miércoles, 17 de mayo de 2023

 


San León Magno Sermón sobre la Ascensión del Señor 1,2-4

Aquellos días, queridos hermanos, que transcurrieron entre la resurrección del Señor y su ascensión no se perdieron ociosamente, sino que durante ellos se confirmaron grandes sacramentos, se revelaron grandes misterios. En aquellos días se abolió el temor de la horrible muerte, y no sólo se declaró la inmortalidad del alma, sino también la de la carne. Durante estos días, gracias al soplo del Señor, se infundió en todos los apóstoles el Espíritu Santo, y se le confió a San Pedro, después de las llaves del reino, el cuidado del redil del Señor, con autoridad sobre los demás. Durante estos días, el Señor se juntó, como uno más, a los dos discípulos que iban de camino y los reprendió por su resistencia a creer, a ellos, que estaban temerosos y turbados, para disipar en nosotros toda tiniebla de duda. Sus corazones, por él iluminados, recibieron la llamad de la fe y se convirtieron de tibios en ardientes, al abrirles el Señor el sentido de las Escrituras. En la fracción del pan, cuando estaban sentados con él a la mesa, se abrieron también sus ojos, con lo cual tuvieron la dicha inmensa de poder contemplar su naturaleza glorificada

REFLEXIÓN

La Pascua como periodo litúrgico se dedica a celebrar y catequizar el modo profundo de la fe, para que aprecie la vida nueva donada por el Resucitado de la que participa mediante signos que iluminan, dan conocimiento y sabiduría, nutren, ayudan a fraternizar y a pacificar. Se puede llegar a la aceptación del sentido de la cruz de cada uno, absorbiendo al crucificado ahora glorificado.

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