Domingo 25 de tiempo ordinario
Sabiduría 2, 12. 17-20
REFLEXIÓN
veamos si sus
palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida
Morir es el último acto de la vida de una persona. Del
creyente se espera un desenlace de creyente, como último testimonio. Incluye la
propia esperanza del que muere para derrotar su propia tristeza y la tentación
de atribuirla a culpa y pecado.
Ver la propia muerte como parte del designio de la Palabra es
un don del Espíritu que inspira la misma. Y es posible ver en algunos casos la
aceptación serena del fin y el gozo por el encuentro cara a cara.
El portento de la intervención de Dios a favor de Jesús fue
después de muerto. Es posible que aun la muerte del justo parezca ingnominiosa
y su justificación tardía
lo condenaremos a
muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él
Jesús de Nazareth como cabeza de columna refuerza en nosotros
el seguimiento con nuestro aporte histórico. En su momento seremos lo que en Él
hayamos logrado ser.
Salmo responsorial: 53
REFLEXIÓN
Oh Dios, escucha mi súplica
Jesús experimentó el silencio de Dios y la postergación
a su súplica. Entretanto asumió la muerte como su voluntad y se plegó.
el Señor sostiene
mi vida
La vida como don del Padre entraña considerar ese don
presente en el desarrollo de la misma hasta su culminación histórica.
Ignacio de Loyola en la contemplación para alcanzar amor
recomienda detenerse en la dinámica presencia del Creador animando, sensando en
toda la creación, como sostén del propio don creado. Alcanzar amor implica
llegar hasta el mismo Padre dando gracias, pero también llenarse del ágape
fraternal que permite compartir la vida apoyándola, respetándola,
expandiéndola.
La muerte es parte de esta etapa de vida y es parte del don
que nos llama a encontrar así su amor.
Santiago 3, 16-4, 3
REFLEXIÓN
Los que procuran la
paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia.
Porque más que justicia y paz, debe ser paz y justicia.
Muchas luchas y batallas por la justicia no se hacen con paz, sino con envidias
y divisiones.
No tenéis, porque
no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a
vuestras pasiones
Cuando la petición no es atendida cabe la posibilidad
de que no sea pura, y o debe purificarse, o debemos abrirnos a la voluntad
mayor de Dios, que es lo mejor de nosotros mismos como personas y como pueblo.
Incluso los colectivos si son de Dios deben hacer el examen
de sus pasiones para que su petición sea bien hecha y reciba respuesta.
Marcos 9, 30-37
REFLEXIÓN
Pero no entendían
aquello, y les daba miedo preguntarle
De dónde sale la indisposición al cambio? Del miedo que
surge, por el apego que nos tenemos a nosotros mismos, en nuestro pensar,
sentir y actuar.
Los ejercicios ignacianos no son una varita mágica para
atraernos sin nosotros el don del Señor. Son ejercicios para quitar de nosotros
lo que impide ese don. Se trata de cultivar una actitud de confrontación y
desafío contra el apego que contamina nuestro corazón y se propaga en nuestra
existencia.
por el camino
habían discutido quién era el más importante
Entretenidos como estaban en sus ambiciones de poder no
hacían suficiente espacio para la instrucción de Jesús. Anulaban su mensaje
para el cambio.
El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge
a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado
Será porque el niño no deja de creer
y esperar de su padre?
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1439562170103173124?s=20