Sábado, IX
Santo Tomás de
Aquino Comentario al evangelio de san Juan 14,2
Cristo
en persona es el camino, por esto dice: Yo soy el camino. Lo cual tiene una
explicación muy verdadera, ya que por medio de él podemos acercarnos al Padre.
Mas, como este camino no dista de su término, sino que está unido a él, añade:
Y la verdad, y la vida; y, así, él mismo es a la vez el camino y su término. Es
el camino según su humanidad, el término según su divinidad.
REFLEXIÓN
Aquí se utiliza el caudal
de la regla de oro de la tradición antecedente: si Dios no se hizo hombre, el hombre
no se hizo (ni podrá añadimos) hacerse Dios. Verdad y Vida pertenecen en cuanto
definitivos y absolutos valores a la Divinidad, y sólo una unión verdadera y
completa del hombre Jesús con Dios nos permiten accederlas.
En este sentido, en cuanto hombre, dice: Yo
soy el camino; cuanto Dios, añade: Y la verdad, y la vida, dos expresiones que
indican adecuadamente el término de este camino. Efectivamente, el término de
este camino es la satisfacción del deseo humano, y el hombre desea
principalmente dos cosas: en primer lugar, el conocimiento de la verdad, lo
cual es algo específico suyo; en segundo lugar, la prolongación de su
existencia, lo cual le es común con los demás seres. Ahora bien, Cristo es el
camino para llegar al conocimiento de la verdad, con todo y que él mismo
persona es la verdad: Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad.
Cristo es asimismo el camino para llegar a la vida, con todo y que él mismo en
persona la vida: Me enseñarás el sendero de la vida. Por esto, el evangelista
identifica el término de este camino con las nociones de verdad y vida, que ya
antes ha aplicado a Cristo. En primer lugar, afirma que él es la vida, al decir
que en la Palabra había vida; en segundo lugar, afirma que es la verdad, cuando
dice que era la luz de los hombres, ya que luz y verdad significan lo mismo. Si
buscas, pues, por dónde has de ir, acoge en ti a Cristo, porque él es el
camino: Éste es el camino, camina por él. Y san Agustín dice: «Camina a través
del hombre y llegarás a Dios». Es mejor andar por el camino, aunque sea
cojeando, que caminar rápidamente fuera de camino. Porque el que va cojeando
por el camino, aunque adelante poco, se va acercando al término; pero el que
anda fuera del camino, cuanto más corre, tanto más se va alejando del término.
REFLEXIÓN
La calificación del
evangelista supone su experiencia y testimonio. En Jesús, escuchando su latido
cuando reclinaba su cabeza en él, sintió una vida, sintió que era y daba vida.
Escuchando sus palabras cuando se dirigía a ellos, a otros, y a él mismo en
privado, sintió la verdad, más que la información. Sintió la solidez de la
convicción.
Si buscas a dónde has de ir,
adhiérete a Cristo, porque él es la verdad a la que deseamos llegar: Mi paladar
repasa la verdad. Si buscas dónde has de quedarte, adhiérete a Cristo, porque
él es la vida: Quien me alcanza la vida y goza del favor del Señor. Adhiérete,
pues, a Cristo, si quieres vivir seguro; es imposible que te desvíes, porque él
es el camino. Por esto, los que a él se adhieren no van descaminados, sino que
van por el camino recto. Tampoco pueden verse engañados, ya que él es la verdad
y enseña la verdad completa, pues dice: Yo para esto he nacido y para esto he
venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Tampoco pueden verse
decepcionados, ya que él es la vida y dador de vida, tal como dice: Yo he
venido para que tengan vida y la tengan abundante.
REFLEXIÓN
No habría espacio para la
omisión, o evitamiento de la posición de Jesús como piedra angular, no importa
y no obstante sean muchos los que aún no refieren a él el sentido profundo de
sus vidas y la redención definitiva de sus pueblos y culturas.
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