miércoles, 4 de noviembre de 2020

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 31 de tiempo ordinario

Filipenses 2, 12-18

12Así que, amados míos, tal como siempre han obedecido, no sólo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocúpense en su salvación con temor y temblor. 13Porque Dios es quien obra en ustedes tanto el querer como el hacer, para Su buena intención.
14Hagan todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones, 15para que sean irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo, 16sosteniendo firmemente la palabra de vida, a fin de que yo tenga motivo para gloriarme en el día de Cristo, ya que no habré corrido en vano ni habré trabajado en vano. 17Pero aunque yo sea derramado como libación (ofrenda líquida) sobre el sacrificio y servicio de su fe, me regocijo y comparto mi gozo con todos ustedes. 18Y también ustedes, les ruego, regocíjense de la misma manera, y compartan su gozo conmigo.



COMENTARIIO

seguid actuando vuestra salvación con temor y temblor, porque es Dios quien activa en vosotros el querer y la actividad para realizar su designio de amor.

Podemos parafrasear este mensaje en esta otra forma:

Porque es Dios quien activa en nosotros el querer y la actividad para realizar su designio de amor, seguid actuando vuestra salvación con temor y temblor.

Y cuál sería la diferencia? El énfasis práctico se pondría en lo que está de último: actuar con temor y temblor.

De parte de la Palabra la revelación nos confirma que el Señor activó, que ya tomó la iniciativa de llamarnos y hacernos capaces, que su Espíritu está con nosotros.

Pero si nos conocemos y tenemos alguna experiencia de nosotros mismos, deberemos tener conciencia de nuestra debilidad para secundar ese llamamiento y esa gracia.

De ahí el temor y temblor. No en cuanto al Señor, sino en cuanto a nosotros, porque nuestra libertad herida nos puede fallar.

Es un mensaje tradicional cristiano que arranca desde el evangelio: orad y velad para no caer en tentación, porque el espíritu está pronto pero la carne es débil.

El espíritu es activado por la Palabra pero nuestra debilidad puede interferir con esa activación y abortarla. Por eso hay que trabajar con temor y temblor, sin fiarnos completamente de nosotros mismos.

La ciencia sicológica nos ha confirmado cuán sutil es nuestro autengaño diario y conocernos es una conquista que se debe ir haciendo con discernimiento y sabiduría humana y espiritual.

Se trata de entablar una colaboración que se desarrolla en el tiempo justo para que se den los efectos salvíficos oportunos.

Tal colaboración no está automáticamente armonizada sino que se desarrolla históricamente, en el tiempo de las contingencias.

sea sin protestas ni discusiones

Que diría hoy el evangelizador Pablo a la reacción que parece más y más común: la protesta. La protesta es moda.

en medio de una gente torcida y depravada, entre la cual brilláis como lumbreras del mundo, mostrando una razón para vivir

Como en todas las épocas de la historia los hombres y mujeres han ido encontrando metas sociales y personales que les dan una razón para vivir.

Y también muchos quedan en las cunetas del camino de la vida cuando esas razones se desinflan por diferentes circunstancias.

Pero si vivimos con temor y temblor, vigilantes y confiados en la Palabra, nos mantendremos como luz en medio de las culturas. Y podremos apoyar para que los desviados recuperen un sentido de vida más veraz.

En el diálogo entre gracia y libertad humana, aquella funciona como principio activo al que ésta ofrece condiciones de posibilidad para su despliegue.

Será un testimonio para un sentir que cunde incluso entre los que han hecho profesión de obediencia.?

Salmo responsorial: 26



COMENTARIO

mi luz y mi salvación

porque le das dimensión y perspectiva a las realidades creadas.

El Señor es la defensa de mi vida, / ¿quién me hará temblar?

El único que me debería hacer temblar soy yo mismo en mi debilidad. Me haré más fuerte mientras más lo reconozca.

Lucas 14, 25-33

25Grandes multitudes acompañaban a Jesús; y El, volviéndose, les dijo: 26"Si alguien viene a Mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser Mi discípulo. 27"El que no carga su cruz y Me sigue, no puede ser Mi discípulo. 28"Porque, ¿quién de ustedes, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla? 29"No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, 30diciendo: 'Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar.' 31"¿O qué rey, cuando sale al encuentro de otro rey para la batalla, no se sienta primero y delibera si con 10,000 hombres es bastante fuerte para enfrentarse al que viene contra él con 20,000? 32"Y si no, cuando el otro todavía está lejos, le envía una delegación y pide condiciones de paz. 33"Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser Mi discípulo.



COMENTARIO

mucha gente acompañaba a Jesús;

Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío

Jesús arroja una bomba para desalentar a los seguidores falsos, ingenuos, oportunistas y calculadores.

Siempre estará así: zarandeando para que despertemos de nuestro seguimiento falso y nos enfrentemos a la decisión de seguirlo en serio. Dando garantías con sinceridad y entrega.

Nos libera de nuestras falsedades y poses.

Quien no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío

Por eso muchos que acompañaban a Jesús no eran discípulos, no llevaban su cruz.

No caminaban con temor y temblor por la conciencia de su debilidad.

Nuestro mundo está eufórico con la experiencia de libertad renovada generacionalmente.

Una libertad con poca conciencia de su herida y debilidad.

Por eso las decisiones débiles de esa libertad son sancionadas como afirmación de una libertad eximida.

La cruz implica asumir la libertad tal como se ha de vivir en la carne débil, y preservarla y vigilarla para mantenerse en el designio del amor que nos ha donado el Espíritu.

el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío

La cruz que carguemos y que nos hace discípulos de Jesús, consiste en renuncia a los apegos. Esta renuncia opera a medida que amamos al prójimo.

Esto purifica nuestra libertad para el amor auténtico. Le da alas.

Nos fortalece en medio del temor y temblor que significa nuestra debilidad probada.

Qué esperamos entonces? Amemos.

Jesús arroja una bomba para desalentar a los seguidores falsos, ingenuos, oportunistas y calculadores. Siempre estará así: zarandeando para que despertemos de nuestro seguimiento falso y nos enfrentemos a la decisión de seguirlo en serio y dando garantías de sinceridad y entrega.

Nos libera de nuestras falsedades y poses fingidas, destinadas a la imagen que ambicionamos sirva para el consumo

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1323948878933184518?s=20

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Miércoles, XXXI semana

San Cirilo de Jerusalén Catequesis 5, Sobre la fe y el símbolo 10-11

La fe, aunque por su nombre es una, tiene dos realidades distintas. Hay, en efecto, una fe por la que se cree en los dogmas y que exige que el espíritu atienda y la voluntad se adhiera a determinadas verdades; esta fe es útil al alma, como lo dice el mismo Señor: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio; y añade: El que cree en el Hijo no está condenado, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida. ¡Oh gran bondad de Dios para con los hombres! Los antiguos justos, ciertamente, pudieron agradar a Dios empleando para este fin los largos años de su vida; mas lo que ellos consiguieron con su esforzado y generoso servicio de muchos años, eso mismo te concede a ti Jesús realizarlo en un solo momento. Si, en efecto, crees que Jesucristo es el Señor y que Dios lo resucitó de entre los muertos, conseguirás la salvación y serás llevado al paraíso por aquel mismo que recibió en su reino al buen ladrón. No desconfíes ni dudes de si ello va a ser posible o no: el que salvó en el Gólgota al ladrón a causa de una sola hora de fe, él mismo te salvará también a ti si creyeres. La otra clase de fe es aquella que Cristo concede algunos como don gratuito: Uno recibe del Espíritu hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. Esta gracia de fe que da el Espíritu no consiste solamente en una fe dogmática, sino también en aquella otra fe capaz de realizar obras que superan toda posibilidad humana; quien tiene esta fe podría decir a una montaña, que viniera aquí, y vendría. Cuando uno, guiado por esta fe, dice esto y cree sin dudar en su corazón que lo que dice se realizará, entonces este tal ha recibido el don de esta fe. Es de esta fe de la que se afirma: Si fuera vuestra fe como un grano de mostaza



COMENTARIO

Se nos han entregado tradicionalmente verdades para ser creídas, por fieles creyentes, quizás no del todo íntegros y coherentes, por lo que advertimos fallas estamos tentados de escándalo y tropiezo. Pero la fidelidad y humildad en recibir y asumir nos potencia en la receptividad del don de la fe que obra maravillas, y crece portentosamente y se multiplica. Una fe que no se contenta en seguir y poseer, sino que empuja a contemplar y comunicar, y poner obras que sean señales del reino presente.