viernes, 8 de marzo de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

Viernes 3 de Cuaresma

Oseas 14,2-10



REFLEXIÒN

No nos salvará Asiria

En ti encuentra piedad el huérfano

La Palabra en el oráculo del profeta nace y se expresa en una situación concreta de la historia de un pueblo.

Israel, en el reino del Norte, pensaba que el apoyo de otro reino más fuerte lo libraría de una invasión.

Lo común es que los reinos se aliaran para tratar de no pelearse o resistir a otro más fuerte.

La Palabra realza como símbolo al huérfano, porque éste no cuenta con apoyo humano y representa la vulnerabilidad.

los amaré sin que lo merezcan

Así el Señor muestra su unicidad, su originalidad en la calidad del amor y de vínculo que establece.

Nosotros, solo después de un transitar carismático, de gracia, logramos entrever que es mejor dar que recibir, y que el amor libre es el que perdona hasta al enemigo.

Como todo paciente en una terapia ofrece ciertas resistencias cuando debe emprender un cambio particularmente difícil, así nosotros en la terapia de amor a la que nos somete la Palabra, nos resistimos cuando se trata de amar al vulnerable.

Y nos escudamos en la posible utilización pérfida de su situación para manipular nuestra lástima y apoyo.

Puede ser verdad. Se dan casos.

Sin embargo no es suficiente para continuar nuestra entrega al servicio del ágape.

Rectos son los caminos del Señor: los justos andan por ellos, los pecadores tropiezan en ellos

Los justos que pueden caminar son los que no obstante las resistencias que surgen en el camino, avanzan.

Los pecadores en esa coyuntura se desvían, buscando otro camino menos compartido.

Unos desean conducirse como justos, pero también tropiezan, y otros pecadores quieren convertirse y también tropiezan. 

El tropiezo no parece una señal nítida de nada. En todo hay ambivalencia, inseguridad y misterio y no queda sino anclarse en su misericordia, que suple en su hijo nuestra calamidad.

Tropezar en el camino recto es síntoma de pecado, de iniquidad, de injusticia, de amor errado por uno mismo.

Sin embargo no todo está perdido porque el Señor está pronto y disponible para apiadarse y perdonar.

Esto sólo se puede entender: que tropezamos en los caminos de la vida por egoísmo, si abandonamos la instrucción en la sabiduría y la prudencia que lo comprende.

Por eso el huérfano es como el justo: despojados de sí mismos, sin otro apoyo vivencial y existencial sino solo el Señor.

Pero también hay que entender que esta sabiduría arrincona frente al mundo, aisla de sus favores y aplauso. 

La etiqueta que merece es la de perdedores. Mientras el mundo adora los ganadores.

Se debe por tanto aprender a vivir la humillación que acarrea el mundo, para vivir el gozo y la exaltación de la justicia. Un estado de solidez que enfrenta la afrenta mundana.

Hoy los medios de comunicación global pueden colaborar con el apabullamiento de la injusticia que hace el mundo, aun invocando la justicia que dicen hacer.

Porque la justicia que practica el mundo es la de los intereses propios y hasta inconfesables.

Salmo responsorial: 80



REFLEXION

Te respondí oculto entre los truenos

En la teofanía del Sinaí, la Palabra ubicaba la voz del Señor en medio de una tormenta eléctrica.

Quizás como otros pueblos Israel, pasó una etapa de religiosidad animista, divinizando la tormenta.

Pero la Palabra los invitó a caminar los caminos del ágape. Aquellos que pueden caminar los justos.

yo soy el Señor, Dios tuyo, / que te saqué del país de Egipto

Así fue experimentando la originalidad y unicidad de Dios, más allá de las tormentas y no solo en presencia de ellas.

Ojalá me escuchase mi pueblo / y caminase Israel por mi camino!

El Señor que nos ama expresa anhelos de nuestra conversión, para acompañarnos por caminos de justicia.

El dolor que nos hiere, cuando volvemos a Él es la purificación de nuestro extravío.

Marcos 12,28b-34





REFLEXION

"¿Qué mandamiento es el primero de todos?

En un escriba esta pregunta es una ironía, porque si alguien debe saber la respuesta es él mismo, estudioso de la Torá.

Pero sucede así con el exceso de información: no es garantía de un discernimiento del corazón, de una comprensión. El resultado es marasmo y confusión.

Así como tenemos analfabetos funcionales, que saben la técnica de la lectura pero no entran en la comprensión de lo leído, y se les escapa el sentido.

No hay mandamiento mayor que éstos

La respuesta es tradicional, pero recordada a quien se hace el ignorante.

Algo que se parece mucho a ciertas personas de nuestra época, quienes desdeñan lo sólido tradicional para así relativizar su compromiso de ágape con los demás.

Erigen la confusión como excusa y así no verse obligados a la buena obra.

"Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios."

Holocaustos y sacrificios en una sociedad teocrática era de buen ver: hacía pasar ante todos por justo y santo.

Las insignias de santidad y justicia no serán ahora los holocaustos y sacrificios en una sociedad laica.

Tiene su valoración en otras expresiones que dicen bien, y hacen pasar por tener la etiqueta que honra.

Frente a cualquier valoración de sociedades laicas o religiosas se propone la del mandamiento que son dos: amar al Señor y al prójimo.

"No estás lejos del reino de Dios."

La confesión es un mínimo en el camino del Señor, que saben andar los justos. Allí inicia todo. Es solo el comienzo. El primer paso en acercar lo que dista el reino.

Porque no sólo es decirlo: hay que valorar con la obra, en la vida.

Cuando es así ya se está en el Reino, se entra en él.

https://x.com/motivaciondehoy/status/1766084828443635987?s=20

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Oseas 14,2-10

Salmo responsorial: 80

Marcos 12,28b-34

DOCTORES DE LA IGLESIA

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


San Gregorio Magno Morales 13,21-23 

El bienaventurado Job, que es figura de la Iglesia, unas veces se expresa como el cuerpo y otras veces como la cabeza, de manera que mientras está hablando en nombre de los miembros, de repente se eleva hasta tomar las palabras de la cabeza. Por esto dice: Todo esto lo he sufrido aunque en mis manos no hay violencia y es sincera mi oración. Sin que hubiera violencia en sus manos, tuvo que sufrir también aquel que no cometió pecado, ni encontraron engaño en su boca, a pesar de lo cual arrostró el dolor de la cruz por nuestra redención. Fue el único entre todos los hombres, que pudo presentar a Dios súplicas inocentes, porque hasta en medio de los dolores de la pasión rogó por sus perseguidores diciendo: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. ¿Qué es lo que puede decirse o pensarse de más puro en una oración que alcanzar la misericordia para aquellos mismos de los que se está recibiendo el dolor? 

REFLEXIÓN

Lo más puro, es aquí lo más contrastante, porque el que recibe daño perdona, no retalla.

Será que subrepticiamente, vilmente, busca un alivio de sus sufrimientos, dando lástima, y apareciendo víctima. Sería un pensamiento digno de una teoría de la conspiración, que mira detrás del enunciado algún secreto gusto, placer, desquite o venganza.

Pero no, en es te sentenciado la suerte está echada y no podrá conseguir ningún alivio.

Por lo tanto parece que su perdón es puro. Así vista las cosas no hay nada que parezca puro, ni que convenza, porque enfermos estamos de suspicacia.

Así, la misma sangre de nuestro Redentor, que los perseguidores habían derramado con odio, luego convertidos, la bebieron como medicina de salvación y empezaron a proclamar que él era el Hijo de Dios. De esta sangre, pues, se dice con razón: ¡Tierra, no cubras mi sangre, no encierres mi demanda de justicia! Al hombre que pecó se le había dicho: Eres polvo, y al polvo te volverás. Por ello, nuestra tierra no oculta la sangre de nuestro Redentor, ya que cada pecador que asume el precio de su redención, la confiesa y la alaba y la da a conocer a su alrededor a cuantos puede. La tierra tampoco oculta la sangre de nuestro Redentor, ya que también la Iglesia anuncia el misterio de la redención en todo el mundo. Fíjate también en lo que se añade después: No encierres mi demanda de justicia. Pues la misma sangre de la Redención que se recibe es la demanda de justicia de nuestro Redentor. Por ello dice también Pablo: La aspersión de una sangre que habla mejor que la de Abel. De la sangre de Abel se había dicho: La sangre de tu hermano me está gritando desde la tierra. Pero la sangre de Jesús es más elocuente que la de Abel, porque la sangre de Abel pedía la muerte de su hermano fratricida, mientras que la sangre del Señor imploró la vida para sus perseguidores. 

REFLEXIÓN

La alabanza de la sangre como tema de salvación ha sido proscrita por la sensibilidad en el mundo de hoy. La repugnancia de los genocidios y matanzas, a manos de la humanidad en diferentes lugares y tiempos, ha revuelto el estómago y lo sigue revolviendo . Pero con mayor razón se habla de una sangre que no grita sino que perdona, y fin del conflicto. Tenemos en nuestro poder la poción mágica de la paz de las guerras: la sangre pacífica, la sangre perdonadora, la que no persuade de venganza.