Lunes 3 de Adviento
Números 24,2-7.15-17ª
REFLEXIÓN
El espíritu de Dios vino sobre él
Un venir
del Espíritu, que parece irresistible cuando se presenta abultada y
clamorosamente en la conciencia personal o colectiva, como un cambio que hemos
de aprender a conducir.
Aunque
por lo general la inhabitación del Espíritu es de tono más bien sutil, con
mociones suaves, como mediante toques, apoyando, sustentando y corrigiendo un
derrotero.
Se
siente su influjo en la repercusión que los acontecimientos dejan en la psique,
y la impronta que transmiten.
Balaan
no era de Israel, y vino el Espíritu sobre él, porque es de Dios y lo da a
quien quiere, dentro y fuera de sus elegidos para servir.
El
universo se expande, y nos sumergimos en sus constelaciones que se alejan, pero
los alejados somos nosotros. Leer el universo es como la arquelogía de tierra: los
estratos son precedentes de nosotros que pisamos encima, y nosotros seremos
estratos en algún momento.
Somos la
punta de la humanidad que avanza como conjunto, con deficiencias y malestares
periodicos, como ajustes del crecimiento. Algo así es la visión de Teilhard.
El
primer conjunto, la primera pareja humana fue un estrato con su pecado
original, que no dejó mantener la perfección. Jesús es el hombre final que
conduce el avance, pero caemos ocasionalmente en los ajustes.
Hoy este
mundo clama por el ajuste de una mejor distribución. Pero no fracasaremos
porque la creación es buena y la nueva creación es salvada.
Los
científicos que ayudan a leer el universo son como Balaan, porque bendicen el
proyecto humano y de paso, aun negando, alaban al Creador y Salvador.
Lo veo, pero no es ahora, lo contemplo, pero no será pronto
La
Palabra mueve a esperanza y visión de fe, con un tono de paciencia, porque no
se sabe cuándo efectivamente se hará realidad plena.
Hace
descansar en la fidelidad del Señor .
Salmo responsorial: 24
REFLEXIÓN
Señor, enséñame tus caminos
No
podemos cansarnos de ser educados e instruídos por el Espíritu.
Mantenerse
abiertos y sensibles a sus intervenciones, poque El está vivo y es dinámico.
Y el
sufrimiento que genera su conducción, que nos va desarraigando de nuestro amor
propio, es un signo de su paso y un llamamiento a un mayor compromiso de fe y
entrega en la transformación que opera en nosotros.
Los
pecadores, desviados y alejados de su senda, son enseñados, si aceptan ser
dirigidos, conducidos o guiados.
Por
lo tanto la disposición permanente e infinita es por y para que se aprenda, no
para reprobar.
Es
así el Señor el paradigma perfecto de todo educador. Él llega hasta donde
nuestra humildad lo deja.
haz que camine con lealtad
Su
fuerza nos comunica una adhesión, en medio del torbellino emocional de
aferramiento, para permanecer a su lado, con aceptación generosa.
Mateo 21,23-27
REFLEXIÓN
Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los
ancianos del pueblo para preguntarle: "¿Con qué autoridad haces esto?
¿Quién te ha dado semejante autoridad?"
La
autoridad constituída demanda la legitimidad de otra autoridad.
Si el
Señor de Israel había estado detrás de la autoridad constituída, aun con
desvíos, de los israelitas judíos, ahora en Jesús parecía haberse puesto en
contra y confrontarla.
No se trataba de deponerla sino de
purificarla, brindarle la oportunidad de convertirse.
Pero no
dejaba de ser autoridad, ni era desconocida.
No sé si
actualmente la vaticanofobia practicada dentro y fuera de la Iglesia Católica
Romana o latina, es una muestra de la confrontación que la libertad del Señor
Jesús ofrece a los que creen en él, como un proceso de conversión constante.
Tiene
visos de eso, pero también suena a rebeldía y lucha por el poder eclesial,
teológico, pastoral y aun político: las izquierdas progresistas contra las
derechas conservadoras.
En medio
de ello hay que recuperar el sentido de la profecía con secuela política:
convertirse de nuevo a la alianza con el Señor.
El bautismo de Juan ¿de dónde venia, del cielo o de los
hombres?"
Y respondieron a Jesús: "No sabemos
No les
convenía decir que venía de Dios, porque había que convertirse. No les convenía
decir que de los hombres, porque éstos reaccionarían en contra.
Dado el
cálculo de su respuesta, la actitud de fondo equivalía a decir “no nos conviene
responder porque perdemos poder”.
El
aferramiento al poder y no la conversión a la Palabra de Dios era su norte.
Jesús no
escondería su fuente de autoridad, pero la autoridad que le exige una
delegación, falla por la base en su legitimidad, porque no busca la verdad ni
se dispone a encontrarla.
Los señalamientos de los vaticanofobos son respecto a la respuesta
intransigente y sin negociación del papado frente a dilemas éticos de la
actualidad: género, sexualidad, reproducción, cuidado de la vida.
Se
pueden decir muchas cosas, pero no se puede negar que existe cierta coherencia
y consistencia en la doctrina constante, no obstante los ataques furibundos y
ruidosos de los que disienten, y también de las adhesiones literalistas y
extremistas de los que se adhieren.
Actualmente
se estrena en la cúpula una tendencia a la autocrítica y escucha más humilde de
los clamores contra algunas posturas y decisiones del resto de la jerarquía
católica romana.
Parece
el signo del adviento de un Espíritu que suaviza las rigideces y llama a la
conversión del corazón.
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