Domingo 24 de tiempo ordinario
Eclesiástico 27,33-28,9
30 Rencor e ira son también abominables, esa es la
propiedad del pecador.
1 El que se venga, sufrirá venganza del Señor, que cuenta
exacta llevará de sus pecados.
2 Perdona a tu prójimo el agravio, y, en cuanto lo pidas,
te serán perdonados tus pecados.
3 Hombre que a hombre guarda ira, ¿cómo del Señor espera
curación?
4 De un hombre como él piedad no tiene, ¡y pide perdón
por sus propios pecados!
5 El, que sólo es carne, guarda rencor, ¿quién obtendrá
el perdón de sus pecados?
6 Acuérdate de las postrimerías, y deja ya de odiar,
recuerda la corrupción y la muerte, y sé fiel a los mandamientos.
7 Recuerda los mandamientos, y no tengas rencor a tu
prójimo, recuerda la alianza del Altísimo, y pasa por alto la ofensa.
8 Absténte de disputas y evitarás el pecado, porque el
apasionado atiza las disputas.
9 El pecador enzarza a los amigos, entre los que están en
paz siembra discordia.
COMENTARIO
El furor y la cólera son odiosos; el pecador los posee
En la
cultura globalizada actual sin embargo son emociones apreciadas. Están a la
base de las protestas de los activistas. Se vienen dando muestras intensas de
ellas por todas partes. Una primera ojeada parece retener la impaciencia:la
gente está harta de ser victimizada por los gobiernos, por las autoridades de
todo tipo, por el secreto impuesto durante generaciones, por el crimen y la
violencia, por las exclusiones de diferente tipo.
Este
fenómeno parece desmentir la eficacia del perdón, tolerancia, aceptación de las
negatividades. Es como si los cristianos y antiguos cristianos hubieran tomado
un extracto del pensamiento nitzcheano, y sintieron vergüenza de ser sufridos y
pacíficos, porque eso no ha sido eficaz para erradicar el mal y el sufrimiento.
Es como
una onda amplia de desesperanza que va contagiando personas y regiones. Un
clamor desbordado e irritado. Un imperativo casi impuesto con exigencia, que
parece haber contaminado el clamor de los pobres reconocido en 1968 por los
documentos de Medellín, inspirados en el libro del Éxodo.
Será que
en ese clamor global que parece voz del Espíritu, se puede colar también el mal
espíritu de la decepción y la desesperanza?
Como si
más importante que aguardar una solución justa, sea desahogar el malestar,
aunque el problema subsista.
Del vengativo se vengará el Señor y llevará estrecha cuenta
de sus culpas
Porque
es un círculo infernal del que no se puede casi salir.
Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te perdonarán los
pecados cuando lo pidas.
El
paradigma de oración de Jesús recoge un tema sapiencial del perdón.
No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus
pecados?
Recuerda los mandamientos, y no te enojes con tu prójimo; la
alianza del Señor, y perdona el error.
Salmo responsorial: 102
COMENTARIO
y no olvides su beneficios
Él perdona todas tus culpas
No está siempre acusando / ni guarda rencor perpetuo
Reconocer
ante el Señor nuestra actitud intolerante en ocasiones, y persistir en nuestra
murmuración y atribución de bajas motivaciones a otros.
Romanos 14,7-9
7Porque ninguno de nosotros
vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo. 8Pues si vivimos, para el Señor
vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Por tanto, ya sea que vivamos o
que muramos, del Señor somos. 9Porque para esto Cristo murió
y resucitó, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos
COMENTARIO
en la vida y en la muerte somos del Señor
Ir
cayendo en cuenta de esta posesión y pertenencia.Es como nuestro ecosistema en
el que encontramos el calor, la humedad, la energía, el oxígeno para crecer.
Mateo 18,21-35
21Entonces acercándose Pedro,
preguntó a Jesús: "Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que
yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?" 22Jesús le contestó: "No te
digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
23"Por eso, el reino de los
cielos puede compararse a cierto rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 24"Al comenzar a
ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10,000 talentos (216 toneladas
de plata). 25"Pero no teniendo él con
qué pagar, su señor ordenó que lo vendieran, junto con su mujer e hijos y todo
cuanto poseía, y así pagara la deuda. 26"Entonces el siervo cayó
postrado ante él, diciendo: 'Tenga paciencia conmigo y todo se lo pagaré.' 27"Y el señor de aquel
siervo tuvo compasión, lo soltó y le perdonó la deuda. 28"Pero al salir aquel
siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía 100 denarios (salario de
100 días), y echándole mano, lo ahogaba, diciendo: 'Paga lo que debes.' 29"Entonces su consiervo,
cayendo a sus pies, le suplicaba: 'Ten paciencia conmigo y te pagaré.' 30"Sin embargo, él no
quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagara lo que debía. 31"Así que cuando sus
consiervos vieron lo que había pasado, se entristecieron mucho, y fueron y
contaron a su señor todo lo que había sucedido. 32"Entonces, llamando al
siervo, su señor le dijo: 'Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque
me suplicaste. 33'¿No deberías tú también
haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti?' 34"Y enfurecido su señor,
lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. 35"Así también Mi Padre
celestial hará con ustedes, si no perdonan de corazón cada uno a su hermano."
COMENTARIO
"No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces
siete.
Jesús
rompe frecuentemente desde la perspectiva del Reino nuestros puntos éticos de
referencia. Nuestros paradigmas y modelos lo encontramos en él:perdón sin
agotamiento hasta el último suspiro.Aunque otros grupos hayan dado
orientaciones, él los supera a todos en radicalidad, pero en la entrega, la
fraternidad.
¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como
yo tuve compasión de ti?"
Esperamos
en el Señor que todos los casos conocidos se encuentren en estas coordenadas,
para vivir el agrado del Señor.
Porque con
algunos se siente por momentos como una
losa, un peso, una fatiga, que esconde y nubla el agrado y la liviandad del
Señor.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual
no perdona de corazón a su hermano.
Perdonar
de corazón a los hermanos que me agravian o parecen agraviarme, se arrepientan
o no, se acojan o no a un perdón.
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