verdadero, Padre providente y Juez justo, y esperaran al Salvador prometido, y así, a lo largo de los siglos, fue preparando el camino del Evangelio; y, después que a través de muchas etapas y de muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros antepasados por ministerio de los profetas, en estos tiempos, que son los últimos, nos ha hablado por medio de su Hijo.

Envió a su Hijo, es decir, el Verbo eterno que ilumina a todos los hombres, a fin de que habitara entre ellos y les revelara los secretos de Dios.

 Así, pues, Jesucristo, el Verbo hecho carne, «hombre enviado a los hombres», habla las palabras de Dios y lleva a cabo la obra salvífica que el Padre le ha encomendado. Por eso Jesucristo –ver al cual es ver al Padre–, por toda su presencia y por todo lo que manifiesta de sí mismo, por sus palabras y obras, señales y milagros, pero principalmente por su muerte y gloriosa resurrección de entre los muertos y finalmente por el envío del Espíritu Santo, lleva a término y confirma, con testimonio divino, la revelación de que Dios está con nosotros, para librarnos de las tinieblas del pecado y de la muerte y resucitarnos para la vida eterna.

 Por tanto, la economía cristiana, que es alianza eterna y definitiva, no pasará jamás, y ya no hay que esperar una nueva revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo.

REFLEXIÓN

Esta visión en su momento hace más de medio siglo despertó entusiasmo. Hoy es menos. Porque la diversidad de opiniones sobre las declaraciones de la Iglesia magisterio, entre propios y extraños genera controversia. Estamos en tiempos de deconstrucción basada en ideologías, filosofías, antropologías, cosmologías, ecologías, géneros, antisistemas...y otros enfoques. Se pueden tomar como adversarios para la polémica, inacabable, o como discursos contrastantes, para que cada uno componga su propia visión, colectiva o individual. Es un momento de brillantez tecnológica, que permite un gran poder de convocatoria, aunque sea efímera. a muchos actores impensables. Es un momento de una comunicación tendiente a incomunicación, laboriosa, intergeneracional. Estaremos en el inicio de la desaparición de la Humanidad, como la conocemos?


miércoles, 14 de diciembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 3 semana de Adviento

Isaías 45,6-25



REFLEXIÓN

artífice de la luz, creador de las tinieblas, autor de la paz, creador de la desgracia; yo, el Señor, hago todo esto.

No se acepta hoy que la definición del Señor contenga ser responsable de desgracias donde víctimas inocentes, como los niños, pierden la vida.

Se intenta explicar textos como éstos recurriendo a la mentalidad antigua que atribuye todo, lo bueno y lo malo, a la divinidad justa.

Hoy asumiendo la experiencia de daño sufrida por Jesús, hijo amado del Padre, asumimos ese daño como querido por Dios pero para nuestro bien, aunque no lo veamos. Así es el ejemplo de Jesús confiado hasta el final.

Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más

Con su ejemplo, Jesús nos ubica ante un Dios Padre único, de quien debemos esperar todo.

"Sólo el Señor tiene la justicia y el poder"

El profeta en su momento a los deportados a tierra extraña animaba a entregarse al Misterio único del Señor, y en él arrojar sus dudas, reclamos y vacilaciones que los ponia en el borde de la apostasía.

A él vendrán avergonzados los que se enardecían contra él

Porque el profeta intenta disuadirles de buscar otra alianza que no sea el Señor. Los exhorta a superar su rebeldía y confesarlo como el único Señor.

Salmo responsorial: 84



REFLEXIÓN

La justicia marchará ante él, / la salvación seguirá sus pasos

No vemos mucha justicia cumplida durante nuestra existencia y por eso el anhelo permanece en vigilia constante, conformándose ocasional y temporalmente con algún pequeño logro que le signifique a la esperanza un aliento para seguir hasta el final.

En realidad se trata con la liturgia renovable periodo tras periodo, con su rituales y símbolos, que parecen incansables en su gestión. Se trata- digo -de mantener la esperanza, para que no desfallezca, se desanime y dejemos de caminar. La liturgia y la Palabra es como una luz en la oscuridad del camino.

Lucas 7,19-23



REFLEXIÓN

Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar al Señor: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?"

Pudo ser que Juan quisiera para sí una confirmación de su fe en quien había señalado como más digno. Pero también que quisiera ayudar a los seguidores suyos a transferir su fe a Jesús y reconocerlo como único líder. Así evitaría que se dispersaran y perdieran. Actuaba como un maestro que ama y preserva a sus seguidores.

"Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído:

Y Jesús satisfizo a Juan,primero actuando y luego confirmándole que la era mesiánica ya estaba aquí con él, activa y en proceso.

“Y dichoso el que no se escandalice de mí"

Y ahora era su decisión y la de sus discípulos aceptarlo como único salvador.

Esta pregunta de Juan y la respuesta de Jesús, debiera resonar en nuestros oídos para escuchar y actuar hoy en día. Debiéramos reconocer los signos de la era mesiánica.

Y superar los anti-signos: las voces que descalifican el reino de los cielos presente, activo y en proceso, con sus malas nuevas constantes.

Las cuales sólo nos desaniman del bien, y nos deprimen para seguir caminando.

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