lunes, 13 de septiembre de 2021

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Lunes, XXIV semana

San Agustín Sermón sobre los pastores 46,3-4


A vos, adolescente que no te rendís en las caídas. A vos, joven que te animás a más, que no dejas de soñar. A vos, adulto que no te dejás robar la esperanza. A vos, que te animás a apostar a lo de Dios sin saber a dónde lleva. DEDICAtoria Padre Juampi

Oigamos, pues, lo que la palabra divina, sin halagos para nadie, dice a los pastores que se apacientan a sí mismos en vez de apacentar a las ovejas: Os coméis su enjundia, os vestís con su lana; matáis las más gordas y, las ovejas, no las apacentáis. No fortalecéis a las débiles, ni curáis a las enfermas, ni vendáis a las heridas; no recogéis a las descarriadas, ni buscáis las perdidas, y maltratáis brutalmente a las fuertes. Al no tener pastor, se desperdigaron y fueron pasto de las fieras del campo. Se acusa a los pastores que se apacientan a sí mismos en vez de a las ovejas, por lo que buscan y lo que descuidan. ¿Qué es lo que buscan? Os coméis su enjundia, os vestís con su lana. Pero por qué dice el Apóstol: ¿Quién planta una viña, y no come de su fruto? ¿Qué pastor no se alimenta de la leche del rebaño? Palabras en las que vemos que se llama leche del rebaño a lo que el pueblo de Dios da a sus responsables para su sustento temporal. De eso hablaba el Apóstol cuando decía lo que acabamos de referir. Ya que el Apóstol, aunque había preferido vivir del trabajo de sus manos y no exigir de las ovejas ni siquiera su leche, sin embargo, afirmó su derecho a percibir aquella leche, pues el Señor había dispuesto que los que anuncian el Evangelio vivan de él. Y, por eso, dice que otros de sus compañeros de apostolado habían hecho uso de aquella f facultad, no usurpada sino concedida. Pero él fue más allá y no quiso recibir siquiera lo que se le debía. Renunció, por tanto, a su derecho, pero no por eso los otros exigieron algo indebido: simplemente, fue más allá.

REFLEXIÓN

Cuando un testimonio de vida se hace un modelo, los que no alcanzan a serlo, aunque trabajen bien, son comparados por lo que dejan de hacer, no por lo que hacen. Una crítica que mide por el mismo rasero a todos, se apodera de la opinión común. El colectivismo mental está agazapado en cualquiera, y no permite la unidad en la diferencia. Pero el evangelio nos habla de diferencias, aun como buena tierra.

domingo, 12 de septiembre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

DOMINGO 24 de tiempo ordinario

Isaías 50, 5-9ª



REFLEXIÓN

El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me aplastaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos

Desde lo profundo hacia la superficie del ser emerge la docilidad, que es un plegarse sin humillación, a la voluntad transmitida por la Palabra. Las fuerzas del Espíritu toman el lugar de las propias y los terrores enmudecen. Ya todo es posible.

Tengo cerca a mi defensor,

Indefenso pero defendido, pequeño pero protegido. No está la grandeza sino en la sombra que cobija, en el aura que resplandece, en Aquel que camina con el elegido.

la espalda a los que me aplastaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal,/ sabiendo que no quedaría defraudado

Seguir a Jesús es correr su suerte. Hay que hacer espacio a esta realidad y disponerse, aunque haya miedo. Hacer fuerza que El estará en ese momento. Es por su causa, por seguirlo. No es la búsqueda de la humillación sino del evangelio, y su consecuencia la persecución.

Salmo responsorial: 114


REFL


EXIÓN

caí en tristeza y angustia

De allí surge la sabiduría sobre lo que somos en realidad, nuestro verdadero tamaño.

Ignacio de Loyola saca provecho de la desolación como mensajero de nuestra debilidad y nuestra cosecha. Eso somos sin nuestro valedor.

el Señor guarda a los sencillos: / estando yo sin fuerzas, me salvó

Una sencillez consistente en la verdad de uno mismo sin disfraz, ni evasión.

Santiago 2, 14-18



REFLEXIÓN

decir que tiene fe, si no tiene obras

Equivale a los prenotandos ignacianos en la contemplación para alcanzar amor: el amor ha de ponerse más en las obras que en las palabras.

¿Es que esa fe lo podrá salvar?

Y así salvación adquiere el sentido pleno de la realidad que se transforma lejos de cualquier tipo de retórica vana.

¿de que sirve?

No presta servicio a la salvación una fe así, porque no da respuesta al necesitado.

"Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe."

Nuestro mundo preocupado por la brecha de todo tipo: riqueza, educación, tecnología, está histérico con la religión que no sirve y la repudia.

Pero la religión no se borra, sino permanece agazapada. Porque la plenitud está en fe y obras.

Alguno dirá: "Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe."

Centrarse en una fe desnuda para la unión con Dios, puede desviarlo a uno de la preocupación por las obras a favor del necesitado. Una mística así descentrada aumenta el egoísmo y no establece la solidaridad. Una mística de unión con Dios mediante la fe procura tener en su centro la solidaridad: cómo la practican los místicos profesionales?

Arrostrar la prueba que viene por el seguimiento, por fe, es también una obra, una muestra de la actitud profunda.

Marcos 8, 27-35



REFLEXIÓN

Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie

Tantos mesías había ido surgiendo que un mesías más resultaba engorroso, quizá peligroso, como equivalente de problema y conflicto.

La tesis de una redacción de Marcos sobre un secreto mesiánico, puede tener base en la vida de Jesús, en su preocupación por su seguridad, no por el malentendido. Jesús iría cobrando conciencia del riesgo de su accionar, para él y los suyos. Y usaría la prudencia, la táctica de bajo perfil, al menos en parte. Por amor a los que le seguían, e incluso a los que se beneficiaban.

Se lo explicaba con toda claridad

Jesús precisó instruirlos para que el sentido de su misión se comprendiera mejor.

¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!

Pero como buen maestro humano no cosechó Jesús un buen entendimiento y comprensión en su instrucción, porque ciertas verdades entran por el Espíritu oportunamente.

Los hombres pensamos que sufrir es una desgracia, sobre todo si hay de por medio desprestigio en la sociedad. El qué diràn, el rechazo de los demás es para nosotros un gran deterrente.

Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará

Porque fue Jesús entendiendo que el proceso de cambio de las estructuras mentales y prejuicios que venimos arrastrando por generaciones se puede cambiar oportunamente.

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