lunes, 8 de noviembre de 2021

BEATO CARLO

 
UNA VIDA DIGNA DEL BAUTIZADO EN JESÚS
De la homilía de un autor del siglo segundo
(Caps. 3,1-4, 5; 7,1-6: Funk 1,149-152)

CONFESEMOS A DIOS CON NUESTRAS OBRAS

Mirad cuán grande ha sido la misericordia del Señor para con nosotros: En primer lugar,
no ha permitido que quienes teníamos la vida sacrificáramos ni adoráramos a dioses
muertos, sino que quiso que, por Cristo, llegáramos al conocimiento del Padre de la
verdad. ¿Qué significa conocerlo a él sino el no apostatar de aquel por quien lo hemos
conocido? El mismo Cristo afirma: Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo
también me pondré de su parte ante mi Padre. Ésta será nuestra recompensa si nos
ponemos de parte de aquel que nos salvó. ¿Y cómo nos pondremos de su parte? Haciendo
lo que nos dice y no desobedeciendo nunca sus mandamientos; honrándolo no solamente
con nuestros labios, sino también con todo nuestro corazón y con toda nuestra mente.
Dice, en efecto, Isaías: Este pueblo me glorifica con los labios, mientras su corazón está
lejos de mí.
No nos contentemos, pues, con llamarlo: "Señor", pues esto solo no nos salvará. Está
escrito, en efecto: No todo el que me dice: "Señor, Señor", se salvará, sino el que practica
la justicia. Por tanto, hermanos, confesémoslo con nuestras obras, amándonos los unos a
los otros. No seamos adúlteros, no nos calumniemos ni nos envidiemos mutuamente,
antes al contrario, seamos castos, compasivos, buenos; debemos también compadecernos
de las desgracias de nuestros hermanos y no buscar desmesuradamente el dinero.
Mediante el ejercicio de estas obras, confesaremos al Señor, en cambio, no lo
confesaremos si practicamos lo contrario a ellas. No es a los hombres a quienes debemos
temer, sino a Dios. Por eso, a los que se comportan mal les dijo el Señor: Aunque vosotros
estuviereis reunidos conmigo, si no cumpliereis mis mandamientos, os rechazaré y os diré:
"No sé quiénes sois. Alejaos de mi, malvados".
Por esto, hermanos míos, luchemos, pues sabemos que el combate ya ha comenzado y
que muchos son llamados a los combates corruptibles, pero no todos son coronados, sino
que el premio se reserva a quienes se han esforzado en combatir debidamente.
Combatamos nosotros de tal forma que merezcamos todos ser coronados. Corramos por

el camino recto, el combate incorruptible, y naveguemos y combatamos en él para que
podamos ser coronados; y, si no pudiéramos todos ser coronados, procuremos acercarnos
lo más posible a la corona. Recordemos, sin embargo, que, si uno lucha en los combates
corruptibles y es sorprendido infringiendo las leyes de la lucha, recibe azotes y es
expulsado fuera del estadio.
¿Qué os parece? ¿Cuál será el castigo de quien infringe las leyes del combate
incorruptible? De los que no guardan el sello, es decir, el compromiso de su bautismo, dice
la Escritura: Su gusano no muere, su fuego no se apaga y serán el horror de todos los
vivientes

domingo, 7 de noviembre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Domingo 32 de tiempo ordinario

1Reyes 17, 10-16



REFLEXIÓN

Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos

La solidaridad de lo que le hace falta, de esta mujer sin el sostén del marido y con un hijo a quien cuidar, es la imagen del desprendimiento que recoge también el evangelio cuando pone de ejemplo a una viuda que da limosna de lo único que le queda para vivir, en comparación a quienes dan de lo que les sobra.

Hemos de reconocer que nos la pone difícil la Palabra en cuanto a la actitud que espera de nuestra conversión al reino. Sin generosidad no es posible la equidad y la fraternidad.

Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías

Mientras no hagamos la experiencia del desprendimiento y la generosidad, no veremos las señales que el Señor multiplica a nuestro alrededor mediante las cuales nos da a entender que estamos en sus manos, que no nos desampara, que cuida de nosotros, que no temamos.

Salmo responsorial: 145



REFLEXIÓN

que hace justicia a los oprimidos

La justicia del Señor tal como nos la revela la Palabra, no se reduce a un desquite, de manera que el que estaba abajo pasa a estar arriba, en venganza de sus antiguos opresores.

Tal parece que aun dispensadores de la Palabra se empantanan en un esquema de la revolución, sangrienta o no, que da paso a un cambio social en el que campea el resarcirse.

La justicia del Señor implica más allá de eso y a pesar de eso una experiencia de familiaridad con el Señor, que pone en efecto un reino de fraternidad y buena voluntad.

Hemos de saludar con esperanza los cambios sociales, pero con discernimiento, para que no se conviertan en meros desquites, y hemos de alegrarnos por toda iniciativa de pacificación, pero con vigilancia, para que no sean subterfugios de más impunidad.

Hebreos 9, 24-28



REFLEXIÓN

imagen del auténtico

En la concepción bíblica imagen no es una mera fiel copia de algo, sino una alusión enigmática, que produce una percepción compleja, y no meramente cognitiva. Es como una adivinanza, un desafío a la comprensión, una afectación a la emocionalidad y libertad.

La imagen pretende transmitir un conocimiento de algo o alguien pero como una vibración que desconcierta. Quizá la parábola sea el género más representativo de la imagen según la mentalidad semítica bíblica.

al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo

Con la saga Jesús de Nazareth somos introducidos en un ámbito o dimensión vital que representa el final de la historia como la conocemos: Jesús es un evento de la historia que se vuelve paradigma para siempre.

De allí nuestra conciencia de simultaneidad con el hecho Jesús de Nazaret, muerto y resucitado. En todo momento, en toda época, su historia será contemporánea a nosotros todo el tiempo.

Un nuevo sentido del tiempo, un nuevo sentido de la historia, un nuevo sentido de la creación, como nueva creación en Jesús.

Por ello Jesús nos puede alentar a descubrirlo en sus imágenes, en sentido bíblico, en el pobre, por ejemplo.

De ahí también que la destrucción del pecado esté en la historia realizada pero simultáneamente en nuestra historicidad abierta, en la que consolidamos esa destrucción con nuestra propia conversión y fraternidad.

Marcos 12, 38-44



REFLEXIÓN

Éstos recibirán una sentencia más rigurosa

En la era de la información, poseer el dominio de la misma, y con ello aprovecharse del que no sabe, es otra forma de injusticia, y merece una sentencia más rigurosa.

Y esto puede suceder a escalas diversas: desde el individuo solitario hasta las grandes corporaciones, pasando por diversas clases de organización.

Quizás a la luz de esta iniquidad podamos entender como oposición, la reacción, también de la misma sociedad de la información, que viola todo secreto para distribuir mejor la información. Es un nuevo género de rebeldía.

Incluso sucede en las familias, en las que los secretos de hechos vergonzosos o menos dignos salen a  la luz, quebrando la armonía y la unidad, pero también purificando la comunicación.

Una contribución a un mundo más justo podría pasar por dedicarse a abrir la información a todo el que la necesite, como una forma de compartir solidariamente lo que se tiene, incluso lo poco que se tenga, como la viuda del evangelio.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1457336205847240705?s=20