PALABRA COMENTADA
Viernes 20 de tiempo ordinario
Año Par
Ezequiel 37, 1-14
REFLEXIÓN
Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y, cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu, y viviréis; os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago.
Aspiramos a tener el sabor del Señor, Aquél que dice y hace.
Es posible desde la opción fundamental tratar de ponernos en la actitud de renuncia total, pero en los hechos más bien irnos apegando otra vez, y las veces que hayamos propuesto volver a la renuncia total, por debilidad o amor fácil, no lo mantenemos.
¿Estaremos siendo fieles al Señor, o burlando su voluntad? Es sabiduría o capricho?
Una vez gustamos la sabiduría del Señor, nos viene casi sin darnos cuenta una sensibilidad espiritual para sentir su paso, sus señales, su voluntad. Se da con frecuencia al sorprendernos con sus maravillas salvadoras en las coyunturas históricas que lo necesitamos.
Salmo responsorial: 106
REFLEXIÓN
Pero gritaron al Señor en su angustia, / y los arrancó de la tribulación
La angustia va consistiendo en un miedo a vivir con menos, y al límite, y llegar a faltarle al compromiso con nuestra familia.
Mateo 22,34-40
REFLEXIÓN
""Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Se trata de un primer mandamiento y uno segundo, pero semejantes, es decir, de igual rango.
En qué? En amar: agapao. Amor de preferencia, que implica a la persona. No es amor sólo de afecto como Fileo.
Así amar a Dios por sí mismo, amar al prójimo por sí mismos, porque son dignos de amor, y no excusas ni propaganda para amarlos.
Ambos ágapes se relacionan estrechamente como vasos comunicantes. Si crece uno, crece el otro. Si merma uno, merma el otro.
Somos una familia y amarnos unos a otros, en ágape, entraña que hay amor para todos y cada uno.
Este es el núcleo duro de la ley, los profetas y Jesús de Nazareth.
De la palabra revelada y encarnada de Dios.
Su mandato, su voluntad, su beneplácito, su gloria.
Si respecto a cualquier prójimo se procediera con un bien obrar intencional, deberíamos aplicar el discernimiento espiritual de segunda semana, de los ejercicios espirituales ignacianos, para personas que van haciendo la lucha por ser mejores.
Quizás más que pecar se pretende hacer bien las cosas. Pero, viene el enemigo y se mezcla.
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Viernes 20 de tiempo ordinario
Año Par
Ezequiel 37, 1-14
Salmo responsorial: 106
Mateo 22,34-40
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