jueves, 29 de febrero de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 2 de Cuaresma

Jeremías 17,5-10



REFLEXIÓN

Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor.

Una experiencia amarga, que debe hacerse antes que después en la vida, es la que se configura en la decepción específica de un ser humano sobre otro.

Se trata de una piedra para construir, no necesariamente de un derrumbe, aunque se siente como tal.

Cuando la carne débil es glorificada como un dios, produce un efecto subyugador que enamora y aliena. Despertar y mantener la lucidez frente a este deslumbramiento es una tarea tenaz, de mucha convicción.

En esa tarea contamos con el Espíritu que nos ilumina y despierta de la muerte, en la que nos vamos introduciendo.

La carne espiritual, como condensación de humanidad, del modo humano de ser y proceder, tiende a aliarse con la carne débil, esperando superar su congénita debilidad y volatilidad. 

El anhelo de no ser debilidad y vulnerabilidad, la lleva a odiar su estirpe o apegarse desordenadamente. 

La ascesis desencarnada, el odio fratricida, la lujuria y el erotismo pervertidos son géneros de ensayos de solución. 

Pero para unos en poco tiempo, para otros hasta entrada la vejez, cuando la carne se amustia, una experiencia va precipitando su esencia hasta volverla una frustrada convicción: la carne no salva al anhelo profundo de supervivencia, al gemido de ser más, inscrito en sus tuétanos.

Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto

Cuando el corazón se preserva con la Palabra es posible esquivar esa fascinación y mantener distancia prudencial de cualquier adoración de la carne.

Se da una lucha que puede ser muy larga y durar toda la vida. Una crucifixión de la carne para que resplandezca finalmente con la vida que no se corrompe.

Desengañados de nosotros mismos, y anhelantes de solidez, arribamos como olas en la arena, a la fe en el Señor. 

Nuestra ventaja es que Él lo sabe y su aceptación está ofrecida por su misericordia.

en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto

Los apegados al Señor son señales para tiempos de crisis, porque su lozanía y frescura anima a otros a seguir esperando, a confiar, a hacer la experiencia de confianza en el Señor, y así sentir la vida en la muerte.

Nada más falso y enfermo que el corazón: ¿quién lo entenderá? Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones

Parece concurrir con el diagnóstico del emotivismo en nuestro tiempo. 

Hay que profundizar más en la facultad que más estabilidad da al hombre: la razón. 

Sin embargo hay que aceptar que también ella se enferma y contradice gravemente los intereses del corazón. 

Ver con los ojos del corazón parece desde la literatura antigua una sabiduría popular que es sinónimo de acierto. 

Pero parece que la palabra del Señor pone en cuestión esta sabiduría. Podríamos decir que en forma radical, no hay nada que no esté enfermo en el ser humano, hombre o mujer.

Se trata de una profecía sabia, que más que denunciar, alienta y persuade a un cambio de carril. Entender la veleidad del corazón y cuán enfermo puede ser persuade al desapego.

Por sus apegos y desapegos ciegos, miopes, estrábicos, astigmáticos, deformantes.

Nos hace caer una y otra vez. Es lábil al engaño del seductor. Es contradictorio e incongruente en sus filias y fobias.

Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones

Es nuestra última esperanza: alguien que nos ame tanto, más allá de nosotros mismos, que salve lo salvable porque sabe mirar nuestra hondura.

 

Salmo responsorial: 1



REFLEXIÓN

ni se sienta en la reunión de los cínicos(luts:desdeñoso, menospreciador)

La dificultad del momento, en la producción de una sinergia de comunicación que unifique la buena voluntad de hombres y mujeres, se encuentra en el lenguaje cínico, que puede o no, estar vinculado con el desdén de los valores tradicionales e institucionales.

Se trata de una secuela masificada y ya entrevista por algunos pensadores del ocaso del idealismo y del auge del materialismo.

Pero así como hay quienes pervirtieron el idealismo, por encubrir sus crímenes con la predicación de valores venerables, también encontramos materialistas, que recusan la transformación espiritual de la materia, para anclarse en el mero consumo placentero.

No hay posibilidad de sanar las patologías sino mediante una terapia curativa o preventiva. Sólo el discernimiento evangélico de la Palabra nos puede ayudar a amar con el corazón y la razón, esquivando sus desvíos y abismos.

sino que su gozo es la ley del Señor

Cuando entendemos ley como Palabra venida del Señor para nuestra vida verdadera, entonces salimos de la equivocidad de la norma que no da vida, sino que se la prestan.

da fruto en su sazón

Madurado con la brisa y el calor del sol del Espíritu que tiene su propio tiempo.

y cuanto emprende tiene buen fin

Lo cual no significa automáticamente que tenga éxito. Tener buen fin, como nos enseña Ignacio en las reglas de discernimiento, es iniciar, proseguir y terminar todo bien. 

Se trata de un proceso que hay que vigilar para que no sufra desviaciones.

Lucas 16,19-31



REFLEXIÓN

con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico

Se trata de un cuadro de miseria sobrecogedor como el de nuestros miserables en las ciudades de nuestro entorno.

Da una medida de tiempo próspero para algunos, que es gastada en la opulencia ofensiva contra la necesidad de otros.

Y un tiempo triste del sufrimiento por hambre, y una situación depresiva de miseria.

Estos tiempos, para nosotros eternos e insufribles, tienen límite. 

Las situaciones en sus predios son reversibles, y hasta por revolución o cambio sociopolítico, se puede dar la vuelta en contrario.

Hoy quizás por los medios de comunicación somos más conocedores de los tumultos de cambio que se están dando en el planeta. 

Se siente una impaciencia en progresión de avanzada: un hambre de cambio, resarcimiento, equidad y hasta desquite.

La impaciencia toma caracteres anárquicos que nos parecen abusivos, pero que deben ser ubicados en un contexto más amplio para entenderlos.

Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron.

La pastoral de la liberación, que dio pie a la teología del mismo nombre, reinterpretó los tiempos para el cambio. 

Se rebeló contra la anterior orientación que sostenía se debía pacientemente esperar y resignarse, para que en la eternidad se diera el cambio.

Fue una buena señal de los tiempos por parte del Espíritu del Señor. Nos despertó del conformismo, hasta de la crueldad e indolencia, con la que mirábamos el sufrimiento de colectividades, por hambre y violencia.

Esta tendencia oscureció y opacó algo que no ha sido retirado del anuncio de la Palabra y tiene significación aún: sí hay eternidad que signifique reversión definitiva de la injusticia y la iniquidad. Las luchas y logros temporales. no son la justicia eterna, por más que la anticipen y anuncien.

entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros

La distancia entre ricos y pobres, ocupa un lugar relevante en el evangelio de Jesús de Nazareth. No se reconcilian ni después de la muerte, según la parábola.

De aquí podemos sacar teorías sobre luchas de clases y revolución social, como auspiciadas por el mismo mensaje de Jesús.

"Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen."

Seguimos bajo este ámbito, porque la carne aun en procura de equidad es débil y el corazón humano, que alberga sentimientos de justicia, es volátil.

Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto

Pero hay otro método, el evangélico: escuchar la Palabra, para hacer caso de la resurrección de Jesús de Nazareth, cuyo camino no es el odio de clases, ni el caos social, aunque su mensaje no oculte la distancia infranqueable entre ricos y pobres.

Sería Lázaro resucitado una ocasión para que algunos escucharan? Y Jesús resucitado lo ha sido? 

No obstante poseer la convicción del Señor Jesús resucitado, y dar testimonio de ello, la comunidad en torno a Jesús vivo por el Espíritu, no dejó de seguir escuchando la ley y los profetas, con clave de Jesús.

Se pensará erróneamente, entonces, que Jesús, como muerto resucitado, cae bajo su propia sentencia sobre los que no escuchan, vean lo que vean y oigan lo que oigan. 

Lo cual sería desconocer la profundidad de la transformación humana que significó Jesús resucitado.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1504418867321479171?s=20&t=38a_Sip1qFVnFH0FCfABlQ

https://x.com/motivaciondehoy/status/1763155695925334456?s=20

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Jeremías 17,5-10

Salmo responsorial: 1

Lucas 16,19-31

DOCTORES DE LA IGLESIA

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


JUEVES II SEMANA DE CUARESMA

San Hilario Salmo 127,1-3

El temor, en efecto, se define como el estremecimiento de la debilidad humana que rechaza la idea de tener que soportar lo que no quiere que acontezca. Existe y se conmueve dentro de nosotros a causa de la conciencia de la culpa, del derecho del más fuerte, del ataque del más valiente, ante la enfermedad, ante la acometida de una fiera o el padecimiento de cualquier mal. Nadie nos enseña este temor, sino que nuestra frágil naturaleza nos lo pone delante. Tampoco aprendemos lo que hemos de temer, sino que son los mismos objetos del temor los que suscitan en nosotros el consentimiento del temor. En cambio, del temor del Señor así está escrito: Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor. De manera que el temor de Dios tiene que ser aprendido, puesto que se enseña. No se le encuentra en el terror, sino en el razonamiento doctrinal; ni brota de un estremecimiento natural, sino que es el resultado de la observancia de los mandamientos, de las obras de una vida inocente y del conocimiento de la verdad. Pues, para nosotros, el temor de Dios reside todo él en el amor, y su contenido es el ejercicio de la perfecta caridad: obedecer a sus consejos, atenerse a sus mandatos y confiar en sus promesas. 

REFLEXIÓN

Nuestro discurrir, entre conceptos, pensamientos y afectos, necesita escarbar y perforar sentidos de la expresión oral humana, porque se va cubriendo de capas, como la tierra se cubre de nuevas capas geológicas. Y la expresión temor de Dios es una que nos pone en la tarea de seleccionar el sentido más congruente con el conjunto del conocimiento teológico que nos transmite una Revelación del Dios misericordioso. Con este atributo debe ser matizado todo lo que digamos.