Sábado 30 de tiempo ordinario
Año Par
Filipenses 1, 18b-26
REFLEXIÓN
porque sé que esto será para mi bien
La
Palabra aporta a la existencia cotidiana un sentido de seguridad, de confianza
y serenidad, no obstante que se reconozca la existencia de insinceridades y
dobles intenciones en el mundo.
No
vivimos de la especulación, ni el desasosiego que pone oidos a todo rumor
inquietante, sino que nos afincamos en la fe en el acompañamiento del Señor
cuyo designio sigue adelante, y con él nosotros.
Cristo será glorificado abiertamente en mi cuerpo, sea por
mi vida o por mi muerte.
Incluso
en el peor de los casos, el de mi muerte, según la Palabra, todo se ordena para
glorificarme en la gloria de Jesús, al ser parte de su cuerpo por la fe.
Esta
pertenencia e identidad implica un proceso de Espíritu Santo. Un hacerse según
los tiempos del Señor, al que nos debemos disponer con gozo y paciencia.
Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si
el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger
Sólo
el amor apostólico, el servicio al Reino y al designio son para Pablo motivo
para prolongar su vida, si lo ponen a elegir.
S.Ignacio
en sus ejercicios nos propone a nuestra generosidad espiritual la tercera
manera de humildad, que es la elección que llegamos decidir motivados en la
identificación más actual a Jesús crucificado.
Un
apóstol da su vida por el servicio, pero desea prolongar su vida si con eso se
hace un mayor servicio. Es el amor al prójimo en su máxima expresión.
Salmo responsorial: 41
REFLEXIÓN
¿cuándo entraré a ver / el rostro de Dios?
Lucas 14,1.7-11
REFLEXIÓN
Notando que los convidados escogían los primeros puestos,
Jesús actúa como un buen
educador: observando una situación y buscando que emerja de ella una lección
cercana y comprensible.
todo el que se enaltece será humillado,
y el que se humilla será enaltecido
Se
relaciona con los fariseos, educadores también, que ejercen un poder con su
ciencia, pero que también discriminan, dictando
lo que debe ser.
Solo
una perspectiva desde la fe que tenga como prioridad el designio y su servicio
podrá ayudarnos en esta consigna de contra-cultura: todo el que se enaltece
será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
Solo
una consigna así hecha vida nos hará fuertes en nuestra autoestima frente al
coro del mundo que nos dice que somos perdedores.
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