jueves, 7 de enero de 2021

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

7 de enero después del Domingo de Epifanía

San Pedro Crisólogo Sermón 160

Aunque en el mismo misterio del nacimiento del Señor se dieron insignes testimonios de su divinidad, sin embargo, la solemnidad que celebramos manifiesta y revela de diversas formas que Dios ha asumido un cuerpo humano, para que nuestra inteligencia, ofuscada por tantas obscuridades, no pierda por su ignorancia lo que por gracia ha merecido recibir y poseer. Pues el que por nosotros quiso nacer no quiso ser ignorado por nosotros; y por esto se manifestó de tal forma que el gran misterio de su bondad no fuera ocasión de un gran error. Hoy el mago encuentra llorando en la cuna a aquel que, resplandeciente, buscaba en las estrellas. Hoy el mago contempla claramente entre pañales a aquel que, encubierto, buscaba pacientemente en los astros. Hoy el mago discierne con profundo asombro lo que allí contempla: el cielo en la tierra, la tierra en el cielo, el hombre en Dios, y Dios en el hombre; y a aquel que no puede ser encerrado en todo el universo incluido en un cuerpo de niño. Y, viendo, cree y no duda; y lo proclama con sus dones místicos: el incienso para Dios, el oro para el Rey, y la mirra para el que morirá. Hoy el gentil, que era el último, ha pasado a ser el primero, pues entonces la fe de los magos consagró la creencia de las naciones. Hoy Cristo ha entrado en el cauce del Jordán para lavar el pecado del mundo. El mismo Juan atestigua que Cristo ha venido para esto: Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Hoy el siervo recibe al Señor, el hombre a Dios, Juan a Cristo; el que no puede dar el perdón recibe a quien se lo concederá.



REFLEXIÓN

Para la catequesis patrística, es evidente que los signos anuncian un cumplimiento, y casi automáticamente se debe dar una lectura de asentimiento a la divinidad en Jesús de Nazareth. Hoy no vivimos la lectura con esa ecuación o igualdad. Tenemos otra mentalidad en general poco dispuesta a ver amigablemente la divinidad, porque más bien hemos acumulado muchos reclamos, por los cuales no queremos darle entrada a su salvación prometida. La fe que opera esta visión requiere ser solicitada ferviente y humildemente para ser recuperada.

miércoles, 6 de enero de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles Después de Epifanía

1Juan 4,11-18



REFLEXIÓN

si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros

El fundamento de la fraternidad es la convicción, más que un sentimiento, que todos somos amados de Dios.

Por eso dice el evangelio del mismo nombre, que Jesús dijo: que los reconozcan, que digan “Miren cómo se aman”.

La violencia fratricida, que consiste en guerras, feminicidios, infanticidios, homicidios, genocidios, suicidios, es como un torrente maligno con el que desayunamos cada mañana, a través de los medios de comunicación.

Es el anti-reino en constante asedio para desvirtuar esta convicción de amarnos unos a otros porque Dios nos ha amado.

La conversión evangélica a esta Palabra implica superar supuestas estrategias salvadoras de la violencia como son las ideologías: de género, sexuales, económicas, culturales, políticas y demás, las cuales se inspiran más en la revancha o el mesianismo, que en el amor compasivo mutuo de hermanos.

Un testimonio de verdadera estrategia a favor del reino se muestra en personas dedicadas al servicio de los más vulnerables, que no pueden reciprocar, porque en ellos se aprecia el amor fraterno, sin interés ni ambición ni retaliación.

Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud

La consigna diaria de nuestra oración inspirada en la Palabra deberá ser para recibir la gracia del amor en plenitud, que es la visibilización del Señor en forma de amor fraterno.

Un extremo al que se había llegado: amar a los otros sólo por Dios. Otro extremo al que hemos llegado: amar a los otros sólo por ellos.

En este extremo como en el otro, Dios queda fuera. Es un amor que distorsiona al Dios vivo.

En Jesús encontramos una integración resplandeciente del amor al Padre en la persona de los demás. Pero un amor libre, dispuesto a la compasión y a la interpelación.

Mantener la plenitud del amor a Dios en el amor a los demás pobres pecadores, es obra del Espíritu con el cual colaboramos.

Esta colaboración implica una sincera y constante autocrítica, una humilde aceptación de la sana crítica, una seguridad en el buen obrar bien intencionado.

en que nos ha dado de su Espíritu

Por eso nuestro diario vivir entraña una escucha alerta al movimiento del Espíritu en nosotros y nuestro entorno.

Nuestro amor es en seguimiento de la iniciativa del Señor Jesús en cuyo Espíritu nos movemos y somos.

Es una iniciativa constante como un diálogo que se da frecuentemente. Se puede decir que es el sentido profundo de nuestra existencia, amanecer para seguir dialogando.

damos testimonio

Nuestra crítica ha llegado hasta el extremo de minusvalorar que alguien del nuevo testamento llegue a ser un testigo veraz, objetivo, capaz.

Más bien usamos la distancia cultural para descalificarlo, tomando sus aseveraciones como el fruto de la ingenuidad mitológica de su cultura.

Quien confiese

En nuestra mentalidad de especialización hemos llegado a desmembrar lo que se encontraba unido en totalidad operativa.

Así confesar hoy se vive como un asunto de palabra meramente.

En su contexto bíblico la confesión era existencial además de vivencial. Todo confesaba: palabra y acción, la pertenencia, la identidad, la intencionalidad. La definición se daba en el conjunto de la existencia.

Incluso hoy hemos llegado a dar más credibilidad a lo que no sabemos y decimos pero por lo que inconscientemente actuamos. Y así descartamos lo consciente y responsable.

hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.

Constantemente debemos acudir a este pensamiento de salud mental: conocer que Dios nos ama.

Es el salvavidas de muchos, para redimirse de unas fuerzas que tienden a la muerte por falta de amor.

Es el déficit que encontramos y clamamos en cantidad de situaciones familiares: no hay amor.

Es el caldo de cultivo del ateísmo operativo de muchos: el desamor recibido que obstaculiza la vivencia del amor del Señor.

Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él

Además de don es tarea. Por el amor se lucha desde el amor. O dicho en otra forma: porque luchamos, amamos. Y porque amamos, luchamos

quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor.

No temamos amar al hermano, porque genera violencia fratricida.

Toda forma de crimen es resultado del temor a perder en la guerra por el poder y el dominio.

Cuando nos amemos como hermanos y experimentemos al Señor y lo hagamos visible, nuestro amor será pleno y no temeremos porque habremos desistido del dominio sobre otros.

Leer esta palabra deja una impresión en el corazón: como de alivio, de consuelo, de ánimo y esperanza, de fortaleza, de aceptación y entrega.

Como si se nos diera una motivación para inflamar al resto de la humanidad con este amor aliciente, y como si con este mensaje fuera suficiente para cambiarlo todo.

Salmo responsorial: 71



REFLEXIÓN

para que rija a tu pueblo con justicia, / a tus humildes con rectitud

Necesitamos multiplicar testimonios de ejercicio de servicio en vez de dominación para promover la fraternidad. El testimonio se reconoce en la rectitud con los vulnerables.

Él librará al pobre que clamaba, / al afligido que no tenía protector; / él se apiadará del pobre y del indigente, / y salvará la vida de los pobres.

Es una conducta concreta en el testimonio de los seguidores de Jesús.

Porque el poder que se pide para el líder es para hacer justicia a quien no tiene quien se la haga. En la medida que es un go´el(vengador de sangre) es un ungido.

Marcos 6,45-52

 


REFLEXIÒN

Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús en seguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar

Jesús hace vida la experiencia de la oración después de un servicio, quizá para que sus discípulos sepan salirse de la toxicidad del poder como dominio, capaz de alimentar mesiánicamente las multitudes.

Podemos sentir la necesidad de oración de Jesús, en un contexto de realización.

El acto de poder y servicio que acaba de realizar, lo ha hecho en nombre de su Padre a quien ha invocado.

Ahora se vuelve al Padre para agradecer que lo haya hecho. Y que él haya estado lo suficientemente conectado a su voluntad, que haya mediado la bendición de la multiplicación del pan, no por el prodigio, sin por haber alimentado a la multitud con hambre.

Y no sólo por haberlos alimentado, sino para que ellos puedan ir a a un sentido más profundo de fe, y contemplen en el pan recibido y en el hambre saciada, el amor de Dios, que cambia las realidades.

Los prodigios no tienen sentido sino al servicio de este mensaje.

Viendo el trabajo con que remaban, porque tenían viento contrario

Entró en la barca con ellos, y amainó el viento

Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque eran torpes para entender.

Mientras Jesús continúa dando signos de servicio, su discípulos no alcanzan a descifrar que su maestro rehuya la dominación del poder que manifiesta.

Si los más inmediatos colaboradores de Jesús debieron pasar por un proceso para desinstalar la dominación y convertirse en hermanos que se aman, nosotros también debemos asimilar que esta conversión requiere un proceso que puede tomar tiempo.

Y así somos: torpes para entender que sus prodigios están en función del servicio que quiere hacer a las vulnerabilidades humanas.

Pero en ellos invita a la contemplación del amor del Padre, en quien no hay temor.

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