miércoles, 28 de agosto de 2024

Miércoles 21 de tiempo ordinario

2TESALONICENSES 3, 6-10. 16-18




COMENTARIO

no tratéis con los hermanos que llevan una vida ociosa y se apartan de las tradiciones que recibieron de nosotros

El contexto de la carta se sitúa originalmente en la expectativa de la segunda venida…que comienza a tardar.

Pablo entretanto sigue las directrices del maestro en su momento: vivir el presente sin especular del futuro.

Es algo que también nos cuesta, cuando la segunda venida ha dilatado 21 siglos y estremece nuestra esperanza, aletargada en la permisividad mundana.

no vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie

El reino de Dios no es holganza y vivir de gorra, sobre los hombros de otros. Sino trabajo honesto y digno. 

Trabajar para ganar dignidad, aunque no se menciona mucho, es el fundamento más sólido de nuestra autoestima, independientemente de si nos muestran o no afecto.

SALMO RESPONSORIAL: 127



COMENTARIO

Comerás del fruto de tu trabajo

Hay un sano orgullo: no ser carga. Es un modo de ser justo. Pero además hay que socorrer al más débil.

Que no desmayemos en seguir caminando a la liberación del trabajo como carga, con sentido de solidaridad y justicia, superando las afecciones desordenadas.

Ésta es la bendición del hombre / que teme al Señor

Hay una bendición que se experimenta en un bienestar de la vida, como fruto del trabajo honrado. No todo se descifra así. Están las pruebas. Pero eso no debe oscurecer lo anterior.

MATEO 23, 27-32




COMENTARIO

parecéis a los sepulcros encalados

Es el negativo de lo anterior: la deshonestidad y la corrupción con apariencia de virtud. Una sospecha de simulación que nos puede alcanzar a muchos, ya que en algún grado encubrimos más de lo que suponemos.

lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes

Es una denuncia que hace pensar en la propia condición de apariencia justa, pero con doble vida, aun por dentro, en pensamientos y deseos recónditos.

edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos. Con esto atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas

un argumento muy agudo que muestra la complicidad en un crimen al participar en el memorial de los asesinados, que organizan los asesinos, individuos y sistemas.

"Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas!"

Se puede condenar la mentalidad y actitud de hoy que censura decisiones anteriores, descalificando las razones que las fundamentaron a la luz de prioridades e intereses actuales. 

Una anacronía ética y de juicio cognitivo, basada en la supuesta superioridad ética actual.

Se avanza poco sin autocrítica honesta dispuesta a enmendar o minimizar los yerros.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1298584835389378561?s=20


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Miércoles 21 de tiempo ordinario

2TESALONICENSES 3, 6-10. 16-18

SALMO RESPONSORIAL: 127

MATEO 23, 27-32

DOCTORES DE LA IGLESIA




De las cartas de San Basilio Magno
(Carta 161, 1-2 al obispo Anfiloquio : PG 32, 630-631)
Actúa con valentía, cual experto timonel

Bendito sea Dios, que en cada generación elige a los que son de su agrado, segrega los instrumentos de elección, y de ellos se sirve para el ministerio de los santos; que también ahora a ti que —según tu propia confesión—nos rehuías no a nosotros, sino la vocación que por nuestro medio sospechabas iba a recaer sobre ti, te ha envuelto en las inextricables redes de la gracia, te ha situado en el corazón mismo de Pisidia, a fin de que pesques hombres para el Señor y saques del abismo a la luz a los que el diablo cazó para que hagan su propia voluntad.

Y puesto que cuantos esperan en Cristo son un solo pueblo, y los que son de Cristo forman una única Iglesia aunque con nombres diversos según los lugares en que se encuentra enclavada, también tu patria chica se goza y se alegra por los designios divinos, y lejos de pensar que ha perdido a uno de sus hijos, está segura de haber adquirido a cambio todas las Iglesias. Lo único que pido a Dios es que, presente, me conceda ver y, ausente, oír tus progresos en la predicación del evangelio y la buena organización de las Iglesias.

Por tanto, actúa con valentía, sé fuerte y avanza al frente del pueblo que el Altísimo ha confiado a tus cuidados. Y cual experto timonel, sortea con ánimo esforzado cualquier tempestad que los vientos de la herejía puedan desatar; mantén tu navío a flote por entre las olas salobres y amargas de doctrinas adulteradas; confía en la bonanza que el Señor producirá tan pronto como suene una voz capaz de despertarlo, e increpe al viento y al oleaje.

Mi ya larga enfermedad me lleva a marchas forzadas al inevitable desenlace. Por tanto, si quieres venir a verme no esperes que te señale una fecha, pues bien sabes que para el corazón de un padre ningún momento es inoportuno para abrazar a su amado hijo, y que el afecto sincero vale más que cualquier discurso.

No te me quejes de que el cargo es superior a tus fuerzas. Pues si debieras sobrellevarlo tú solo, no sólo sería pesado, sino sencillamente intolerable. Pero si el Señor te ayuda a llevarlo, encomienda al Señor tus afanes, que él te sustentará.

Consiénteme un consejo, uno solo: cuida, por lo que más quieras, de no dejarte arrastrar por las malas costumbres como los demás, antes bien procura —con esa sabiduría que Dios te ha dado— convertir en bien los resultados reprobables que ellos precedentemente obtuvieron. Cristo, en efecto, te envió no para que sigas a los otros, sino para que tú mismo camines al frente de los que se salvan.

Te ruego además que pidas por mí, a fin de que, si todavía sigo con vida, sea juzgado digno de verte juntamente con tu Iglesia; si, por el contrario, recibo la orden de partir ya de aquí, para que os veamos allá arriba junto a Dios a ti y a tu Iglesia: a ésta como a vid rebosante de buenas obras, y a ti como a experto agricultor y empleado solícito que ha distribuido a sus horas la comida a la servidumbre, recibiendo la recompensa debida al administrador fiel y cuidadoso.

Todos los que están conmigo saludan a tu piedad. Te deseo salud y gozo en el Señor. Que él te conserve iluminado por los dones del Espíritu y la sabiduría.Del libro de las Confesiones de san Agustín, obispo

SAN AGUSTÍN
(Libros 7,10.18;10, 27: CSEL 33,157-163. 255)
¡Oh eterna verdad, verdadera caridad y cara eternidad!

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Habiéndome convencido de que debía volver a mí mismo, penetré en mi interior, siendo tú mi guía, y ello me fue posible porque tú, Señor, me socorriste. Entré, y vi con los ojos de mi alma, de un modo u otro, por encima de la capacidad de estos mismos ojos, por encima de mi mente, una luz inconmutable; no esta luz ordinaria y visible a cualquier hombre, por intensa y clara que fuese y que lo llenara todo con su magnitud. Se trataba de una luz completamente distinta. Ni estaba por encima de mi mente, como el aceite sobre el agua o como el cielo sobre la tierra, sino que estaba en lo más alto, ya que ella fue quien me hizo, y yo estaba en lo más bajo, porque fui hecho por ella. La conoce el que conoce la verdad.

¡Oh eterna verdad, verdadera caridad y cara eternidad! Tú eres mi Dios, por ti suspiro día y noche. Y, cuando te conocí por vez primera, fuiste tú quien me elevó hacia ti, para hacerme ver que había algo que ver y que yo no era aún capaz de verlo. Y fortaleciste la debilidad de mi mirada irradiando con fuerza sobre mí, y me estremecí de amor y de temor; y me di cuenta de la gran distancia que me separaba de ti, por la gran desemejanza que hay entre tú y yo, como si oyera tu voz que me decía desde arriba: "Soy alimento de adultos: crece, y podrás comerme. Y no me transformarás en substancia tuya, como sucede con la comida corporal, sino que tú te transformarás en mí."

Y yo buscaba el camino para adquirir un vigor que me hiciera capaz de gozar de ti, y no lo encontraba, hasta que me abracé al mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, el que está por encima de todo, Dios bendito por los siglos, que me llamaba y me decía: Yo soy el camino de la verdad, y la vida, y el que mezcla aquel alimento, que yo no podía asimilar, con la carne, ya que la Palabra se hizo carne, para que, en atención a nuestro estado de infancia, se convirtiera en leche tu sabiduría por la que creaste todas las cosas.

¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva tarde te amé! Y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de ti.