sábado, 18 de noviembre de 2023

PALABRA COMENTADA

 

SÁBADO 32 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Sabiduría 18,14-16;19,6-9



REFLEXIÓN

Un silencio sereno lo envolvía todo, y, al mediar la noche su carrera, tu palabra todopoderosa se abalanzó, como paladín inexorable, desde el trono real de los cielos al país condenado; llevaba la espada afilada tu orden terminante; se detuvo y lo llenó todo de muerte; pisaba la tierra y tocaba el cielo.

La satisfacción de la venganza cumplida o de la justicia, que es la venganza más razonable.

Nos rasgamos las vestiduras porque se pueda apelar a la venganza, pero ni nos sonrojamos cuando se menciona la compensación, la indemnización.

Como si por ser dinero en vez de ojo por ojo, fuera menos venganza.

Las verdadera justicia que viene del cielo en la palabra de Jesús es el perdón de los enemigos.

Salmo responsorial: 104



REFLEXIÓN

se acordaba de la palabra sagrada / que había dado a su siervo Abrahán

Es la situación ideal: dejar en sus manos el equilibrio de las cosas, la justicia de la injusticia que nos acarreamos.

Incluyendo el perdón para el que según el Señor lo merece.

Confiar en su juicio más completo y perfecto que el nuestro.

Lucas 18,1-8



REFLEXIÓN

para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse

El desánimo sobre la escucha del Señor a la oración ronda con frecuencia. Es una actividad de paciencia y desalojo paulatino del egoísmo y egocentrismo. Un proceso de criba que nos confronta con nuestra realidad auténtica, que el Espíritu nos invita a aceptar.

"Hazme justicia frente a mi adversario."

Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara.""

Por cálculo de interés el humano llega a hacer justicia al vulnerable. Cuánto más debemos esperar si el Señor hace justicia por misericordia. Y nosotros, a nuestra vez.

Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar

De los humildes y pobres suele proceder una actitud de espera confiada, frente a los reveses de la fortuna en sus vidas. Superan la desesperación con un suspiro que los alivia por la esperanza de justicia.

Y aunque el Señor parece tardar para cumplirles, no desmayan en su espera.

Dan así una lección y testimonio a cualquier evangelizador, que así resulta evangelizado.

Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?"

Más que Jesús, se pregunta el evangelista frente a la fe que vacila en su comunidad del siglo I, cuando se alarga la venida del Señor. De verdad vendrá?

Y entretanto mueren sin verlo y son perseguidos sin ver su justicia.

La empresa de la fe a medida que pasa el tiempo y no viene el Señor definitivamente, es una tarea fuerte y demanda toda la paciencia disponible, y por eso es motivo de la bienaventuranza de aquellos que sin ver creyeron.

Aun el designio de la Palabra guarda su reserva frente al azar de nuestra libertad.

De ahí la inmensa tarea de cooperar en la propagación de la verdad, que es el ágape fraterno.

https://x.com/motivaciondehoy/status/1725829460547486020?s=20

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Sabiduría 18,14-16;19,6-9

Por eso importa el Memorial sobre cualquier otro recuerdo para proceder al reconocimiento agradecido. En la figura del Éxodo tenemos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús que celebramos en la Eucaristía. Es el memorial persistente para la oración confiada y persistente.

Salmo responsorial: 104

De quien espera la intervención del Señor, se requiere una alegría esperanzada, que se cimenta en los favores del pasado.

Lucas 18,1-8

Jesús cuestiona la calidad de fe del que ora actualmente. Porque se presenta como ejemplar a la viuda

BEATO CARLO


 
Anónimo
Homilía de un autor del siglo segundo
18,1-20,5

Seamos también nosotros de los que alaban y sirven a Dios, y no de los impíos, que serán condenados en el juicio. 

Yo mismo, a pesar de que soy un gran pecador y de que no he logrado todavía superar la tentación ni las insidias del diablo, me esfuerzo en practicar el bien y, por amor al juicio futuro, trato al menos de irme acercando a la perfección.

 Por esto, hermanos y hermanas, después de haber escuchado la palabra del Dios de verdad, os leo esta exhortación, para que, atendiendo a lo que está escrito, nos salvemos todos, tanto vosotros como el que lee entre vosotros; os pido por favor que os arrepintáis de todo corazón, con lo que obtendréis la salvación y la vida. 

Obrando así,serviremos de modelo a todos aquellos jóvenes que quieren consagrarsea la bondad y al amor de Dios. No tomemos a mal ni nos enfademos tontamente cuando alguien nos corrija con el fin de retornarnos al buencamino, porque a veces obramos el mal sin darnos cuenta, por nuestra doblez de alma y por la incredulidad que hay en nuestro interior, y porque tenemos sumergido el pensamiento en las tinieblas a causa denuestras malas tendencias.

 Practiquemos, pues, el bien, para que al fin nos salvemos. Dichososlos que obedecen estos preceptos; aunque por un poco de tiempo hayan de sufrir en este mundo, cosecharán el fruto de la resurrección incorruptible. Por esto, no ha de entristecerse el justo si en el tiempo presente sufre contrariedades: le aguarda un tiempo feliz; volverá a la vida junto con sus antecesores y gozará de una felicidad sin fin y sin mezcla de tristeza.

Tampoco ha de hacernos vacilar el ver que los malos se enriquecen,mientras los siervos de Dios viven en la estrechez. Confiemos, hermanos y hermanas: sostenemos el combate del Dios vivo y lo ejercitamos en esta vida presente, con miras a obtener la corona en la vida futura.

Ningún justo consigue en seguida la paga de sus esfuerzos, sino que tiene que esperarla pacientemente. Si Dios premiase en seguida a los justos, la piedad se convertiría en un negocio; daríamos la impresiónde que queremos ser justos por amor al lucro y no por amor a la piedad.

Por esto, los juicios divinos a veces nos hacen dudar y entorpecen nuestro espíritu, porque no vemos aún las cosas con claridad.

Al solo Dios invisible, Padre de la verdad, que nos ha enviado al Salvador y Autor de nuestra incorruptibilidad por el cual nos ha dado también a conocer la verdad y la vida celestial, a él sea la gloria por los siglos de los siglos Amén.