Martes 15 de tiempo ordinario
Isaías 7, 1-9
REFLEXIÓN
Y se agitó su corazón y el del pueblo, como se agitan los
árboles del bosque con el viento
Una de
las frases más hermosas, literariamente hablando en sentido estético, que
muestra el genio de la lengua semítica.
La
imagen es la expresión del miedo y del terror que congelan el corazón, la
bravura, la motivación para seguir adelante, y que por experiencia conocemos
que es superior a nuestras fuerzas en algunos momentos.
Son
difíciles coyunturas para elevar el corazón al Señor y reaccionar.
De este
trance no se excluyó ni Jesús de Nazareth, cuando asumió su pasión.
Porque
el terror que invade nuestras entrañas ante ciertas situaciones límite puede
ser también ofrecido por fe a la misericordia del Señor y desde allí recibir la
fortaleza.
Una
bella expresión literaria, una comparación que en pocas palabras transmite un cúmulo
de sentimientos alrededor del miedo.
La
expresión humana es como un servicio al Espíritu Trascendente del Señor quien
comunica su presencia, su dominio, su juicio.
Somos
hombres y temerosos ante el riesgo de la desgracia y de la muerte. En momentos
de impotencia con apariencia final- nos dice la Palabra de Dios -el corazón
temeroso se puede volver al Señor en busca de seguridad y confianza.
"¡Vigilancia y calma! No temas, no te acobardes ante
esos dos cabos de tizones humeantes
Aunque tramen tu ruina
Óptimo
remedio contra nuestra paranoia e hipocondría, patrimonio de nuestro tiempo
plagado de riesgos, porque así también se etiqueta la sociedad actual: sociedad
de riesgo, por la violencia generalizada y multiforme y las malas nuevas
globalizadas.
Si no creéis, no subsistiréis
Sin
comentario. Dejemos resonar en nuestro interior este anuncio como una mantra.
Es el “no tengan miedo” de la pascua de Jesús resucitado.
Salmo responsorial: 47
REFLEXIÓN
Grande es el Señor y muy digno de alabanza
No con
la grandeza de nuestros rascacielos y monumentos, modernos zigurats (torres
babilonias).
Sino por
la cualidad y riqueza de su intervención en la historia, nuestra historia.
El monte Sión, vértice del cielo
Un punto
desde donde se acerca el cielo del cosmos, asumido por los antiguos como morada
de la divinidad. Por eso eran tan apetecidos los altos cerros para ubicar
altares y ofrendas.
Jerusalén,
como roca de Sión también se encuadró en una perspectiva de acercamiento de la
divinidad, antes de ser ciudad de David. Y fascinó como baluarte de seguridad a
sus pobladores, que la creyeron imbatible como Yavé.
Jerusalén
sucumbió en su momento y la fe bíblica hubo de aprender la Trascendencia del
Señor, por la disociación dolorosa de Él respecto de Jerusalén y su templo.
Otra
bella expresión que transmite la unión del Trascendente con un espacio de su
predilección.
Si
tomáramos el signo del pobre de nuestros tiempos, diríamos que es nuetro
vértice en Latinoamérica.
Lugar
donde toca su trascendencia en Jesús de Nazareth.
Mirad: los reyes se aliaron / para atacarla juntos; / pero,
al verla, quedaron aterrados / y huyeron despavoridos
Un poder
sale con y por ellos. Hay un inicio de justicia en los grupos que asumen la
causa del pobre.
En el
camino hay muchos posibles desvíos y corrupción de la intención primera. Sólo
la vigilancia, y la asunción con fe, justicia y amor, de las dificultades,
pruebas y conflictos, puede ir depurando y dando paso al poder del Espíritu.
Mateo 11, 20-24
REFLEXIÓN
se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho
casi todos sus milagros, porque no se habían convertido
Porque
el milagro es signo para la fe. Y la fe viva es la que opera la conversión, el
cambio de mente, de actitud, de perspectiva en la relación con el Señor y el
prójimo.
el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti
Por las
señales, portentos, maravillas obradas, sin que cambien su decisión, su opción
fundamental, el sentido de la vida.
Vamos
recibiendo gracias y bendiciones que se balancean con pruebas y angosturas,
para que se produzca un crecimiento hacia el Señor.
Pero
tales favores no son una garantía irrevocable de coronación exitosa, porque
nuestra contribución y colaboración se espera, en algún porcentaje.
Por
tanto, nunca dejamos de ser responsables en cierta proporción y medida.
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