BEATO CARLO
SALMO 34(33)
Bendigo al Señor en todo momento,
/ su
alabanza está siempre en mi boca;
/ mi alma se
gloría en el Señor: / que los
humildes lo escuchen y
se alegren
Los humildes son aquellos cuya actitud
de fe los hace capaces de esperanza, a
pesar de la adversidad y vivir al límite de
sus defensas.
Poderlo bendecir en todo momento,
señal es de fortaleza del Espíritu, en y
por nuestro espíritu.
De gratis, sin estar seguros de nada,
tontamente fiados del Señor, a los ojos
no creyentes.
Los creyentes alabando sin parar, son
para el mundo una invitación y un
ánimo, para mirar y buscar un sentido
ulterior.
El reto consiste en contrastar la
alabanza de la boca con las obras en los
creyentes. Porque las malas obras dañan
y echan al traste tal invitación.
Los que se vacunan contra el virus del
olvido del Designio del Señor, son los
conscientes cuyo prestigio es el Señor,
los desprendidos del apego a la criatura
que escuchan, y en esa pobreza
experimentan gozo.La humildad del humilde le da
prudencia para escuchar y vivir: así se
alegra.
Los humildes escuchan la alabanza y se
alegran. Tienen sensibilidad para ese tipo
de relación: lo que atañe al Señor y su
reconocimiento.
Reconocerlo es vivir el gozo de su
presencia en nuestra vida. Su presencia
está tejida de lo significativo que es y
cómo nos apoya e impulsa.
Un bien que se disfruta y engrandece
porque se busca compartir.
Un problema a resolver es cómo
compartirlo, para que sea y nos sea
creíble. Porque vivimos bajo la sospecha,
unos con otros y otras, y nos cuesta ser
sencillos y simples.
Es un don que debemos favorecer:
escuchar al Señor con alegría y preferirlo
a nosotros mismos.
Porque la Palabra los defiende. Y la
Palabra es para ellos, que saben
escuchar.
Porque escucharla es poner, como
Abraham. más la confianza en Él que en
las propias fuerzas.La convocatoria es para ellos, para que
los humildes perseveren como familia de
Dios.
Los pobres en un sentido histórico[1]salvífico son
quienes muestran tal
capacidad de desprendimiento que
esperan del Señor su salvación, y
proceden a compartir esa esperanza con
los demás.
Porque el pan que se comparte con el
hambriento, el vestido con el desnudo, el
tiempo con el enfermo y encarcelado, y
toda obra buena llevan el profundo
significado de potenciar para la
esperanza.
A su vez el favorecido por la obra
buena, clava el significado del sentido
del Espíritu de Dios en la propia vida,
llevando a relativizar todo lo que no sea
Él.
Que son los permanentes humillados
por su aparente debilidad y fracaso a los
ojos del mundo del estatus.
Al superar la pobreza económica los
pobres no deben olvidar la fuerza que los
habita desde su debilidad, para proseguir
en la alegría del Señor.Solo ellos, los humildes, detectan el
sentido profundo de la vida, la historia,
la existencia, por su vivencia del Señor.
Contempladlo, y quedaréis
radiantes
El efecto de la contemplación de la
historia de salvación persistentemente
es la irradiación en el espíritu de la
fuente de energía que es el Señor y su
Palabra.
Nos carga como lo hacen las pilas
eléctricas, haciéndonos capaces de soltar
esa carga en las oportunidades y
coyunturas en las que se requiere la
energía del Espíritu para renovar la
creación, los corazones y toda
organización salida de la libertad
humana.
Yo consulté al Señor, y me
respondió, / me libró
de todas mis ansias
La fe orante nos va calmando y
serenando a su tiempo para darnos
perspectivas alternas a las que nos llevan
a la desesperación. El sujeto orante se va
transformando en sujeto creyente.
Un beneficio más que sicológico, una
serenidad basada en su conducción, un
abandono surgido del dejarse llevar.
Si el afligido invoca al Señor, él
lo escucha / y lo
salva de sus angustias. / El ángel
del Señor acampa /
en torno a sus fieles y los
protege
Los creyentes tenemos un
compromiso de ser voz para fortalecer la
voz de los afligidos, y persuadir la
escucha del Señor a seguirse inclinando y
acampando alrededor nuestro, mediante
la oración frecuente, sincera, autocrítica,
con fe viva.
Si hoy la opinión pública es más
favorable a mostrarse activamente a
favor de ciertos derechos de los pobres
es porque el Espíritu activa más las
conciencias y éstas son más receptivas a
la Palabra que junta fe con justicia.
Gustad y ved qué bueno es el Señor
El señor como buen terapeuta nos
libra si cooperamos desde nuestras
angustias, que aceleran nuestro deseo de
muerte.
Gustar de Él es parte de la conversión
de nuestra totalidad: cuerpo, mente y
espíritu.
Así como la ciencia encuentra
plausible la interconexión e
intercomunicación cuerpo y mente, se da
la de cuerpo y espíritu pasando por la
mente.
Ignacio de Loyola lo intuía cuando en
sus meditaciones incluye la aplicación de
sentidos, que a primera vista parece una ingenuidad, pero vista con más
detenimiento nos interna en la
perspectiva de la unidad que somos:
cuerpo, mente y espíritu.
los ricos empobrecen y pasan
hambre, / los que
buscan al Señor no carecen de nada
Se trata de una prudencia que se
adquiere por experiencia del Espíritu y
permite ir más allá de tener mucho o
poco.
Como la indiferencia ignaciana del
Principio y Fundamento: es una
prudencia que permite vivir con
sabiduría.
os instruiré en el temor del
Señor;
El Señor es alguien para tomar en
serio. Una relación nuclear de la
existencia. Un interpelante que no
admite que lo ignoren.
¿hay alguien que ame la vida / y
desee días de
prosperidad?
Guarda tu lengua del mal, / tus
labios de la
falsedad; / apártate del mal, obra
el bien, / busca la
paz y corre tras ella
Una mejor vida, una vida sabia, no es
asunto de magia instantánea, sino de
Espíritu.
Cuando uno grita, el Señor lo
escucha / y lo libra
de sus angustias; / el Señor está
cerca de los
atribulados, / salva a los
abatidos
Las apreturas del camino nos impulsan
a clamar por ayuda. Al Señor le gusta que
le clamemos. Ama servirnos en nuestra
salvación
No hay comentarios:
Publicar un comentario