lunes, 19 de agosto de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 20 de tiempo ordinario

EZEQUIEL 24, 15-24



COMENTARIO

Hijo de Adán

La Palabra en voz del profeta se erige sobre esquemas de conocimiento antecedente, como sería la historia de otras culturas, de otras sabidurías, purgadas por la fe bíblica, pero importantes para caer en cuenta que la Palabra es una construcción humana inspirada, una colaboración, un pacto, un designio común cuya meta es la Gloria de Dios y la vida plena de la humanidad.

En este proceso la Palabra Jesús de Nazareth se confiesa como última instancia de revelación del designio, punto omega, plenitud de la historia, más allá del cual solo hay apropiación de la Revelación.

Sin embargo hoy se da renuencia a aceptar que todo está dicho, porque desde la teoría de la conspiración, se trata de una afirmación que conviene a quienes la administran e imponen su autoridad ortodoxa, y porque va en contra de la percepción que la novedad es una constante en el proceso de desarrollo humano.

se murió mi mujer

Inexplicablemente para una lógica humana se le avisa al profeta que no haga duelo aunque se arrebate a su mujer. Que se pliegue a un designio superior. 

Esa mirada más allá que se procesa con dolor en carne propia y en sufrimiento es una sabiduría que requiere de asistencia. 

Alguien tiene que soplarnos al oído una palabra convincente de esperanza cuando el sentido de la existencia palidece.

"¿Quieres explicarnos qué nos anuncia lo que estás haciendo?"

Es el desafío para la fe: entender el acontecimiento.

voy a profanar mi santuario, vuestro soberbio baluarte, el encanto de vuestros ojos, el tesoro de vuestras almas.

os consumiréis por vuestra culpa y os lamentaréis unos con otros

Se nos pide una libertad, se nos orilla a ella. A no apegarnos y cortar o dejar que los lazos caigan, confiados en el designio del Señor

La propia palabra contra su memorial. Pero es que profanará lo ya profanado por la iniquidad.

Es la pregunta que hemos de hacernos ante el escándalo que el Señor nos plantea cuando se ausenta, o sentimos que se ausenta, como las noches del alma o las desolaciones. Qué hice para llegar a esta situación de alejamiento?

Dice Ignacio que hay que interrogarse mucho, porque para su espiritualidad, nosotros somos responsables de obstaculizar con nuestras aficiones desordenadas el brillo del Espíritu.

no lloraréis ni haréis luto

No parece posible una situación así en la que no se haga duelo ante una pérdida. Pero hay calamidades que son tan impactantes y masivas que no hay espacio para el duelo personal, porque las energías se gastan en asistir, ayudar, socorrer, salvar lo que se pueda, para no perder todo.

Y, cuando suceda, sabréis que yo soy el Señor

Quizá el sentido más propio sería que cuando las horas aciagas nos llegan, algo nos dice que por ahí anda el Señor, y que nos enfrentamos al desafío de entender su designio salvífico en medio de la dificultad.

INTERLECCIONAL: DEUTERONOMIO 32


COMENTARIO

Lo vio el Señor, e irritado / rechazó a sus hijos e hijas

Nos molesta hoy hablar así del Señor porque su imagen se ha depurado tanto que de Él solo se afirma pureza de salvación y misericordia. Sin embargo el efecto más frecuente no es la responsabilidad frente a esa misericordia, sino el abuso de la mala acción. 

Es como si la depuración contemporánea hubiera alejado la cercanía compromitente que nos hace vivir la Palabra.

Ciertas explicaciones sobre Dios o teologías pueden, a esta luz, pasar por ángel de luz, que terminan apartándonos astutamente de la experiencia de fe comprometida.

MATEO 19, 16-22



COMENTARIO

Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos

El esfuerzo son los mandamientos de la Ley de Dios, no los preceptos humanos.

La radicalidad de Jesús de Nazareth, Palabra encarnada se muestra una vez más en esta contestación sobre lo bueno.

Nos confundimos con lo bueno, así les pasa a los idólatras o cuando idolizamos.

Por eso Jesús enfatiza que el verdadero bueno, es el Señor, Padre de todos.

Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?"

El primer tramo del peregrinaje es el cumplimiento de los mandamientos. No es poca cosa. Esforzarse a sí lleva a un estándar muy alto, pero en este camino del reino, insuficiente.

Si lo hacemos aprendemos el verdadero bien.

Si no, nos confundimos e idolizamos.Lo correcto que hagamos, no reemplaza la bondad del Padre. Él es el ético, nosotros nos esforzamos, nada más.

Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego vente conmigo".

Desprendimiento y solidaridad en un seguimiento cercano a Jesús de Nazareth.

Dónde, cuándo y cómo se dará esto en nuestras  vidas?

El siguiente paso es más radical, porque compromete el estilo de vida con la pobreza voluntaria, que es el entorno saludable para evitar las idolatrías.

Por eso nuestro tiempo yerra en sus programas políticos que prometen erradicar la pobreza. Lo que se debiera prometer es una dedicación a la pobreza voluntaria, que va de la mano con la solidaridad fraterna.

el joven se fue triste, porque era rico.

Si no configuramos nuestra existencia en el estilo de pobreza, no evitaremos los ídolos y  la tristeza será nuestro alimento cotidiano.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1295317006984585227?s=20


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Lunes 20 de tiempo ordinario

EZEQUIEL 24, 15-24

INTERLECCIONAL: DEUTERONOMIO 32

MATEO 19, 16-22

SAN CARLO ACUTIS DE ASIS



De las homilías de San Gregorio de Nisa, sobre el libro del Qohelet

(Hom. 5 : PG 44, 683-686)

El sabio tiene sus ojos puestos en la cabeza

Si el alma eleva sus ojos a su cabeza, que es Cristo, según la interpretación de Pablo, habrá que considerarla dichosa por la penetrante mirada de sus ojos, ya que los tiene puestos allí donde no existen las tinieblas del mal. El gran Pablo y todos los que tuvieron una grandeza semejante a la suya tenían los ojos fijos en su cabeza, así como todos los que viven, se mueven y existen en Cristo.

Pues, así como es imposible que el que está en la luz vea tinieblas, así también lo es que el que tiene los ojos puestos en Cristo los fije en cualquier cosa vana. Por tanto, el que tiene los ojos puestos en la cabeza, y por cabeza entendemos aquí al que es principio de todo, los tiene puestos en toda virtud (ya que Cristo es la virtud perfecta y totalmente absoluta), en la verdad, en la justicia, en la incorruptibilidad, en todo bien. Porque el sabio tiene sus ojos puestos en la cabeza, mas el necio camina en tinieblas. El que no pone su lámpara sobre el candelero, sino que la pone bajo el lecho, hace que la luz sea para él tinieblas.

Por el contrario, cuántos hay que viven entregados a la lucha por las cosas de arriba y a la contemplación de las cosas verdaderas, y son tenidos por ciegos e inútiles como es el caso de Pablo, que se gloriaba de ser necio por Cristo. Porque su prudencia y sabiduría no consistía en las cosas que retienen nuestra atención aquí abajo. Por esto dice: Nosotros, unos necios por Cristo, que es lo mismo que decir: «Nosotros somos ciegos con relación a la vida de este mundo, porque miramos hacia arriba y tenemos los ojos puestos en la cabeza». Por esto vivía privado de hogar y de mesa, pobre, errante, desnudo, padeciendo hambre y sed.

¿Quién no lo hubiera juzgado digno de lástima, viéndolo encarcelado, sufriendo la ignominia de los azotes, viéndolo entre las olas del mar al ser la nave desmantelada, viendo cómo era llevado de aquí para allá entre cadenas? Pero, aunque tal fue su vida entre los hombres, él nunca dejó de tener los ojos puestos en la cabeza, según aquellas palabras suyas: ¿ Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? Que es como si dijese: «¿Quién apartará mis ojos de la cabeza y hará que los ponga en las cosas que son despreciables?»

A nosotros nos manda hacer lo mismo, cuando nos exhorta a aspirar a los bienes de arriba, lo que equivale a decir «tener los ojos puestos en la cabeza».