De la carta de san Policarpo, obispo y mártir, a los Filipenses(Caps. 12,1-14: Funk 1, 279-283)
QUE JESUCRISTO OS HAGA CRECER EN LA FE Y EN LA VERDAD
Estoy seguro de que estáis bien instruidos en las sagradas Escrituras y de que nada de
ellas se os oculta; a mí, en cambio, no me ha sido concedida esta gracia. Según lo que se
dice en estas mismas Escrituras, si os indignáis, no lleguéis a pecar: que la puesta del sol
no os sorprenda en vuestro enojo. Dichoso quien lo recuerde; yo creo que vosotros lo
hacéis así.
Que Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, y el mismo Jesucristo, pontífice eterno e
Hijo de Dios, os hagan crecer en la fe y en la verdad con toda dulzura y sin ira alguna, en
paciencia y en longanimidad, en tolerancia y castidad; que él os dé parte en la herencia de
los santos, y, con vosotros, a nosotros, así como a todos aquellos que están bajo el cielo
han de creer en nuestro Señor Jesucristo y en su Padre que lo resucitó de entre los
muertos.
Orad por todos los santos. Orad también por los reyes, por los que ejercen autoridad,
por los príncipes y por los que os persiguen y os odian, y por los enemigos de la cruz; así
vuestro fruto será manifiesto a todos, y vosotros seréis perfectos en él.
Me escribisteis, tanto vosotros como Ignacio, pidiéndome que, si alguien va a Siria,
lleve aquellas cartas que yo mismo os escribí; lo haré, ya sea yo personalmente, ya por
medio de un legado, cuando encuentre una ocasión favorable.
Como me lo habéis pedido, os enviamos las cartas de Ignacio, tanto las que nos
escribió a nosotros como las otras suyas que teníamos en nuestro poder; os las
mandamos juntamente con esta carta, y podréis sin duda sacar de ellas gran provecho,
pues están llenas de fe, de paciencia y de toda edificación en lo que se refiere a nuestro
Señor. Comunicadnos, por vuestra parte, todo cuanto sepáis de cierto sobre Ignacio y sus
compañeros.
Os he escrito estas cosas por medio de Crescencio, quien siempre os recomendé y a
quien ahora os recomiendo de nuevo. Entre nosotros se comporta de una manera
irreprochable, y lo mismo, espero, hará entre vosotros. Os recomiendo también a su
hermana para cuando venga a vosotros.
Estad firmes en el Señor Jesucristo, y que su gracia esté con todos los vuestros. Amén.
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