lunes, 5 de julio de 2021

PALBABRA COMENTADA

 

LUNES 14 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Génesis 28,10-22ª



REFLEXIÓN

Y tuvo un sueño: Una escalinata apoyada en la tierra con la cima tocaba el cielo. Ángeles de Dios subían y bajaban por ella. El Señor estaba en pie sobre ella y dijo

"Qué terrible es este lugar; no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo."

entonces el Señor será mi Dios, y esta piedra que he levantado como estela será una casa de Dios.

En este texto se realzan tres partes interrelacionadas: el sueño, con un símbolo que parece pertenecer al patrimonio simbólico humano: la escalera, que toca los dos extremos opuestos, cielo y tierra, y permite su comunicación.

Invita a reflexionar sobre el anhelo de trascendencia radical que anida en el ser humano.

En segundo lugar, aparece el reconocimiento del misterio en la tierra que permite hacer la experiencia de la trascendencia.

Lo que abona la elección de un pueblo por parte del Dios de la multitudinaria descendencia y la tierra prometida.

Por último se destaca el criterio para verificar la autenticidad del sueño y su conclusión: que se dé la protección de Jacob en su viaje, y regrese sano y salvo.

Salmo responsorial: 90



REFLEXIÓN

 

Dios mío, confío en ti

Cuando en el camino que vamos haciendo logramos subir por colinas y bajar por valles, la visión del entorno varía: unas veces se extiende lejos y gana una vivencia de amplitud. Otras veces se reduce, y gana una vivencia de estrechez. Incluso unas y otras denotan experiencia de luz ambiental diferentes.

Así en el caminar espiritual hay signos como las altitudes de las colinas, que nos confortan con luminosidad y expansión de la confianza en el Señor. Entonces nos cuesta realizar que se trata de un signo provisional, un aliento para la fatiga del camino, una contribución para fortalecer la confianza en Él. Pero el caminar no ha terminado. El final será cuando lo determine su voluntad. Y nuestra paciencia es el tributo de aceptación a su Designio.

Mateo 9,18-26



REFLEXIÓN

"Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá". Jesús lo siguió con sus discípulos.

Jesús de Nazareth plasma en un cuadrante del tiempo y el espacio una muestra de la naturaleza íntima del Dios que nos está enseñando a amar, cuando sigue con toda  condescendencia y sencillez al que le pide por su hija, hasta donde ella se encuentra.

Parece un contraste con la imagen que tenemos sobre los favores que pedimos a una divinidad, en la que los peticionarios acuden para ser oidos.

Una lección para nuestra manera de pedir al Señor por nuestras necesidades, graves o menores. Él nos sigue hasta donde lo necesitemos, porque está enfocado en nuestro bienestar.

Si ésta fuera nuestra experiencia, lo que menos haríamos es buscar al Señor para que hiciera el milagro de la revivificación.

Así de excluída aparece la intervención benéfica puntual del Señor en nuestra existencia.

Vivimos más bien bajo el horizonte mental de esa exclusión del milagro como más compatible con la realidad.

Pero, es la realidad? O es como la queremos hacer en consonancia con nuestra liberación de mitos? No será más bien la intención del Señor dársenos en amor, bondad y beneficios en nuestra vida cada vez más? Somos de poca fe.

"¡Ánimo, hija! Tu fe te ha curado."

Hacemos muy poco por nuestra curación y otras bondades. Apelamos con inhibición a Jesús de Nazareth, quien se proclamó escala entre el cielo y la tierra.

Su disponibilidad para recibirnos a la hora que sea por el motivo que sea no tiene medida.

Así nos convence, nos habla al corazón, que Él es misericordia y compasión, justicia y derecho. De nosotros depende tomarle la Palabra.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1412000845068185601?s=20

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